El caso de la Hacienda de Santa Ana Pacueco se vuelve muy interesante cuando vemos la dimensión que llegó a adquirir. Una buena cantidad de tierras que abarcaban parte de los actuales estados de Guanajuato, Michoacán y Jalisco. La casa grande cae en Guanajuato, a pocos metros de ahí está el río Lerma que divide a este estado con el de Michoacán y un poco más al norte la división es con Jalisco. Estos son datos que nos darán una idea más clara de la importancia que llegó a tener el lugar:
"La estancia de Santa Ana Pacueco tiene su origen en una merced otorgada el 29 de agosto de 1547, por el virrey don Antonio de Mendoza a doña Ana Rodríguez, vecina de la ciudad de Mechuacán, es decir, Pátzcuaro, de "tres sitios para estancia donde tuviese sus ganados en los chichimecas de la otra parte del río Grande en unos llanos a do dicen Pacueco e Itziparacptío y Patasécuaro y Arameo y Siramudiro y Japacurio".
Doña Ana Rodríguez era natural de Jerez de la Frontera: había pasado junto con su marido, Hernán Gómez de Jerez, "buen jinete", a la Nueva España en la flota de Pánfilo de Narváez. En 1524 Hernán Gomez recibió en encomienda el pueblo de Zacapu. Como otros conquistadores, fijó su residencia en Pátzcuaro. A raíz de su muerte, acaecida en 1536, su viuda, doña Ana, le sucede en la encomienda, En 1547 obtiene la merced de las tres estancias en los chichimecas, es decir, en los llanos del otro lado del río Grande, entre ellas las de Pacueco. La solemne posesión de estas tierras se las da el corregidor de Tlazazalca, Melchor Manso, en presencia del gobernador de Zacapu y de otros principales de dicho pueblo. Doña Ana cedió en dote los derechos de la encomienda de Zacapu a su hija, Juana de Jerez, al casarse con Gonzalo de Ávalos, antes de 1567. En poder de esta familia permaneció el resto del siglo XVII.
Doña Juana, ya viuda, vendió en 1603 en remate todas sus estancias a su hija Gerónima de Ávalos y a su yerno, el ganadero Diego Orozco de Cervantes en 77 mil pesos. A su vez, el nuevo dueño la donó a su hijo, Juan Matías Villaseñor quien, luego de la muerte de su padre, la vende al ganadero de Celaya, Marcos García Sotomayor; para 1613 la da en herencia a su hijo, Gabriel García Sotomayor. Don Gabriel heredó tales estancias pocos años después a su hija, Luisa de Castro, esposa de Pedro de Estrada, también reconocido ganadero de Celaya, De Luisa y Pedro pasaron a poder de su hijo el capitán Alonso de Estrada Altamirano, quien compró las otras tierras al rededor de Santa Ana para formar la gran hacienda.
En 1696 don Alonso murió sin descendencia. Su enrome hacienda quedó por testamento para sus hermanos quienes para repartirse la herencia la pusieron en remate en 1702 [...], dos postores se presentaron, el conde de Miravalle, Alonso Dávalos Bracamonte y Josefa de Estrada Altamirano, hermana del testador. Atendiendo a su mejor derecho se le adjudicó a doña Josefa, pero ésta había hecho postura en realidad no para sí mismo, sino para don Pedro Sánchez de Tagle quien tomó posesión de la propiedad el 20 de febrero de 1704.
En 1696 don Alonso murió sin descendencia. Su enrome hacienda quedó por testamento para sus hermanos quienes para repartirse la herencia la pusieron en remate en 1702 [...], dos postores se presentaron, el conde de Miravalle, Alonso Dávalos Bracamonte y Josefa de Estrada Altamirano, hermana del testador. Atendiendo a su mejor derecho se le adjudicó a doña Josefa, pero ésta había hecho postura en realidad no para sí mismo, sino para don Pedro Sánchez de Tagle quien tomó posesión de la propiedad el 20 de febrero de 1704.
Naturales de Santillana del Mar en España, los Tagle fueron honrados con el marquesado de Altamira [...] al fallecer el primer marqués heredó el título su hija Luisa; ésta casó con su primo Pedro Sánchez de Tagle que fuera marqués consorte. Fue también dueño de la Hacienda de Nuestra Señora del Rosario de Cuisillos. En 1709 compró el mismo don Pedro para doña Ana Zurita, siete sitios de ganado mayor y menor, es decir que nombran Aramutaro, San Marcos, los Corrales, Guándaro, Andamúcuaro, los Ocotes y la Estancia de Marijo que se componían todas de 34 sitos de ganado mayor con 2 caballerías de tierra, es decir, casi todo el Bajío occidental entre Santa Ana y Santa Fe del Río, por la ribera del río Lerma.
Muchos años después, en el siglo XIX, la hacienda se fue fraccionando y vendiendo a muchos de sus arrendatarios. La última pequeña propiedad con la noble finca de la hacienda quedó en manos de Manuel y José Cortés quienes vendieron el casco a don Antonio León Rizo y al arquitecto Manuel Peña Fuentes." (1)
El texto dice que la Hacienda de Santa Ana Pacueco tuvo, en algún momento 34 sitios de ganado mayor, esto equivale a 59 670 hectáreas, aunque se dice que llegó a tener 100 sitios de ganado mayor, esto quiere decir que constaba de 175 500 hectáreas, puedes leer más aquí.
Fuente:
Carrillo Cázares, Alberto. La capilla barroca de la hacienda de Santa Ana Pacueco. Estudios Michoacanos V. El Colegio de Michoacán. Zamora, 1994, pp. 41-44
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