Debido a la situación que priva en el estado de Guerrero no pude llegar a este punto, el cual tengo pendiente de conocer desde que vi, hace mucho tiempo, en una venta de Fonart, pequeñas esculturas de la cabeza de un tigre, amarillas, con manchas, me parecieron fabulosas, adquirí un par que, por andar del tingo al tango con ellas, luego de cuatro décadas, al abrir la caja en donde las guardaba, la pintura se había descarapelado, igual ocurrió con algunas cajitas de olinalá que atesoraba. Ese rumbo de la sierra es en donde se han dado los mayores problemas sociales últimamente pero creo estos ritos se siguen practicando aunque, al leer la obra de Rosalba Díaz Vázques, comenta que los rituales se siguen practicando como costumbre pero que quienes los realizan son gentes emigradas, que vuelven a finales de abril para realizar el rito, la mayoría de ellos viven ahora en Ciudad Netzahualcóyotl, Estado de México.
En muchas de las fiestas patronales que se realizan en ranchos y pueblos de México, regularmente hay broncas, peleas, golpes, esto debido al alcohol y las viejas rencillas, pero en esta parte de la sierra de Guerrero el ritual incluye dentro de la celebración las peleas que se dan entre los tigres, pero de forma ritual y no con tigres propiamente, sino con gente ataviada como tal, de allí que las máscaras sean utilizadas y de allí es donde vienen esa que conservo en muy mal estado.
La festividad va asociada al ciclo agrícola, el de regadío que está por terminar, que de hecho termina con el ritual del día de San Marcos, 25 de abril que inicia la novena que concluirá el 3 de mayo, Día de la Santa Cruz que se traduce en el calendario litúrgico Católico como el inicio del ciclo agrícola de temporal. Para no hacernos bolas, debemos entender que en la Agricultura tradicional hay dos ciclos, uno en la temporada de secas y otro en la de lluvias, al primero se le conoce como de Regadío que va de Enero a Abril, el otro es el de Temporal y va de Mayo a Septiembre y ambos están asociados a las festividades que el antiguo calendario ritual de los pueblos mesoamericanos llevaban, en el caso específico del Azteca eran las veintenas (meses) de Atlacahualco al de Hueytozoztli.
El primer mes del calendario ritual Azteca es el Atlacahualco «que carece de agua», está dedicado a Tlaloc. El cuarto mes se conoce como Huey-Tozoztontli, empezaba el 3 de abril, y durante él se honraba a la diosa Centeotl («la espiga de oro»). Vemos pues, la presencia del maíz y la ausencia del agua, de allí que sea el día de San Marcos cuando inician los ritos de petición de lluvias que concluirán el día de la Santa Cruz. Dice Johanna Broda: "En este cuarto mes, correspondiente a abril, culminaba en la gran fiesta de Tláloc en el cerro del mismo nombre y en el remolino de la laguna de Pantitlán". En la zona de Acatlán, Guerrero, "la Petición de Lluvias es un momento de singular relevancia en el ciclo ritual agrícola de la comunidad, que se iguala a la fiesta patronal." Se le conoce como el Atlzazlistle.
"En ella participan niños a partir de los siete años y hombres de hasta 40 y es la escena central de la ceremonia de petición de lluvias (el atlzazilistle). Anualmente este rito que inicia en Acatlán el 25 de abril con la bendición de semillas, y llega a su clímax a principios de mayo con las ceremonias propiciatorias organizadas por los mayordomos y autoridades de la comunidad. Dentro de las actividades, todas muy importantes, destacan la escena de los tlacololeros, hombres ataviados con máscaras, un látigo y trajes hechos de costales de yute, que salen en procesión rumbo a la casa del mayordomo, quien les ofrece pozole y mezcal como signo de invitación al ritual. Por la tarde los tlacololeros, los cotlatlastin y los tigres se presentan en la iglesia. Al son del teponaxtli y la chirimía las campanas anuncian el comienzo formal de la fiesta de petición de lluvias. Después en el centro del pueblo inician las primeras peleas amistosas entre los tigres". (Tomado de México Deconocido.)
"El día 25 de abril se inicia con una misa de ruego que se lleva a cabo en el Teyapan (lugar donde hay piedras que guardan el agua), ubicado hacia el norte del pueblo colindando con Zitlala, donde se puede contemplar el pequeño valle de siembra, la laguna que sirve para la irrigación de las parcelas y los grandes cerros que rodean a Acatlán. En este lugar se encuentra una de las grandes cruces que se veneran el 2 de mayo. En esta ocasión la cruz se "viste" con flores y velas. En la misa (a las seis de la mañana y oficiada por el sacerdote del pueblo), los comuneros llevan las primeras semillas que sembrarán en su parcela y que, según su crecimiento, determinarán si habrá o no buena cosecha". (p.76)
El ritual continuará, para el 1° de Mayo la fiesta se convierte en el Teopancalaquistle (la presentación en la morada de los dioses), iniciando "por la mañana con la recolección de elotes, calabazas y hojas de maíz para envolver los tamales que se preparan en la casa del comisario municipal. Entre las 17 y 19 horas los tlacocoleros, los cotlatlastin y los tigres hacen su presentación en la iglesia, se oyen ochetes, la música de los tlacocoleros y el teponaxtli suenan a la vez. Las campanas anuncian el inicio de la fiesta de Petición de lluvias. Los danzantes y los tigres entran a la iglesia y depositan flores y velas a la cruz, hacen lo mismo en el atrio. Los cotlatlastin y los tlacololeros danzan allí y en el centro del pueblo se llevan a cabo las primeras "peleas de tigre". (pp.78-79)
"Mención aparte merece la pelea de tigres, un ceremonial que no pertenece a la categoría de las danzas ya que no cuenta con música ni coreografía, es decir, tiene una sucesión de posiciones o pasos, ejecutados a un ritmo musical determinado. Su presentación es exclusiva de esta fiesta y tiene gran importancia en todo el ceremonial. En primer lugar es una de las fases centrales de la Petición de Lluvias, formando parte de la secuencia simbólica del rito propiciatorio: ceremonia de ofrendas y a los vientos para atraer a las nubes (ehecame), preparación de las tierras para la siembra y, finalmente, la petición de agua de los tecuanis.
"Pero ellos no claman e imploran, su exigencia no es verbal, es acción, pelea, dinamismo que se manifiesta e cada golpe de un tecuani sobre otro, también es equilibrio, compatibilidad y control al entregar el tomoxóchitl, el hombre-tigre entonces pide buena lluvia y buena fertilidad para la tierra y buena semilla para la reproducción, fruto de la unión entre el tecuani y la mujer. Es por eso que su lugar en esta ceremonia es complejo y responde a una lógica rigurosa.
"En segundo lugar constituye, por tradición, un rito de paso que los jóvenes desean realizar para demostrar a sus familias y a la comunidad su fortaleza física y su compromiso con la "costumbre" y reforzar la característica más sobresaliente de los acatecos, "ser buenos peleadores". Asimismo, involucra a ancianos y hombres mayores para hacerse cargo de los jóvenes (los "amarradores"), se acompaña de la entrega de ofrendas y representa el inicio de una nueva etapa de la vida al entregar la flor de tomoxóchitl y, con ello, abre la posiblidad de matrimonio". (pp.89-90)
En resumen, Señores, en Guerrero, independientemente de los problemas políticos y sociales que han proliferado por allá, hay cosas extraordinarias.
Fuentes:
Lo entrecomillado en el que doy número de páginas corresponde a: El ritual de la lluvia en la tierra de los hombres tigre. Rosalba Díaz Vázquez. Conaculta, Dirección de Culturas Populares e Indígenas. México, 2003.
Borda Johanna. Ritos y deidades del ciclo agrícola. Revista Arqueología Mexicana. No. 120 Marzo-Abril, 2013.
Para leer más:
Enciclopedia de Guerrero.
Revista Elementos de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla.
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