Hace poco descubrí un letrero que me llamó sobremanera la atención al caminar en dirección oriente por la calle Morelos, aquí, en Salamanca, por el rumbo de San Juan de los Cántaros, el que fuera el Pueblo de Indios denominado en lengua otomí Xidóo. Ese letrero está hecho en azulejos no antiguos, más bien de reciente manufactura y dice que: Casa del solar de Gerónimo López Trujillo, un fundador de la Villa de Salamanca, descendiente de Jerónimo López que anduvo con Hernán Cortés en la conquista de México. El predio se encuentra a la venta y actualmente hay un puesto de carnitas que tapa con un toldo plástico la vista completa de lo que seguramente son vestigios de una de las construcciones civiles más antiguas de la región.
Adentrándonos en la genealogía de los personajes que se mencionan, luego de una investigación por la red y algunos libros, me llevó más de un año localizar las fuentes, y, en consecuencia, la credibilidad de lo que se dice. En la licencia y merced, otorgadas en 1602, por el Virrey Conde de Monterrey, para la fundación de la Villa de Salamanca, menciona lo siguiente: “…y para mayor satisfacción recibiesen información con personas desinteresadas y de crédito y para asentar mejor esa población averiguase asimismo si se podría aprovechar del agua de dicho río y en la distancia que cae del sito y la facilidad , o dificultad que tendría el sacarla para llevarla fuera de su curso para el riego de las tierras que le repartiesen , y las que se podrían dar en riego y quedar para los vecinos que poblasen y se avecindasen adelante, tomando vista y memoria de ellos y echo lo actuado lo enviase ante mí con su parecer jurado en cuyo cumplimiento poniendo en efecto lo contenido en su comisión, hizo citar en forma a Gerónimo López, Gaspar de Valdés, vecinos y regidores de esta ciudad…”
Y… ¿quién fue el que anduvo con Hernán Cortés? Gerónimo López Fernández, (1487-1537) conocido como “El caballero del lagarto” por haber regresado a su natal Cáceres, luego de la conquista del Imperio Azteca con un lagarto de oro, vuelve a México en donde se desempeña como Secretario de la Real Audiencia, como premio a su participación en las batallas contra los aztecas, recibe la encomienda de parte de la zona sur oriente del actual estado de Guanajuato, casa con Catalina Álvarez Nuñez y tiene un hijo, Gerónimo López Álvarez, apodado “El mozo” (1537- ¿?), el cual casa con Ana Carrillo de Peralta, y toman por residencia lo que actualmente es la ciudad de Salvatierra en el estado de Guanajuato. Tienen una numerosa prole, al parecer catorce hijos, de los cuales sobreviven solo cinco, siendo el primogénito Gerónimo López Carrillo de Peralta (1570-¿?).
En consecuencia, estos documentos indican que, en efecto, el descendiente, de uno de los conquistadores de la Nueva España tuvo predios en lo que es actualmente Salamanca y este monumento está totalmente en el olvido, cubierto por las grasas que emanan de las deliciosas carnitas, tan bien hechas, por cierto en esta parte de nuestro México. Una visita de INAH no estaría nada mal al lugar, con su consecuente rescate, creo yo.
NB: Habrá quien diga que en la foto aparece el nombre López de Trujillo, y en el documento dice López Carrillo, eso quizá pueda ser uno de los tantos errores de interpretación, traducción o escritura que había en la época colonial, además de la posibilidad que había de cambiar los apellidos, de acuerdo al agrado de la persona, al respecto el Maestro Manuel de Santiago nos comenta que: “Efectivamente, las personas podían adoptar los apellidos que les convenían; no sólo el de la madre sino, inclusive, los de algún abuelo o antepasado, por lo cual es difícil establecer filiaciones si no se cuenta con documentos que prueben las relaciones de parentesco”.
NB: Habrá quien diga que en la foto aparece el nombre López de Trujillo, y en el documento dice López Carrillo, eso quizá pueda ser uno de los tantos errores de interpretación, traducción o escritura que había en la época colonial, además de la posibilidad que había de cambiar los apellidos, de acuerdo al agrado de la persona, al respecto el Maestro Manuel de Santiago nos comenta que: “Efectivamente, las personas podían adoptar los apellidos que les convenían; no sólo el de la madre sino, inclusive, los de algún abuelo o antepasado, por lo cual es difícil establecer filiaciones si no se cuenta con documentos que prueben las relaciones de parentesco”.
estaria exelente una fotografia completa de loa fachada.. fotografias por favor
ResponderEliminarexelente descubrimiento