Aunque en Salamanca existe un Santo Patrono, como en todas las ciudades del país, San Bartolomé, este no es totalmente reverenciado como debiera, con su fiesta, con su imagen siempre presente, en cambio, es El Señor del Hospital quien tiene una gran celebración, incluso, una enorme devoción en las rancherías del municipio y de algunas poblaciones cercanas como Irapuato y Valle de Santiago. La fiesta de El Señor del Hospital tiene lugar el Martes Santo, y este que acaba de pasar (7 de Abril, 2009), fue el inicio del Año Jubilar ya que se cumplen 450 años de la llegada del Cristo Negro a Salamanca.
Hay una leyenda en torno al Cristo, pues se dice que es de pasta de caña, cosa que es de dudar, pues esos trabajos fueron introducidos a México luego de la conquista, y al parecer, el Cristo Negro fue traído de España, se desconocen los datos precisos de su origen y lo que se sabe, aunque no se han encontrado un sustento histórico al respecto, es que la imagen era venerada en el primer colegio que los españoles establecieron en la Nueva España, el de La Santa Cruz en Tlatelolco, de donde fue robado y llevado a Jilotepec, que era en ese momento el lugar de donde se controlaba la incursión española hacia el centro y norte del territorio mexicano. Los Jilotepecanos, al igual que los Tlaxcaltecas, cansados de la opresión y tributos a los que estuvieron forzados por el Imperio Azteca se aliaron a los conquistadores, en buena medida como venganza hacia su opresor, por lo que los caciques de Jilotepec se convierten en los fundadores de las nuevas congregaciones y villas que se van asentando en los territorios del actual Bajío, incluido allí Salamanca.
Fue un personaje que me parece sumamente interesante, Acualmetzli, el que inicia la historia de El Señor del Hospital, siendo él azteca, quedando huérfano a los dos años de edad, es adoptado por uno de los conquistadores, Hernando de Alarcón, quien le da los privilegios de un hijo legítimo y entra en el Colegio de la Santa Cruz de Tlatelolco, en donde brilla por su inteligencia, aprende además de su lengua original, el náhuatl, el otomí, castellano y latín. Es educado en el más estricto rigor católico y se crea en él una devoción profunda hacia el Cristo de los Agonizantes, imagen que roba al huir del colegio, al enterarse que su padre había sido asesinado en la última batalla de Tenochtitlán y su madre al año siguiente, luego de ser víctima de un severo castigo impuesto por los conquistadores, al cortarle ambas orejas. Esto le llena de coraje, decide adherirse a los Chichimecas que seguían peleando contra los españoles en la Sierra Gorda, del actual Querétaro, lugar al que llega con todo y la imagen del Cristo. Dos años más tarde, contando con 22 años, muere en una batalla, corría el año de 1542.
El Cristo queda en poder de otro indígena, converso ya, de nombre Pedro Coyóhuatl el cual muere en 1560 (¿?) y es entonces que Ignacio Cardona, luego de unas visiones en donde el Cristo le pide salir de Jilotepec en busca del lugar en donde quiere estar el resto del tiempo, decide, una vez más, robar la imagen y regresar a Tlatelolco, solo que al tratar de cruzar el río en Mamayé (actual Tepeji, Hgo.) cambia de dirección rumbo norte, iniciando así un verdadero periplo, hasta que cruzan en el camino con el amo de la Estancia de Barahona, primer asentamiento español en la actual Salamanca y es aquí en donde ocurre el milagro, no el que la leyenda conocida desde hace muchos años, en la que se dice que la imagen se convirtió negra para evitar un asalto en el camino, sino el verdadero milagro, que fue el Martes Santo de 1560 (¿o 61?), en donde luego de oír el repicar de campanas en la noche, al entrar al antiguo Templo del Hospital, se encuentran al Cristo con la cabeza totalmente doblada, en posición de muerte. Indicando de este modo que era Salamanca el lugar elegido para quedarse de por vida.
Fue un personaje que me parece sumamente interesante, Acualmetzli, el que inicia la historia de El Señor del Hospital, siendo él azteca, quedando huérfano a los dos años de edad, es adoptado por uno de los conquistadores, Hernando de Alarcón, quien le da los privilegios de un hijo legítimo y entra en el Colegio de la Santa Cruz de Tlatelolco, en donde brilla por su inteligencia, aprende además de su lengua original, el náhuatl, el otomí, castellano y latín. Es educado en el más estricto rigor católico y se crea en él una devoción profunda hacia el Cristo de los Agonizantes, imagen que roba al huir del colegio, al enterarse que su padre había sido asesinado en la última batalla de Tenochtitlán y su madre al año siguiente, luego de ser víctima de un severo castigo impuesto por los conquistadores, al cortarle ambas orejas. Esto le llena de coraje, decide adherirse a los Chichimecas que seguían peleando contra los españoles en la Sierra Gorda, del actual Querétaro, lugar al que llega con todo y la imagen del Cristo. Dos años más tarde, contando con 22 años, muere en una batalla, corría el año de 1542.
El Cristo queda en poder de otro indígena, converso ya, de nombre Pedro Coyóhuatl el cual muere en 1560 (¿?) y es entonces que Ignacio Cardona, luego de unas visiones en donde el Cristo le pide salir de Jilotepec en busca del lugar en donde quiere estar el resto del tiempo, decide, una vez más, robar la imagen y regresar a Tlatelolco, solo que al tratar de cruzar el río en Mamayé (actual Tepeji, Hgo.) cambia de dirección rumbo norte, iniciando así un verdadero periplo, hasta que cruzan en el camino con el amo de la Estancia de Barahona, primer asentamiento español en la actual Salamanca y es aquí en donde ocurre el milagro, no el que la leyenda conocida desde hace muchos años, en la que se dice que la imagen se convirtió negra para evitar un asalto en el camino, sino el verdadero milagro, que fue el Martes Santo de 1560 (¿o 61?), en donde luego de oír el repicar de campanas en la noche, al entrar al antiguo Templo del Hospital, se encuentran al Cristo con la cabeza totalmente doblada, en posición de muerte. Indicando de este modo que era Salamanca el lugar elegido para quedarse de por vida.
Desde el punto de vista artístico el Cristo Negro es el único que existe en México que tiene la cabeza totalmente inclinada en posición de muerte, desde el histórico, la leyenda de El Señor del Hospital se antoja interesante ya que nos hace ver las costumbres existentes en la segunda mitad del siglo XVI, cuando la vida colonial no había tomado un rumbo bien definido y, sobre todo, rescatando la importancia que tuvo Salamanca en tan importante momento de la historia de México. Por cierto, en ese entonces se denominaba Estancia de Barahona del lado español y Xidóo en el pueblo de indios contiguo a lo que en la actualidad es Salamanca, en el estado de Guanajuato.
Es impresionante que teniendo tal calidad de reportaje, investigación, textos y fotografías, no se hagan casi comentarios a este blog.
ResponderEliminarFelicito al autor porque investigando sobre diferentes temas que me han interesado, siempre me remonta a esta página y buscando precisamente al Señor del Hospital, de inmediato agregué el nombre de este blog, con la certeza de que la explicación sería perfecta, como nos gusta leer las cosas a los que deseamos información justo así.
De verdad felicito a Benjamín Arredondo y deseo que pueda ser más valorada su aportación al mundo virtual. Es un blog simplemente maravilloso!!
Tere García Ahued.
Tere,
EliminarEste tipo de comentarios son los que motivan a seguir en mi labor diaria de exprimir todo libro que tengo o que encuentro en las bibliotecas o en los miles de sitios de Internet que nos ofrecen datos ocultos y desconocidos que son de lo más interesante.
Gracias.
Hola Benjamín. Gracias por el detalle de contestarme. Reitero mi felicitación por tus aportaciones, investigaciones y por compartirlas tan bien explicadas, documentadas y con unas fotografías artísticas que complementan todo.
ResponderEliminarDesde ahora te seguiré las publicaciones y deseo leer todo sin dejar nada y eso he venido haciendo. Te seguiré comentando, pero es un hecho de que aunque no lo haga para cada tema en particular, estaré apreciando y valorando el conjunto de tu espacio. Saludos!!
Tere García Ahued.
Benjamín felicidades, soy fiel seguidora de tus investigaciones
ResponderEliminary una convencida del valor artístico y patrimonial de nuestra
Ciudad, tratando de recuperar la identidad y de inculcar el amor por Salamanca
me sumo a tu causa.
Gracias
Felicidades Benjamín
ResponderEliminarSaludos
Es curioso. Aun hoy en nuestros días, en el Carnaval de Xhisda (Jilotepec) los Xhitas invocan en un cántico al "Santo Cristo Milagroso Padre mío del Hospital"
ResponderEliminarBuen reportaje! Gracias!
ResponderEliminar