Santa Cruz de Juventino Rosas, que originalmente se llamaba de Comontuoso, debido a que el único asentamiento español que había allí al comenzar el siglo XVIII llevaba precisamente ese nombre y que en la actualidad mucha gente se refiere a esa población como Santa Cruz o, un poco más moderno, Juvetino, así a secas. De la parte central del Bajío, más específicamente, la parte central del estado de Guanajuato, estoy seguro que es esta población la que menos conocemos y no tenemos idea de la abundante historia que guarda. De eso trataremos hoy. Nos apoyamos en dos grandes salmantinos que escribieron algo sobre Juventino Rosas: don Pedro González, fallecido en 1912 y José Rojas Garcidueñas, nacido en 1912.
Don Pedro, que conoció bien esta localidad a finales del siglo XIX escribió que "la población de Santa Cruz es una de las mejor formadas y de mejor aspecto interior: todas sus calles son rectas y el conjunto de manzanas está encerrado en un cuadrilátero casi perfecto. El templo es muy hermoso y como está hecho en alto, con material rojo, cantera muy abundante en las inmediaciones, la vista es agradable.."
Y continúa, más adelante don Pedro dándonos una lección de historia de este lugar: "Santa Cruz, de congregación de otomíes que era, se elevó a la categoría de pueblo como viciaría perteneciente al curato de franciscanos de San Juan de la Vega el lunes 3 de mayo de 1721, con motivo de la cédula de fundación que expidió el marqués de Valero.
"La hermosa parroquia y su camarín, construcción del primer cura fray José M. Vázquez, fue hecha en el año de 1842 y mejorada en el de 1894, poniéndole un buen barandal de fierro que circunda el atrio, comprado con buenos fondos propios de la Iglesia, juntamente con los que produjo la fiesta pública de ese año feria llamada el aniversario de las Ánimas. El maestro don Esteban Castillo ejecutó la hechura y colocación del barandal solicitado por don Francisco Yépez, jefe político, a nombre del señor cura fray Antonio Arroyo, ahora visitador general de los franciscanos.
"Desde 1777, año en que el pontífice reinante el otro, que tocaron a los franciscanos; se dispuso dar dos cuartos en propiedad a cada orden de regulares establecidos en la Nueva España, en premio o como recompensa de sus servicios en la conversión de los indios conquistados, el curato de San Juan de la Vega fue uno y Acámbaro el otro, que tocaron a los franciscanos; el primero fue trasladado a Santa Cruz por el señor Vázquez ya nombrado". (1)
En el templo de la Santa Cruz en Juventino Rosas se conserva su antigua pila bautismal, hecha en una sola pieza de piedra, seguramente data del primer cuarto del siglo XVIII.
Es en verdad sorprendente entrar a esta parroquia y darnos cuenta de que al irnos con la idea de que un pueblo de la sencillez que tiene Juventino Rosas no ofrece mucho, estando aquí dentro y observando con atención, vemos la gran riqueza allí atesorada, especialmente en cuanto a hagiografía, iconografía e imaginería hay, habrá que agregar que aquí los atributos que cada santo debe de tener los tiene.
Se dice que en este recinto hay un Legno Cruci, al respecto, así como de la tradición del manejo de plantas y conocimiento herbolario, te había comentado ya en este artículo.
El Legno Cruci, esa astilla de la Cruz donde murió Jesús, se encuentra. efectivamente en esta parroquia pero no está en exhibición, la tienen los hermanos franciscanos en una custodia que solamente sale una vez al año, el día de la festividad de la Santa Cruz del 3 de mayo.
Estamos ahora en una de mis tomas favoritas y recurrentes en cada templo que visito, en donde apreciamos en toda su belleza y magnitud la cúpula. En ella observamos las pechinas, (las cuatro bases que sostienen a la cúpula), con la representación de los cuatro evangelistas. Dentro de la cúpula hay todo un discurso iconográfico sobre la Cruz, te recomiendo que cuando visites este templo observes con mucha atención cada uno de los ocho "gajos" que la confirman y lo que allí se manifiesta.
En El Bable somos grandes aficionados a interpretación de las antiguas maneras de catequizar a través de una sola imagen, es por eso que insisto mucho en el discurso iconográfico. El lienzo nos representa a los Tres Padres y en cada medallón aparece el modo en que durante el siglo XIX se hacía referencia a Nuestroseñor.
Este de lado derecho del altar lateral del lado del Evangelio es el que más me llamó la atención pues nunca lo había visto.
Es la balanza, la corona de flores, la hoja de palma y la espada... intenso, bastante intenso su significado, habrá que descifrarlo con calma.
San Expedito aparece en lo alto de uno de los dos altares del crucero, el del lado de la Epístola, es decir, al lado derecho.
En la calle central vemos a Señor San José, San Antonio de Padua y San Felipe de Jesús, el protomartir mexicano.
Haciendo el equilibrio propio del estilo neoclásico vemos del lado izquierdo, en el altar de crucero, a San Miguel Arcángel, asociado siempre a los hermanos franciscanos.
Y aquí si que me disculpo pues no tomé nota de quienes son los que están representados en las calles, quizá sea Nuestra Señora de los Ángeles, estando en un templo franciscano, ella siempre ocupa un lugar importante en ellos.
El discurso iconográfico continua, vemos ahora a Jesucristo tomando abrazando a San Francisco de Asís. Observarás la esfera azul, se refiere (tengo entendido a la Orden Franciscana, siempre a los pies. Eso lo pudimos ver en la cruz del altar mayor.
En una pintura mural, la del lado del Evangelio (izquierda) está la escena de Jesús cargando la Cruz.
En la parte alta aparece Constantino I, el Grande, hijo de Santa Elena.
Y el mural del lado derecho (el de la Epístola) es donde aparece Santa Elena, la que se dice fue la descubridora de la Santa Cruz. Santa Elena es la santa patrona de los arqueólogos. Hasta aquí esto que pretendo sea una inducción hacia la iconografía tan interesante que hay en la Parroquia de la Santa Cruz de Juventino Rosas.
En noviembre de 2012 tuvimos en Salamanca el Homenaje a José Rojas Garcidueñas, el acostumbraba enviar en Navidad, como regalo a sus amigos, un cuento o relato, uno de ellos, escrito en 1980 es precisamente sobre el pueblo de Santa Cruz de Juventino Rosas, me parece muy ilustrador y ameno, razón por la cual lo transcribo íntegro a continuación.
"El Bajío es y asido siempre de población casi totalmente criolla y mestiza; apenas quedan algunos pocos lugares en los que si prepondera la población india aunque, naturalmente, eso ha cambiado mucho en los últimos años y seguirá transformándose con rapidez. Uno de esos núcleos de población y tradiciones indígenas era Santa Cruz hoy oficialmente denominada ciudad Juventino Rosas, por haber nacido allí el músico autor del célebre y, sin exageración, universalmente conocido vals Sobre las Olas.
Cuando yo era niño, en mi casa Salamanca la mayor parte de la ropa que usábamos se hacía allí mismo; de ello se encargaba mamá y, bajo su dirección y en la mayor parte, una costurera que iba por las mañanas todos los días. Durante algunos años esa costurera era Inesita Solís, mujer ya vieja, que de cuando en cuando nos contaba cosas y sucesos de su juventud o de su niñez; debe haber sido buena narradora, puesto que aun recuerdo fragmentos de aquellas pláticas oídas hace sesenta años.
"El padre de Inesita Solís fue músico y cantor de iglesia, sin duda competente en su oficio puesto que lo solicitaban de lugares fuera de Salamanca. En aquella ocasión lo invitaron para que fuese a Santa Cruz, para la misa y otras ceremonias del día de la Santa Cruz, bajo cuya advocación y patrocinio está el pueblo de ese nombre. Acudió el señor Solís con su familia; sus hijos eran Inesita y otros dos niños, todos de muy corta edad.
Hubo la gran misa de tres padres, muy cantoreada y adornada, sermón, bendiciones, etc. y luego se fueron las personas importantes al gran comelitón, tal vez en el curato, tal vez en la casa del alcalde, que duraría horas, como solía ser en tales ocasiones.
Los niños anduvieron un poco por la plaza en feria y acabaron por volver a meterse en la iglesia, que estaba absolutamente desierta; corretearon y hurgaron por pasillos y rincones y encontraron que, detrás del altar mayor, que estaba rebosante de flores, velas y adornos, había una escalerita que conducía a la gran hornacina central del altar, donde estaba la cruz tutelar de la parroquia y del pueblo.
"No sé qué clase de cruz tendrá ahora esa iglesia, muy probablemente será otra que la que vio Inesita. Ella contaba que era una cruz de madera, muy grande, tosca y vieja que en el cruce de los brazos, por la parte posterior, tenía una disimulada puertecita. Nada mejor para intrigar y despertar la curiosidad de los niños que allí habían trepado: forcejearon un poco, jalaron y abrieron la puertecita y... casi se cayeron de la escalerilla, porque de aquella especie de caja que formaba el ahuecado centro de la cruz, salió atontado y enceguecido un tecolote que allí estaba encerrado.
"Corrieron los niños asustadísimos y con gran miedo de lo que podía pasarles, pero nadie los vio, se salieron de la iglesia y horas más tare, emprendieron el regreso a Salamanca.
"Años después contaron a su padre lo ocurrido y, ya persona mayor, Inesita había sabido que el tecolotito aquel era considerado como según decían, "el alma de la Santa Cruz".
"Esas mescolanzas de culto católico y supersticiones indias creo han desaparecido y supongo que la cruz de Santa Cruz no guardará ya un tecolote. Eso que me contó Inesita sucedió hace mucho tiempo: sacando cuentas yo lo escuché hace unos sesenta años y ella lo vio siendo muy niña, de modo que ocurrió hace más de un siglo.
"Un día me dijo mi padre: ven, vamos a ir a Santa Cruz. Sucedía que el licenciado Rafael Partida tenía que ir al Juzgado de aquella población, por algún asunto profesional y, por no ir solo, invitó a quien de sus amigos quisieran acompañarlo. En el amplio y fuerte automóvil del licenciado fuimos, con él, don Luis Vázquez y mi papá, y dos niños: Lalo Partida y y; al menos eso recuerdo; debe de haber sido allá en los primeros años de los "veintes", yo tendría unos once o doce años y Lalo algo menos.
"Por los polvorientos caminos del Bajío, esquivando los baches y los huizaches, fuimos de Salamanca a Santa Cruz. Llegamos poco antes del medio día y mientras el licenciado atendía su negocio, los demás deambulamos un poco por la plaza, los portales y tres o cuatro calles del pueblo: recuerdo vagamente que me mostraron una placa de piedra o de mármol en el maltrecho muro de una casa vieja que decía haber nacido allí Juventino Rosas; recuerdo haber visitado la Parroquia y el aspecto general de un pueblo asoleado, tranquilo, como todos los pueblos chicos de mi tierra.
"Cuando Rafael Partida se desocupó y se reunió a nosotros era un poco tarde y todos consideraron que no sería posible comer en nuestras casas; pues en aquel entonces, estoy seguro que los veinte o treinta kilómetros entre Santa Cruz y Salamanca, por el estado de los caminos, no se recorrería en menos de dos horas. El caso fue que decidieron que comiéramos lo que se pudiera, en Santa Cruz, en donde claro que no había ni sombra de hotel (yo creo que no lo hay todavía), acaso existiría una fonda pero o no la buscaron o no les gustó.
"Lo cierto es que fuimos a una tienda, creo que en el portal, frente a la plaza. Allí el dueño nos puso sillas y bancos frente al mostrador. En un "puesto" de la plaza compraron algunos chcicharrones y carnitas que comimos como botana; luego, revisando la existencia de comestibles de la tienda, encontraron que había algo de latería española y francesa y vinos también europeos, de modo que se pudo organizar un espléndido almuerzo de sardinas españoles, mortadela, paté de hígado francés, aceitunas y no sé que más, un magnífico Burdeos, bolillos recién salidos de la panadería y finalmente galletas dulces y caramelos que nos dieron como postre a los pequeños. Todo servido en el mostrador de zinc de aquella tienda pueblerina del Bajío, casi exactamente igual que podría haber sido servido sobre el zinc del mostrador de un bistrot de París.
"Hoy eso parece increíble, pero yo lo viví, lo recuerdo y acepto que sea una leve muestra del "afrancesamiento" que en nuestro país llegó hasta un pueblo como aquel... pero ¡qué sabrosos aquellos pescados, aquel paté de foie gras y aquel vino francés en una tienda de abarrotes del soleado, tranquilo y apartado Santa Cruz". (2)
Fuentes:
1.- González, Pedro. Geografía local del Estado de Guanajuato. Ediciones La Rana. Guanajuato, 2004.
2.- Rojas Garcidueñas, José. El erudito y el jardín. Academia Mexicana. México, 1983.
Benjamín, permite que exponga algunos puntos sobre estos apuntes.
ResponderEliminarLa primera parte me gusto mucho, como lo mencionas siempre intentas descifrar la simbología de estos recintos lo cuál sigo con franco entusiasmo.
Pero en la segunda parte, gocé con los relatos protagonizados durante la epoca más feliz, la de la niñez, sobre todo con el de la niña Ines. Cómo alguien muy respetado me dijo: "la verdadera patria es la infancia".
Gracias de nuevo amigo Benjamín.
muy bien me sirve de mucha ayuda para mi tarea
EliminarMuy bien Benjamín, solo agrego que el pintor muralista fue el salvatierrense Alfredo Ojeda Villagómez, y el superior que las mandó pintar fue Pedro Siles. El hijo del pintor Jorge Ojeda cuenta que un momento tenso al descorrer los telones de las pinturas frente a todo el pueblo de Juventino Rosas, fue cuando se descubrió la pintura donde va Constantino, pues no se entiende a la simple contemplación, y el padre Siles dio dos palmadas de aplauso despertando el aplauso atronador de los feligreses que asistieron a la develación de los murales.
ResponderEliminarHace poco estuve ahí, me gustó y sorprendió todo lo que ví. Estoy también al pendiente de los símbolos que explicas, así que cuando puedas, me interesan los que acompañan a la balanza. Saludos!
ResponderEliminarMuy buen relato, la verdad es un orgullo que al ser de Santa Cruz personas de otros lugares, si es así, escriban sobre las historias de nuestro querido pueblo, en verdad muchas gracias, y solo una cosa: en la imagen donde se disculpa por no saber que imágenes están debajo de Sam Miguel Arcángel bueno pues en un principio estaba colocada ahí la Purísima Concepción, solo que al llegar el señor Cura actual decidió colocarla en el altar mayor de la Parroquia y poner en su lugar a la Virgen del Carmen, de lado derecho de la imagen Santa Ana y del izquierdo San Joaquín padres de la Virgen María.
ResponderEliminara mi me encanta todo que ver con la iglesia ahi mi familia emous tenido muchas cosas bonitas como los bautizos de mis primos y primas sobrinos y sobrinas y los mas bonito mis 15 anos de muchas de mi familia y de amigas y ahi fue donde me confese para decir la al padre mis pecados ami me encanta la historia de la santa cruz. yo cuando voy da vaca ahi voy todos los domigos con familia o amigos o amigas para dar le gracias a dios por todo lo que nous da en la vida.
ResponderEliminarEs un orgullo ser de jiventino rosas y saver q ayga personas q aunq nolo sean de ahi nos ensenen la historia de esta linda y unika parroquia espero algindia volver a visitarla in saludo desde lousiana
ResponderEliminarEstoy muy orgulloso de ser de juventino rosas,mi pueblo que tanto extraño, deceo volver muy pronto.saludos a la familia
ResponderEliminarPEREZ GARCIA.
ALEJANDRO; ERES EL QUITOS ??, HERMANO DEL SAMO, DEL BABYS, DEL MUDO ??
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