domingo, 17 de junio de 2018

Una ligera idea de lo ocurrido en Nueva España en 1789

 Guadalajara, 17 de Septiembre de 1789.- Estando el día 18 del pasado [agosto] cavando tierra para la obra del Hospital de Belén que está fabricando extramuros de esta ciudad, inmediato a él se encontró un círculo de piedra que llaman de Castilla, bien puesto, y debajo muchas de las de hormiguero; por lo que entrando la curiosidad se continuó excavando aquel lugar, que daba muestra de ser algún pozo, hasta la profundidad de cinco varas, en que se halló la tierra pura, y a un lado una boca de cueva tapada con piedra, la que habiéndose quitado, se descubrieron los huesos de un cadáver y éstos rodeados de doce figuras de barro fino y fuerte de las que una representaría una especie de Corona real, otra la de una Mitra, otra representaba una mujer, otra un muchacho llorando, y las demás que eran pequeñas figuraban brutos: más adentro de la cueva había tipo de metates sin manos, y muchas ollas y cántaros, como también una porción de caracoles de la mar agujerados y algunos pedernales. Todo lo cual da a entender  ser este el sepulcro de algún principal de los Gentiles que habitaban este Reino antes de su conquista.

 Guanajuato, 30 de septiembre de 1789.- Se han hecho en esta ciudad varias públicas y solemnes rogativas a fin de conseguir de Dios el socorro de las aguas por la mediación de María Santísima bajo el título de la misma y otras imágenes milagrosas cuya falta ha puesto al público en la mayor consternación por ser una de las consecuencias  la alteración del precio del maíz y demás semillas, de que resulta el pronto atraso de las minas.

San Miguel el Grande, 2 de octubre de 1789.- Esta noble villa en desahogo de su amor y lealtad determinó por su Ilustre Cabildo celebrar los funerales Exequias de su Soberano difunto en los días 25 y 26 del pasado mes próximo anterior [septiembre] pasando previamente billetes de convite al venerable Clero, Comunidades y vecinos de distinción. Erigió en la Iglesia Parroquial una lucida pira, que constaba de seis cuerpos, vestidos de paños negros y otros adornos, representando un hermoso mármol: cerraba con una tumbilla cubierta con palio de terciopelo negro guarnecido de galón de plata en que sobre cojín de terciopelo carmesí se colocaron las insignias reales y en el medio un óvalo con una elegante inscripción dando idea de las virtudes del difunto monarca; y así en ella como en los pirámides que ocupaban sus cuatro esquinas se colocaron más de seiscientas luces de media libra para arriba, y veintiocho gruesas anchas. Habiendo comenzado los clamores y doble desde madrugada  del día 25 en todas las iglesias se estuvieron repitiendo todo el día a las horas acostumbradas, acompañando cada clamor en una cámara de competente magnitud: a las cuatro de la tarde pasó el Ilustre Ayuntamiento (asociados en él todos los republicanos bajo mazas) a la Iglesia Parroquial en cuyo cementerio estaba formada una Compañía del Regimiento Provincial del Príncipe; y habiéndose  cantado las vísperas con toda solemnidad por su competente coro de música de todos instrumentos, dijo la oración latina el R.P. Dr. D. Vicente Gallaga, presbítero del Oratorio, con el acierto correspondiente  a su vasta literatura, y se finalizó con un solemne responso, siguiendo los clamores de las horas acostumbradas de la noche.
   El día siguiente  a las nueve se volvió a congregar el mismo lucido concurso  de Religiones, Real Colegio y demás en la expresada iglesia y habiéndose cantado la Vigilia y Misa con la mayor solemnidad, ocupó el púlpito el Dr. D. Ignacio Antonio Palacios, cura de esta villa, desempeñando con igual acierto que el antecedente Orador, su elogio fúnebre. Terminada la función con cinco responsos, se restituyó el Ilustre Ayuntamiento a su Sala Capitular, en donde se había preparado para cantar otro responso una tumbilla cubierta con paño negro e iluminada con cuatro gruesas hachas sobre blandones de plata; y concluido este sufragio, se procedió a la ceremonia del pésame por los individuos distinguidos  que habían autorizado.


Fuente:

Gazeta de México. Tomo III, Núm. 42, del martes 20 de octubre de 1789, México, pp. 406-407

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