Al comenzar este 2017, tuve la oportunidad de ir a la ahora llamada CDMX; caminar por el Centro Histórico me es indispensable hacerlo en cada visita y esta vez no fue la excepción. En Madero, donde se levanta el Palacio de Iturbide, aquella casa que por sus características arquitectónicas se le ha nombrado como palacio, y que por haber sido prestada al Primer Emperador de México adquirió su apellido, fue en realidad no del efímero Emperador, sino de un acaudalado hacendado, el marqués de Jaral de Berrio. Ahí regularmente hay excepcionales exposiciones la que esa vez se realizaba era la de Nacimientos: Arte y tradición popular. Y esto es lo que ahí vi.
"Uno de los eventos más importantes para el mundo cristiano es el nacimiento de Jesús, por lo que ha sido motivo de representación en pinturas y bajos relieves de tipo devocional, los cuales se remontan a los primeros siglos de nuestra era. Esta celebración tiene su origen durante la segunda mitad del siglo III y primer cuarto del siglo IV, cuando importantes teólogos se reunieron en asamblea y determinaron como el día del Christus Dei el 25 de diciembre, fecha en la que se hacen coincidir este acontecimiento con las tradiciones de cultos paganos y las celebraciones romanas; es en el papado de Julio I, a iniciativas de San Cirilo, obispo de Jerusalén, que se confirma esta fecha.
"La costumbre de recrear el nacimiento de Jesús como una representación personificada alrededor del pesebre de Belén, tal y como lo relata el evangelio de San Lucas (2, 1-20), data del siglo XIII.
"Es a San Francisco de Asís a quien se le atribuye en el año de 1223, la escenificación en vivo del primer nacimiento en la cueva de Greccio, en Umbria, para conmemorar la Natividad de Jesús con la autorización del Papa Honorio III. Dicho evento cobra gran importancia y rápidamente se extiende al resto de la región que hoy constituye Italia.
"Con el tiempo en la escenficiación se sustituyó a los personajes reales por tallas de madera policromada de tamaño natural, pero es hacia la segunda mitad del siglo XVII, y en particular durante el XVIII, que alcanzan su mayor apogeo en toda Europa. Entre los nacimientos destacan los de factura napolitana y es en España en donde se le da el nombre de Belén. El hecho de que fuesen principalmente de tamaño real hacía que su instalación se llevara a cabo en las iglesias, conventos y palacios en donde recibían la visita de los fieles en Navidad seguida de gran entusiasmo y devoción.
"Este hecho propició el deseo del pueblo de instalar en sus casas belenes semejantes a los expuestos en las iglesias, lo que, por carácter intimista y devocional, sumado a la menor disposición de espacio, obligó a la reducción de las figuras y a la variedad en el uso de materiales para su elaboración, dando lugar a una tradición artística y artesanal sin límites.
"Con la conquista del Nuevo Mundo esta tradición viajó con las primeras órdenes de religiosos encargados de la evangelización, sabemos que fue fray Pedro de Gante celebró el nacimiento de Jesús hacia el año de 1528, al preparar cantos y rezos para los indígenas, a quienes hizo venir de diversas regiones.
"Estas celebraciones tornaron rápidamente en una tradición que rebasa su carácter evangelizador estableciéndose como costumbre entre los novohispanos durante las fiestas decembrinas y que prevalece hasta nuestros días.
"Así, la represetnación del nacimiento de Jesús se convierte en una maravillosa obsesión para las manos artesanas, la riqueza de la gran diversidad cultural de los pueblos se refleja en su imaginario y en la infinita posibilidad de expresión en la creación de nacimientos elaborados por los Grandes Maestros del Arte Popular Mexicanos y de Iberoamérica". (1)
Fuente:
1.- Folleto de la exposición: Nacimientos. Arte y tradición popular. Grandes Maestros del Arte Popular Mexicano. Colección Fomento Cultural Banamex. Palacio de Iturbide. Diciembre 2016-Marzo 2017.
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