Esta imagen es contundente. Se trata de una capilla doméstica, dentro del terreno de una casa cuya antigüedad la podemos calcular por el 1750, actualmente es una habitación más de la casa, la puerta tiene varias pasadas de pintura, quedan claros vestigios de verde, de azul y de azul agua. Al preguntarle a la dueña de la propiedad, ya entrada en años, que desde cuándo la han pintado de ese color me respondió sin chistar: siempre ha estado así... El azul, el verde o verde-agua lo encontramos esta vez que salimos a recorrer algunos ranchos de Valle de Santiago.
Hace poco invertí una buena cantidad de horas viendo documentales que hablan sobre la cultura Andalusí, que no es otra cosa que la presencia árabe. El canal de televisión de Andalusía los produjo y actualmente está disponible toda la serie en Youtube, en uno de ellos hablan sobre la diáspora sucedida luego de la conquista de Granada, cuando los musulmanes andaluces fueron obligados a cambiar su religión por la católica, muchos de ellos optaron por partir a Marruecos o Túnez. En una entrevista que da un historiador tunecino habla precisamente de las puertas y ventanas azules Lamentablemente no recuerdo en cuál de todos los videos vistos fue. Allí aparece la razón. Así pues, la herencia nos viene de la Arabia Feliz, que luego siguió por el Mediterráneo, llegó a España y de allá nos la mandaron a México.
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