martes, 28 de junio de 2016

El manejo de agua que hubo en Salamanca a lo largo del siglo XIX: Joya escondida

   Si algo abundaba en el Bajío, antes de que se conociera con ese nombre, eran dos cosas, los mezquitales y el agua. Poblaciones no había, los asentamientos prehispánicos estaban abandonados. La parte más baja de esa llanura está en lo que hoy es el nor poniente de Salamanca, allí se formaba una ciénega cada temporada de lluvias, esto significa que seis meses del año una laguna aparecía. El río Lerma mantenía un abundante caudal y las inundaciones eran frecuentes. El río La Laja se le consideraba como uno de los "más peligrosos del reino". Al ser la zona de Salamanca la más baja del Bajío, los arroyos que se formaban en la sierra bajaban a descargar en el Lerma.

  Al finalizar el siglo XIX el agua seguía siendo abundante en la región aunque la ciénega no se formaba regularmente. Se sabe que en 1912 y 1926 apareció de nueva cuenta, pero luego ya no se formó en las dimensiones en que solía hacerlo, como quiera, quedó en la memoria la casi "famosa" Charca de Salamanca. Pedro González es el primero que da cuenta de los "Ríos y aguas" en la municipalidad de Salamanca:

  "Pertenece al municipio la margen derecha del río Lerma, desde la Hacienda de la Charca, frente al Jaral, hasta Puerto de Valle, frente al Pitahayo; desde estos puntos atraviesa la municipalidad hasta el rancho del Sauz, donde vuelve hacer la margen derecha la división del Distrito hasta el rancho de la Ordeña; pero entre éste punto y el Sauz es jurisdicción de Pueblo Nuevo. En los lugares ya nombrados de la Sierra de Codornices, en Cañada de Ortega, confluye el río de Dos Ríos en el de Temascatío, aquél nace en las Mesas de Acosta y éste en Potrerillos, San José de los Allendes, Manantiales y Presa del Mesteño. En Temascatío está la toma para la presa de esa finca y en ella se junta el arroyo de las presas de Mendoza y de el Zapote.

  Salamanca e Irapuato tendrían abundante agua potable para el uso de ambas poblaciones si se llevara entubada desde Temascatío, pues sobre la buena calidad del líquido y su abundancia, la altura es sin disputa dominante. Las aguas de este río riegan las tierras de la Hacienda de Buenavista, penetran otra vez en el municipio en Mancerita y, por Maguellal y Ranero confluyen en el Lerma, se juntan también en Mancerita los desagües en la Charca, que proceden de los arroyos de Crucitas, Ancón, Tenita, y de San Antonio o Nativitas. Arroyofeo se origina en Cerrogordo y Aguilares, y el de la Charca, en los cerros de Sotelo y en la planicie de San Bernardo."

  En la imagen vemos parte de la ex hacienda de Ancón. Con las referencias que nos da Pedro González, comprobamos esa abundancia de agua que (lamentablemente) había en Salamanca (el había aplica para todo el Bajío). Y si era tal la abundancia, era mucho el conocimiento del manejo de la misma, no es de extrañarnos que por toda la zona norte del municipio, el que se denominó en algún tiempo como "el valle de Salamanca" se hayan creado a lo largo del siglo XVIII y, especialmente, en el XIX un completo y complejo sistema de irrigación acorde a las fuerzas de las propia naturaleza, es decir, se aprovecho la naturaleza para conducir el agua a donde era necesario.

  En la segunda mitad del siglo XX cuando existía la Secretaría de Recursos Hidráulicos se ideó el sistema de riego del Alto Lerma, el cual trajo por consecuencia el Canal de Coria que comienza en las inmediaciones del cerro del Culiacán y rodea el centro del Bajío pasando por Villagrán, Salamanca e Irapuato para descargar en el Lerma, dejando la mayor parte del agua en cientos de hectáreas de los mencionados municipios.

  En consecuencia esta presa y todo el sistema que de ahí se deriva, quedó en desuso, pero sigue en pie, formando una interesante muestra de la tecnología hidráulica que floreció en Salamanca en siglos pasados y una opción más para los turistas interesados en temas relacionados a la Haciendas y a los procesos históricos del desarrollo agrícola, no es la única, hay al menos tres vestigios más por el rumbo.
















Fuente:

1.- González, Pedro. Geografía local del Estado de Guanajuato. Editorial La Rana. Guanajuato, 2004. pp. 280-281

2 comentarios: