CDMX, 1900. Para entonces la Avenida Bucareli había dejado de ser el límite poniente de la ciudad de México, poco a poco se iría poblando de magníficas construcciones con el afrancesamiento propio de la época. "La avenida Bucareli, conocida anteriormente como paseo de Bucareli y paseo Nuevo, es una avenida que fue inaugurada en la Ciudad de México a fines del siglo XVIII, exactamente hacia el año de 1778, por órdenes del entonces virrey de la Nueva España Antonio María de Bucareli y Ursúa, de acuerdo a un plan de modernización ordenado por él mismo para añadir infraestructura urbana a la entonces capital del virreinato, entre cuyo plan destacaba la creación de una avenida dotada de arboledas y fuentes para la recreación de los habitantes de la ciudad" (Wikipedia).
CDMX, 2018. El fenómeno (o consecuencia) social que a la par del inicio del siglo XXI vivimos, especialmente en las grandes ciudades o en las ciudades cien por ciento turísticas, de la gentrificación se manifiesta con claridad en el inmueble de la esquina de Bucareli con Ayuntamiento, el cual, por suerte fue rescatado y, sin alteraciones en su diseño original (al menos en la fachada) fue revivido. Un loft se rentó ahí, según lo vi en un anuncio inmobiliario.
Creo en esta ocasión podemos parafrasear lo que el monumento al Pípia, símbolo de la ciudad de Guanajuato, que dice "Quedan muchas alhóndigas por incendiar"... en este caso: "quedan muchos edificios por recuperar".
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