Desde hace tiempo, mucho tiempo, he tenido la afición por crear escenarios... efímeros, para colocar ahí santos, adornos, cosas... luego de tres días, una semana o un mes dejan de existir, el agrado de hacerlos está en las ideas que desarrollo para su diseño y en el mucho tiempo que invierto en ir adecuando cada espacio que conformará el altar.
Los objetos, las telas, las he ido acumulando desde hace al menos treinta años. Muchas de las cosas son recicladas y permanecen la mayor parte del tiempo en cajas, algunas las utilizo para el Altar de Dolores, otras para el de Muertos.
En esta ocasión la labor comenzó hace un mes, es decir, en los primeros días de octubre, cuando me invitaron para levantar el Altar en el hotel más nuevo de Salamanca, el Hilton Garden Inn, lo primero fue conocer el espacio para seleccionar el área en donde lo colocaría.
Una vez seleccionada el área implica saber de que mesas, taburetes y lámparas puedo hacer uso, con esto podré hacer la base para ahí idear el diseño completo. Importante es conocer los detalles de los puntos en donde pueda colgar los toldos que servirán de fondo, tengo por norma no clavar, no hacer ni un sólo agujero, solamente utilizar los que ya están o ver de que punto puedo colgar, en base a hilos, los mencionados toldos.
El trabajo sigue en casa, cortar, pegar, coser, bordar, hilvanar, teñir... son muchas horas las que debo invertir para tener listo todo aquello que será utilizado como base, en los distintos niveles que se requieren para logar distintas alturas...
El guión lo tengo ya establecido, la bibliografía es sumamente interesante, comienza con las relaciones de Motolinía, con los estudios de los meses en el calendario ritual usado por los antiguos mexicanos, en lo compilado por Clavijero en su Historia antigua de México; muchos datos que he ido encontrando sobre los rituales de muerte y muertos relacionados en la estupenda colección Historia de la vida cotidiana en México.
Hay que hacer muchas pruebas, de combinación de colores, de texturas, de efectos lumínicos, de reflejantes... esta vez tuve que hacer, incluso, impresiones fotográficas... las flores me las enviarían directamente al sitio...
Varias idas al mercado, a la tlapalería, a la papelería, a la mercería. Luego viene la primera parte de lo más pesado... empacar y acumular las cajas en un solo lugar para de ahí llevarlas al hotel.
En el hotel cuento con un espacio en donde puedo desempacar y seleccionar lo que usaré... ahora si viene el trabajo arduo.
El espacio es transformado...
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