Salamanca, 1880. La fecha es aproximada y, evidentemente, no sobrevive ni uno solo de los cientos, quizá miles de durmientes que colocaron en el tramo del Ferrocarril Central Mexicano. Menos aun aquellos que, pocos años después colocaron en el ramal que iba a Valle y Jaral, la llamada Burrita. Los durmientes fueron suplantados, luego de cien años por los de concreto, quizá fue cuando feneció el contrato de 99 años del FFCC original que comenzaron los cambios del tendido. Hubo, eso sí lo sé muy bien un cambio malo: dejó de funcionar el ferrocarril de pasajeros y solo sobrevive el de carga. Aunque, ahora que lo reflexiono, igual la vida de un durmiente de madera es de cien años. Quizá un ingeniero forestal que sigue este blog nos lo confirme.
Salamanca, 2017. Hoy, justo hoy, caminando por la estación de Salamanca veo que están haciendo renovación de durmientes en todo el tendido y ya ni siquiera son los de concreto que conocía, sino otros que bien puedo pensar en la última generación. Todo evoluciona en nuestra vida. De eso no hay duda.
Hola Benja, en efecto un durmiente puede durar hasta cien años o más dependiendo el tratamiento que se le de químicamente, recordemos que los durmientes no retienen el peso de la maquinaria solo lo amortiguan y la madera al tener elasticidad por su composición es y sera la mejor opción ante el concreto.
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