En este Bable la cosa de números y sus símbolos y relaciones con ciertos modos de pensar y organizar ideas siempre nos han sido interesantes. Mucho hemos hablado sobre el 4, sobre el 9, sobre el 7 y el 13 y ahora que documento más sobre la tradición del Altar de Dolores doy con algo que me remite a otro tema, el cual me es también interesante, el de las palabras y los refranes que tenemos en México.
Sabemos bien que un buen número de refranes van asociados a las tradiciones católicas, como el que dice "Te lo digo Juan, para que me oigas Pedro" en franca referencia a una cita bíblica. O aquello de que "no te hagas que que la virgen no te habla", que nos recuerda el pasaje de una de las apariciones de la Virgen de Guadalupe. Ni que decir de que "se me fue el santo al cielo"... podríamos seguir.
Ahora "descubro" que eso que continuamente se dice de "me trae por la calle de la Amargura", especialmente cuando el enamoramiento es tal que no se piensa en otra cosa más allá del ser amado, pensé fuera mera refranería popular y no más. No, no lo es.
Sucede que la tradición del Viernes de Dolores, muy sentida por el Bajío, gira en torno a los siete dolores que María tiene a lo largo de su vida, uno de ellos, el cuarto refiere el encuentro de María con Jesús en el Vía Crucis, que fue cuando María pasaba por la calle de la amargura...
"Verdaderamente, calle de la amargura fue aquella en que encontraste a Jesús tan sucio, afeado y desgarrado, cargado con la cruz que se hizo responsable de todos los pecados de los hombres, cometidos y por cometer. ¡Pobre Madre! Quiero consolarte enjugando tus lágrimas con mi amor". Quizá fue esa la razón de que se adoptara la idea para que en nuestros dichos refiramos el "andar por la calle de la amargura" como un sufrimiento, en este caso un sufrimiento por amor.
Las imágenes corresponden a la celebración del Viernes Santo en Salamanca, Guanajuato, en el templo de San Agustín en 2016.
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