viernes, 24 de abril de 2009

El granero de la ex Hacienda de Sardinas en Salamanca, actual rancho del Baúl. (El Bable, pues).

Ayer jueves decidí ir a El Bable, a caminar esos diez kilómetros que lo separan del centro de Salamanca, quise ir a recorrer todo el camino con calma para comprobar si lo que eran meros recuerdos no los había ya transformado en una idea romántica en donde dibujaba paisajes de los llamados idílicos, fue una mañana de sorpresas y emociones, volver al lugar que dio origen al nombre de esta página. Al lugar que tiene un recuerdo muy especial en mis vivencias, las más antiguas, por cierto. Mis expectativas fueron rebasadas…

Luego de cuarenta años de no pasar por ahí, el recuerdo que guardaba era la del mítico casco viejo del rancho, del que recodaba como un caserío apartado del pueblo ya no lo es mas. El trayecto comienza en la parte oriente de Salamanca, donde termina la zona urbana, la cual coincide con el inicio de la zona industrial, es allí donde se ubican los quemadores de la refinería. Antes se podía llegar fácilmente a la zona, ahora se encuentra cercada y resguardada, la refinería sigue creciendo. Hay un fuerte ruido, igual al de la cabecera del aeropuerto de Los Cabos a las dos de la tarde, cuando el tráfico es más pesado y los despegues son cada diez minutos. Los quemadores requieren de turbinas que lanzan los gases residuales a cien metros de altura. Se yerguen en mitad del campo como velitas de pastel, si siendo mediodía se pueden ver perfectamente las llamaradas, imagínate lo que será de noche.

Un par de kilómetros más adelante la planta termoeléctrica, la que genera la energía eléctrica para iluminar el Bajío, lanza a través de docenas de cables de alta tensión miles y miles de kilowatts, desconozco las cantidades y las medidas exactas pero lo que sí puedo decir es que al pasar debajo de esos tendidos se oye el correr de la energía eléctrica, en un zumbido perene.

Seguí mas, por el camino asfaltado, pasé por el primer rancho, El Divisador, ese lo recuerdo muy bien, ahí hubo en algún tiempo colmenas, una vez, en mi curiosidad infinita obtuve un piquete que casi me deformó la cara durante una semana, ahora es ya un pequeño poblado y su actividad es totalmente agrícola, lo habitual por esa zona es ver los John Deere, trilladoras y demás vehículos propios para el campo que, al igual que todo ha evolucionado, ahora con cabinas modernas, con aire acondicionado, antes era un suplicio ir en esas máquinas, entre el polvo y cientos de pequeñísimas pajas que se metían por todos lados.

Pasando El Divisador, apenas un kilómetro más, ahora con rumbo norte; bordeando el canal llegué al inicio del camino vecinal que conduce a los ranchos que están un poco más apartados, entre ellos mi destino: El Bable. Pregunté al primer “vale” que encontré por el camino si era el correcto y lo dije con el nombre propio, para evitar confusiones: ¿Por aquí llego al Baúl? Pregunté. Sí, me respondió, por aquí está El Bable. Me dio un enorme gusto oírlo, saber que sigue vigente esa manera de nombrar al rancho gracias al cual pude comer, vestir, viajar y, claro está, comprar libros y más libros.

El Baúl es el nombre original del rancho, por tradición o por fonética, o mas bien, por ese modo tan particular que tiene la gente del campo de hablar, el nombre se transformó en “El Baule”, para luego acabar siendo denominado como "El Bable", que es, definitivamente, eso que lo define cabalmente: El pasado perfecto del futuro incierto del verbo vivir.

El canal no lleva más aguas cristalinas, si lleva agua, un poco turbia pero agua al fin. Ahora, está por terminar la trilla, es decir, la estación del trigo. Hay terrenos que ya están siendo preparados para la siguiente siembra, algunos donde apenas han sido levantadas las trillas, otros que están propiamente en el mero acto de la trilla, unos más en donde el verde de las espigas indican que dentro de una semana estarán listos los granos y la gran mayoría de las parcelas en un espectacular tono dorado, ese que inunda los recuerdos de quienes tuvimos el privilegio de nacer en la zona más productiva de granos de México.

Siendo esta la zona nombrada por los otomís Xidóo, tierra sobre tepetate, el camino a El Bable es de un tono rojizo, el característico del tezontle y del tepetate. Los colores contrastan a la perfección, el dorado del trigo, el verde de los pirules, huizaches y mezquites; el rojizo del tepetate y el azul del cielo limpio, todo inundado por un sol que dicen es calcinante, lo es para la gente de la localidad que tiene una temperatura promedio de 24 grados, la ideal del cuerpo humano y que ahora rebasa los 33. Si supieran que en San José del Cabo, 33 es la temperatura ideal…

Canal, acequia, trilla, costal, tamo, cuarterón, granero, vacas, chivos, semillas, palabras y mas palabas rebotaron en mi cabeza, esa terminología tan propia del campo, y ni que decir de esas frases que las llevo bien grabadas con un matiz de nostalgia: “Ansina mesmo, venémos del Bable pa ver al Patrón…. No lo divisamos por el camino…” Esas frases, esas reverencias, todas están allí, en El Bable, en el arcón de los recuerdos más preciados, de eso no me cabe la menor duda.

El granero en forma de enorme baúl es el que dio el nombre a ese rancho, fue en junio de 2007 en mitad de una fuerte tormenta cuando un rayo, que fue visto como corría en forma paralela a la tierra que estaba siendo preparada para iniciar, luego de las aguas, la siembra del maíz; pasó rozando la pared oriente, misma que tenía ya tres cuarteaduras y se vino abajo, el estruendo fue grande. El Baúl, luego de casi dos siglos de permanecer en pie se desmoronó, su bóveda de medio cañón dejó de existir. Los restos siguen allí, todos en el ángulo noreste del que ahora es un caserío en el cual seguramente vivirán un centenar de personas.

No recordaba que al lado del, ahora en ruinas, granero había un corral, es de forma redonda, construido hace mas de cien años, los postes siguen siendo los mismos, sólidos mezquites, pesados a los que se les nota el paso del tiempo y siguen allí, con entereza sosteniendo el tejado. Los animales no los vi, estaban pastando ahora que hay gran abundancia en la región.

La noria sigue también, ya en desuso pues los pozos se han casi agotado y el riego se hace bajo control de la Comisión Nacional del Agua, la presa más grande se ubica en San Miguel, que en línea recta está a unos 70 kilómetros, además hay otras presas de menor capacidad, como la Purísima entre Irapuato y Guanajuato, municipios que colindan al noroeste con el de Salamanca.

El paisaje de los campos sembrados de trigo es magnífico, especialmente cuando volteamos al norte y vemos en el horizonte la Sierra de Guanajuato, colinas suaves que poco a poco toman formas caprichosas, es allá al fondo que se ubican las afamadas minas que en su momento inundaron con plata al mundo entero.

El Bable sigue allí, derruido en parte, remozado en otras, produciendo trigo, maíz y sorgo cíclicamente, así como lo dispuso hace muchos años Don Alfonso, el que fuera el Amo del Bable. ¡Dios seguramente lo tiene en su Gloria!

6 comentarios:

  1. Woow que viaje tan más emotivo amigo.

    Con tu narración sentí como si caminara a tu mismo paso, volteando para todos lados y tu explicandome que es una cosa y que es otra.

    Me imagino la gran emosión que sentías en esos momentos :)

    Felicidades por volver a TU LUGAR PREFERIDO.

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  2. Gracias por compartir parte de ti con nosostros y por darme la oportunidad de conocer atravez de tus fotos lugares tan hermosos!!!! Muy bonito tu relato!!!

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  3. Mi querido Benjamin, recuerdo un día que leiste algo para mí, algo que pretendia ser una novela y te pregunte ¿cuando estuviste ahi?
    me respondiste NUNCA... si pudiste transmitir algo sin haber estado antes ahi, imagina la emoción real de leer tu remembranza acompañada de esas imagenes y la emoción genuina de regresar al terruño ¡me encanto! un beso

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  4. Hoy me senté con un poco más de tiempo para ver tus fotos y comentarios, lo mejor han sido las fotos de mis abuelos, en especial el de mi inolvidable abuelo, ya que de él conservo fotos pero ya enfermo aunque en mi corazón y mi mente siempre lo veo así, como en esta foto que publicas: fuerte, varonil, incansable, imponente...el mejor de los Arredondo Flores.

    Maru

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  5. HOLA GRACIAS POR DECIR COSAS TAN BONITAS SAVES ESE LUGAR ES MUY BONITO TE LO DIGO PORQUE MI MAMA PROBIENE DE AHI Y ASISTO CADA OCHO DIAS EN ESE HERMOSO LUGAR ES UNO DE LOS LUGARES DE LOS CUALES CASI NO SE CONOSEN Y CUANDO LO CONOSEN LES AGRADA MUCHO EN EL CUAL SE RESPIRA UN AMBIENTE MUY FRESCO Y MUY BONITO EL CUAL NO ESTA TAN CONTAMINADO COMO EL DE LA CIUDAD
    EL BAUL ES UNO DE LOS MEJORES Y MUY AGRADABLES BUENO ME DESPIDO CON UNA GRAN FELICITACION DE LAS COSAS TAN BONITAS QUE HABLASTE DE ESE LUGAR EL CUAL ES MUY ESPECIAL

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  6. bellas fotos, ojala puedas investigar mas, respecto a su contaminacion es curioso pues de donde nace a lerma solo son unos 10 kms y no hay muchas empresas como para que estuviera tan contaminado

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