Oprimidos, recintos oprimidos, arquitecturas ofendidas, ideas agredidas, conceptos perdidos... eso y más es lo que, en ocasiones vamos encontrando al caminar por ciudades y pueblos de México. Para bien o para mal (lo he dicho anteriormente) contamos con una riqueza cultural tan, pero tan grande, que de pronto esos añejos edificios, tan ricos, tan barrocos, tan llenos de historia están allí, simplemente en el olvido. La muestra de imágenes que hoy comparto las tomé en el centro histórico de la ciudad de México en donde hay muchos edificios oprimidos, como este que vemos ahora, que es la Basílica de San José, por la calle poniente, es más que evidente que del atrio, seguramente jardines y traspatio no quedó nada. Es ahora la zona en donde se concentra la venta de todo lo relacionado con la luz y el equipo eléctrico. Es la calle de José María Marroquí, entre Ayuntamiento y Victoria.
Irónico, pues José María Marroquí es el personaje, de finales del XIX al cual le debemos el rescate total de la relación de calles y edificios que había en la ciudad de México, su obra es fundamental para quien quiere saber lo que fue la Ciudad hasta antes de su transformación en el Porfiriato. Y lo que ahora vemos es el que fuera el Hospicio de Pobres, calle de Revillagigedo y Luis Moya, otra ironía, dado que el virrey conde de Revilla Gigedo, independientemente de que se le cambió el apellido, fue el primero en embellecer la Ciudad.
Seguimos por los que fueran los límites de la vieja ciudad de México, por donde estaban las huertas, al fondo se ve un edificio, se trata del templo de San Cosme y San Damián, en donde un virrey fuera sepultado. Esquina de Serapio Rendón y Ribera de San Cosme. Del hospital no queda absolutamente nada: "Fue fray Juan de Zumárraga quien en el año de 1581 fundó un hospital con una ermita, para atender a los indios forasteros, dedicándolo a los santos Cosme y Damián. En 1669 los franciscanos le añadieron el nombre de Santa María de la Consolación, por el milagro que realizó una linda imagen tallada en madera, que aún se venera en el templo". (Leer más en La Jornada.)
Ahora estamos en la esquina de Puente de Alvarado y Paseo de la Reforma, allí está el templo de San Casiano y San Hipólito. El que fuera convento y hospital, una parte esta desaparecida, la otra es salón de eventos, como lo puedes ver aquí.
Ahora estamos por la calle de Pedro Moreno, por el rumbo de la Plaza Garibaldi, la torre que sale de esa pared es la de Santa María la Redonda, la ancestral Cuecopan, una de las cuatro divisiones que había en el Pueblo de Indios de Tenoxtilan, la nor-poniente.
Y llegamos al punto medular de este "post", de esta "entrada" en este blog. Se trata de la Plaza Alonso García Bravo. Por si este nombre te es familiar, pues resulta que es el primer propietario de un lote que hubo en México, luego de la conquista ya que él fue el encargado de hacer la traza de la ciudad, aunque, en realidad lo que hizo es seguir la traza de la Gran Tenochtitlán. Y eso que vemos al lado de la plaza es lo que queda(ba) del Convento de La Merced.
Según una nota del periódico La Jornada de febrero 15 de 2013, en el recito se estaban invirtiendo 93 millones de pesos para su rescate. Esta foto la tomé en noviembre de 2014 y todo indica que los trabajos van muy lentos. Mucho había oído hablar sobre el patio mudéjar del convento, ejemplo único en América, pero nada pude ver de él fuera de este detalle que, con el uso de zoom pude lograr:
La Plaza Alonso Bravo es una oda al desorden y la inmundicia, hay una escultura que recrea una canoa con algunos personajes, sólo que si no sabes que existe, nunca la buscarás pues está cubierta por varias carpas, en las que hay todo tipo de objetos para la confección de uñas postizas, dicen por ahí que ese sitio es "la meca de las uñas".
Esta es la canoa a la que me refiero, de lado izquierdo está el claustro del convento de La Merced, los plásticos que ves se trata de la "meca de las uñas", el toldo del fondo es otra meca: la de tacos, sopes, tlacoyos, garnachas, etc., etc., etc.
Manzanares al norte, (La meca de las uñas), Jesús María al poniente; República de Uruguay al sur y Talavera al oriente. Esa es la ubicación de lo que queda el convento de La Merced.
República de Uruguay esquina con Jesús María, esa pared amarilla se levanta en el predio que fuera del Convento.
Esta es la "entrada" al Convento de La Merced. Bueno, ahora entiendo que la razón por la cual me fui imposible entrar a conocer tan singular edificio es debido a que está en proceso de restauración, pero dime ¿ese muro parece el de un edificio del siglo XVII? Creo que no.
En ningún momento hubo accesorias en los Conventos, hasta donde tengo buenamente entendido. Las accesorias son lo que hoy conocemos como locales comerciales. Esta es la calle de Jesús María, y allí era parte del Convento de La Merced, el cual, por órdenes de Benito Juárez y su Gabinete(tazo) iban a demoler. Sí, el único ejemplo de arte mudéjar en América, Juárez ordenó tirar; claro es, como consecuencia a la proclamación de las Leyes de Reforma.
De que las torres de las viejas iglesias tengan vegetación, bueno, eso es cosa tan habitual que creo ya nos hemos acostumbrado a verlo, solo que, me pregunto, qué tanto daño harán esas raíces cuando van penetrando la piedra del XVI o del XVII... seguramente mucho.
Calle de República de Guatemala, justo a espaldas de la Catedral Metropolitana... la imagen habla por sí sola.
Calle de Jesús María, atrás de San Pablo el Nuevo, frente a San Pablo el Viejo, edifico abandonado, oprimido, invadido... del muladar, ni hablamos.
Y ya para concluir con estas tristes historias, que más bien son tristes realidades, llegamos a la esquina de Jesús María y Corregidora, se trata del Convento de Jesús María, dice la señora Ángeles Gamio: "Tras la aplicación de las leyes de Reforma, el soberbio convento que les fue quitado a las religiosas, tras varios usos, se convirtió en el famoso cine Mundial, del que aún queda la decoración del vestíbulo, con grandes esculturas tipo griego y en el plafón que cubre el inmenso patio, sobrevivió una graciosa ornamentación de la época. Después fue una tienda de cadena comercial".
Recuerdo que una vez tuve la oportunidad de visitar San Antonio, Texas, me sorprendió el cuidado que tenían con esa emblemática capilla del Alamo, y en Atlanta, con la casa que dicen es la de Lo que el viento se llevó. Y por acá, magnos edificios que sirven de letrinas, de fritanguerías, de bodegas, de cines, de teatros. Lo dicho, son edificios oprimidos.
La hornacina del que fuera convento de Jesús María.
La torre del templo de Santo Domingo.
La magnífica cúpula del templo de Loreto, oprimida por los mercados.
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