jueves, 21 de junio de 2018

Los caminos de México luego de la guerra de Independencia

 La guerra por la independencia de México apenas había terminado, vendría luego el acto de Consumación celebrado con la entrada triunfal de un realista que se convirtió en insurgente: Agustín de Iturbide. Después ocurrió la proclamación del Imperio y la organización de una nueva nación devastada por once años de enfrentaos. Todos estaba en malas condiciones, los caminos llevaban años sin hacer recibido mantenimiento, hubo una propuesta para su mejora, a cual se publicó como el Ideario Republicano en 1822:

   Se llega como por grados a las útiles empresas de la construcción de los caminos más cortos y cómodos y apertura de los caminos más cortos y cómodos y apertura de los canales fluviales naturales paralelos a los parajes más frecuentados, con el objeto grandioso de animar la agricultura e industria  y facilitar el tráfico y comunicaciones interiores, dando impulso al comercio activo exterior, sin cuyas disposiciones la riqueza y productos de los pueblos no contribuyen sino muy limitadamente la civilización y prosperidad pública.

  El encadenamiento y liga de los caminos interiores con los canales fluviales que se pueden reputar comunicaciones exteriores, cuya empresa, digna de las meditaciones de un hombre de Estado, no parece ser cosa difícil ni costosa, y sus resultados serían de la mayor importancia y trascendencia a toda la república, por la brevedad y economía de tiempo y de gastos en que se traficaría desde el centro a los puertos, por conductos más naturales y expeditos.

  Los ríos Papaloapan, y los de Tula y Pánuco que forman el de Tampico, abren la puerta a las comunicaciones del Atlántico, y los ríos Zacatula y Tololotlán, a los del Pacífico con el centro en todos los sentidos; estos ríos caudalosos en la estación de lluvias pueden admitir hasta cierta distancia de las llanuras internas, a lo menos dos tercios del año, embarcaciones de vapor, y toda la vida barcos chatos tirados a remolque por trenes de mulas y caballos.

  La ejecución de estos caminos a la vez, o prefiriendo los mixtos con relación al Atlántico, darían ser y vida a muchas poblaciones nuevas, y puestos de alojamiento para viajeros y traficantes, que convendrá se arreglen y regularicen desde un principio por agentes del gobierno general o de los Estados respectivos, con tal que en los pasajes aislados no falten guarda caminos encargados del buen orden y policía de las posadas construidas al intento y a ciertas distancias, de la seguridad de los caminantes y cargamentos, y de la recomposición de las vías de cobro de los peajes, para lo cual no nos cansaremos de repetir la utilidad de establecer posadas grandes y seguras donde puedan alojarse no solamente los viajeros, sino las cargas, carros y arrieros bajo techo y llave, prohibiéndose el bárbaro sistema  usado solo en México que estas gentes arranchen a campo raso y en parajes solitarios.

  Sin despreciar el proyecto del ingeniero García Conde, relativo a colocar columnas con inscripciones indicando las distancias y las alturas correspondientes respecto al nivel del mar y adoptar sin excepción el plantío de líneas dobles de árboles adecuados a las cualidades del terreno, conservación y nuevo plantío de los bosques que atraviesan los caminos.

  El gobierno se pusiese al frente y anuencia a los particulares, que por medio de compañías y acciones mediocres proporcionadas a las capacidades y haberes de fondos, se facilitará lo restante, y por este medio recurrir dos o tres compañías empresarias compuestas de la concurrencia del gobierno general, de todos los gobiernos de los estados, municipalidades, corporaciones, gobernaciones, prelados, cofradías, en calidad de accionistas, de todos los propietarios y hacendados, de los comerciantes y mineros y cuantos ciudadanos pudiesen; a cuyas compañías tocaría el cobro, conservación y manejo del capital, nombrado entre todos al efecto, dejando al gobierno únicamente la alta inspección de los caminos, el examen de los parajes y provisión de los ingenieros que pidiese la dirección independiente en lo demás.

  El gobierno prestaría con gran servicio a la nación aplicando una parte del ejército a la apertura de los caminos y canales, adoptando la máxima de los romanos que por este medio dicen, especialmente el censor Flaminius y Augusto, con sus legiones y por sus victorias y conquistas, ha pasado su nombre a la remota posteridad, consiguiendo a la par buenos y gigantescos caminos y el mantenimiento de la disciplina y el vigor de sus soldados.

Fuente:

Ortiz de Ayala, Simón Tadeo. Ideario republicano. En Resumen de la estadística del Imperio Mexicano, 1822. UNAM, México, 1968. pp. 83-84



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