El sitio debió haber sido un verdadero paraíso en su momento, en aquellos tiempos en los que el agua abundaba por la región del Bajío, eran los tiempos en que que algunos de los cráteres de los volcanes de Valle de Santiago tenían agua, agua que desapareció luego del terremoto de 1985 en lo que se cree fue la razón por la cual se vaciaron las hoyas, las conocidas como "luminarias".
Andábamos, como recién lo publiqué, conociendo uno de los templos más antiguos en el estado de Guanajuato cuando, con la evidente pinta de turistas que nos cargábamos una señora nos dijo que si ya habíamos conocido el Aguaje. No, le dijimos. ¿Para dónde queda? y nos señaló el rumbo, al aproximarnos a él estos enormes árboles de intenso verde nos indicaba que era allí.
Este aguaje surtía de agua al pueblo, hombres y bestias saciaban su sed en este manantial.
Para los sesenta del siglo XX se construyeron lavaderos...
... justo a la orilla del arroyo...
El grosor y capricho de los troncos nos dicen dos cosas, una, la abundancia de agua, otra, la cantidad de años que tienen allí.
Unos pasos más adelante, más al sur está el manantial... con poca corriente en estos días pero brotando el agua.
Un auténtico micro-clima.
Este es el manantial, hundido en la roca...
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