De pronto ese diseño nos remite a una pirámide en Teotihuacán, pero no es así, no estamos en una zona arqueológica, seguimos en La Hacienda. Para que no te confundas, como me sucedió a mi, la gente de la región llama a este lugar así como te lo escribí ayer, La Hacienda, debido al suceso histórico del paso del ejército Insurgente, se le cambió el nombre a Pabellón Hidalgo, pero en realidad el nombre con el que fue fundada fue como Hacienda de San Blas del Pabellón.
Recordarás que también te comentaba de la Sierra Fría, la que está un poco más atrás de esa pared que corona los cerros que hacen un interesante marco al paisaje de La Hacienda, con los escurrimientos que desde esas alturas vienen se decidió crear la presa de San Blas, está a varios kilómetros de distancia, te mentiría con la cantidad, creo 4 o 7, la verdad no lo recuerdo y para evitar una de mis malamente habituales caídas, decidí quedarme con las ganas de conocerla.
Sin embargo, a tan solo unos cien metros hacia el norte de La Hacienda se encuentra otra presa, no tan antigua pero presa al fin, creo que más bien debe ser una represa, está junto al puente, quedan vestigios de que por allí había una puerta que cerraba el paso para gente y ganado que pastaban o caminaban en la zona donde seguramente hubo una época en la que abundaba el agua.
1923 dice la placa, fue cuando se construyó esta presa, insisto, represa y aunque no está tan escondida, de pronto pasa desapercibida cuando caminas por allí.
En la placa que encontramos dentro de La Hacienda, donde se da la lista de los propietarios, dice luego que pasó a ser propiedad federal, esto cuando la construcción de la Presa Calles, que está a unos 15 kilómetros al sur, esa presa fue la que inundó el pueblo de San José de Gracia, supongo que fue entonces que la Secretaría de Recursos Hidráulicos se volvió la propietaria de la Casa Grande de San Blas del Pabellón.
Si no tienes mucha experiencia en esto de meterse a conocer los lugares viejos, abandonados, en ruinas, debes tener cuidado en varias cosas, la primera, la más desagradable de todas las recomendaciones que te pueda hacer es ir viendo muy bien por donde caminas, sucede que por estar abandonados y en ruinas estas construcciones, la gente las toma como letrinas, así que verás por todos lados excrementos humanos, cosa que te causará problemas, por un lado en contraer una enfermedad, esto con el solo hecho de respirar las heces ya secas, y lo peor, cuando la pisas, así que ten cuidado por donde caminas.
Si no tienes mucho sentido de la orientación mejor ni te metas a explorar los caminos, ahora que, si sabes muy bien orientarte, te gusta caminar, llevas agua... no lo pienses más, seguro encontrarás algo sorprendente, solo que... cuidado con los perros, en ocasiones hay unos muy bravos que están protegiendo su territorio y tú eres un extraño para ellos.
Recordarás que dentro de La Hacienda hay un par de enormes y centenarios árboles, llama la atención el pino, pues bien, esa punta verde que ves arriba a la derecha es precisamente ese pino, te darás una idea desde donde estamos viendo ahora a La Hacienda, este arco era un desagüe pues por allí está el baño de la antigua hacienda y estando en el lecho del que fuera un río serviría, seguramente, para desfogar las aguas residuales...
Ahora estamos del otro lado de La Hacienda, la parte norte, allí encontramos esta habitación en ruinas, tal vez era uno de los molinos, queda tan solo el cascarón, ni restos siquiera hay del techo, las piedras de moler, no sé a donde habrán parado, solo vi dos que están en unas esquinas a manera de adorno.
Todo este es el conjunto que presumo era un molino, me refiero a la tercera puerta, la de la derecha, pues las otras dos eran los accesos a la troje, se conserva aun parte de la arcada.
A un ladito de esa construcción quedan las ruinas de una casa, tal vez el encargado de custodiar la zona de almacenamiento de la Hacienda de San Blas.
Te podrás dar cuenta con esta toma la dimensión que tenía esta troje, enorme en verdad, consecuentemente podemos imaginar cuan rica fue La Hacienda al tener varias trojes de tales dimensiones.
Esta es una sección que está entre eso que supongo era el molino y la troje con su enorme arcada, aquí vemos un espacio no tan grande como el de al lado y con el mezquite que ha crecido allí dentro nos podremos dar una idea de cuanto tiempo lleva en ruinas el lugar. (No sé si sea necesario marcarte a todos esos papeles blancos que hay... efectivamente, es papel higiénico usado... ten cuidado cuando camines por esos lugares.)
Nos salimos de ese conjunto y vemos los contrafuertes que sostenían todo el peso, bastante grandes, por cierto, y así de grandes por tener la necesidad de sostener un edificio de tales dimensiones.
Unos pasos más adelante, siempre en dirección norte llegamos a lo que supuse fue una era, pero alguien a quién pregunté me dijo que allí eran los molinos. El diseño me pareció muy interesante, te dejo las fotos que hablan por sí solas.
Entre el presunto molino y troje y el que me dijeron era otro molino encontramos este redondel que, evidentemente, era el cortijo. Por si no tienes el dato, el cortijo era donde se domaban los caballos del hacendado, de allí que sean siempre redondos, para poderlos controlar, estando el caballerango parado al centro y la bestia amarrada con una soga. (En el Bable había un cortijo pequeño, nota al calce que se me vino de pronto a la cabeza.)
Y estas son las sorpresas que todo rancho siempre guarda... un estilo que rebasa el ecléctico y nos lleva de la mano a un surrealismo difícil de comprender. (En ese viaje vi en otro rancho una casa totalmente cubierta de espejos, como iba en el camión no me dio tiempo para sacar la cámara y retratarla pero era algo alucinante... otra nota al calce.)
Así se ve desde la casa surrealista la calle del cortijo, el cual está al fondo a la derecha y el molino y su troje, a la izquierda...
Y esta es una de las piedras del molino que están como mudo testigo de la prosperidad que tuvo la Hacienda de San Blas del Pabellón.
Cuando llegas de la ciudad de Aguascalientes a la Hacienda del Pabellón esto es lo primero que ves, algo que bien podríamos definir con la antigua palabra de "goteras". Las goteras eran los accesos que los pueblos tenían, eso que ahora solo nombramos como " la entrada" antes se le denominaba la gotera... y en la gotera de San Blas nos despedimos de tan bello lugar lleno de historia y de historias...
Y nos montamos, en la que yo insisto en llamar La Combi, pues antes le solía decir Pesero y todos me miraban raro y pensaba que venía del D.F. así que opté por nombrarlas Combis, pero ahora también me miran raro pues les denominan el Colectivo...
Y me queda en el recuerdo esta otra piedra de molino, en donde se dice que aquella tarde del 25 de enero de 1811 don Miguel Hidalgo se sentó largas horas con el semblante un tanto cuanto desencajado pues acumulaba por un lado la triste visión de la derrota en el Puente de Calderón y, por el otro, la destitución del mando del ejército Insurgente que apenas unas horas antes le habían notificado...