miércoles, 13 de marzo de 2013

Las iglesias polícoromas de la Chontalpa. Cupilco, miunicipio de Comalcalco, Tabasco.

    En este día 39 del recorrido estamos llegando al punto central del objetivo de la visita a Tabasco. Luego de que llegué a este punto y me sorprendí con la coloración que hay en cada una de las construcciones, sea por sus colores chillantes que por sus colores carcomidos por la humedad, pensé la majestad que sería ese templo que se ha vuelto la postal oficial de Tabasco y el concepto que rivaliza con Tacotalpan, Veracruz, en lo que a arquitectura vernácula se refiere. No esperé más y pedí instrucciones de como llegar a ese lugar, fue sencillo en realidad pues en el mercado es donde paran los colectivos que para allá van. Es cosa de pagar 6 pesos para llegar a un lugar que te arrebatará todas las ideas que has concebido en torno al gusto por el color en México: Cupilco, Tabasco.

    Esta policromía dista mucho de ser caótica, por el contrario, guarda una armonía bastante particular que bien la podemos ubicar en un punto inicial con los mayas asentados en la Chontalpa por el siglo IX, cuando comenzó su florecimiento máximo; ellos se iban a los colores relacionados a los puntos cardinales y, por consecuencia, a muchas de sus deidades. En la actualidad se mantienen casi el mismo patrón, considerando que hay técnicas modernas en la creación de pinturas y esa paleta usada por acá la clasificamos como colores pastel -a excepción del azul- que dan un tono característico y único a este templo.

    Hay un pasaje en la historia de Tabasco que no es del todo conocido por el resto del país, ese fue encabezado por el gobernador Tomás Garrido Canabal, uno de los políticos mexicanos que tenían ideas muy buenas para aplicar pero que, dentro de ellas aparecía un odio profundo hacia la religión Católica que iba un poco más allá de pensar que la religión es el opio del pueblo, frase acuñada por Marx, y que Garrido llevó a la práctica demoliendo los templos católicos que había en el estado de Tabasco.

    Es por eso que en toda la geografía tabasqueña no sobreviven vestigios de lo construido en tiempos pasados, que, por cierto, no fue mucho, pues, independientemente que por acá no hubo minas, por ende oro y plata que satisficiera la voracidad hispana, si había muchas almas que la voracidad evangelizadora requería, pero ganó lo primero y solamente encontramos que hay un solo convento levantado por los dominicos en su paso hacia Oaxaca.

    Varios fueron los periodos que el gobernador Garrido tuvo, el primero en el segundo semestre de 1919, cuando Álvaro Obregón iniciaba su movimiento en contra de la Iglesia católica, el segundo fue 1923 y 1926, tiempo en el cual se dio la prohibición del culto religioso por parte de Calles y que Garrido siguió al pie de la letra al grado tal que, con pico y marro, destrozó cuanto templo católico tuvo a su alcance.

   Vendrían luego tiempos de calma, esto sería hasta que Garrido y sus camisas rojas y -creo- verdes también dejaron de asolar a los fieles. Una de las situaciones que hubo, además de esta religiosa, fue la lucha contra el alcoholismo, algo que deja verde (sí, verde), al alcoholímetro: «La Ley Seca del 30 de abril de 1931, incluía sanciones para la importación, exportación, compra, venta, abastecimiento y elaboración de bebidas alcohólicas de cualquier forma o cantidad, fuera de la cerveza, que consistían en hasta seis años de prisión y una multa de 500 a 5000 pesos. Cualquiera que fuera sorprendido bebiendo licor estaba sujeto a las mismas sanciones, cualquiera que se aventurara por las calles en estado de ebriedad, se exponía a pasar varios años en la cárcel o a pagar las elevadas multas decretadas por la ley». (Wikipedia)

    Aunque el porfiriato había ya concluido, por lo tanto las gobernaturas perennes cuando el, también perennemente se sentaba en la silla presidencial, en el caso de Tabasco seguían. Garrido encabezaría una tercera vez el Gobierno del estado, de 1931 a 1934. Finalmente se retira de la política y en Tabasco el culto religioso da un giro y esos galerones que se habían construido como templos y que sobrevivieron a la feracidad del gobernador fueron decorados profusamente, no en su interior, sino en el exterior, como lo vemos en todas estas tomas que, una vez más nos confirman que Tabasco es, efectivamente, un edén.



















4 comentarios:

  1. Hermoso Tabasco.
    Ya me imagino todo lo que debes estar disfrutando.
    Gracias!!

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  2. Increible. Aplicaría en este caso el dicho de "no hay mal que por bien no venga".

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  3. muy bien pero no usar wikipedia no es buena fuente saludos

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  4. Muy buena investigación

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