Quienes rebasamos las cinco décadas de edad recordamos que la fiesta de culminación de la Semana Santa era el Sábado de Gloria, luego ocurrió, no recuerdo con cuál Papa, que la festividad ya no era tal, sino el Domingo de Resurrección. Lo más seguro es que vivía en el error y que siempre se celebraron ambas cosas, la Gloria era el día en que se quemaban los judas y se mojaba uno, regularmente entre conocidos y en las barriadas era parejo, se conociera o no la gente. Ambas cosas fueron canceladas una por la contaminación ambiental, la otra por el uso indebido del agua. De los Judas nos queda solo el recuerdo, quizá por ahí en algún pueblo de México se sigan quemando los Judas, pero, en general, ya no hay tal festividad.
Aunque en la actualidad se hacen esfuerzos por mantener vigente la tradición del Judas, no tanto para quemarlo, pero sí para desarrollar toda la idea creativa que hizo de esa fiesta todo un acontecimiento. Si no eres de México, quizá no has oído de los Judas, te cuento: esta era una manifestación más del fervor católico que se dio luego de la evangelización y, sobre todo, se difundió fuertemente durante el siglo XIX y algunos años del XX. Siendo Judas Iscariote el traidor, se convierte en el personaje malo, por lo que, se le manifiesta el odio hacia él quemándolo. Esto se hacía en las calles, se fabricaban de cartón se colgaban en las esquinas o a mitad de la calle cruzando un lazo de casa a casa y, al medio día, se le prendía fuego.
Esto ocurría cuando en México había una cierta inocencia o candidez y las fiestas eran eso. Así pues, la idea de los huevos de pascual y el conejo por estos lares no llegó, claro es, si la festividad tiene su origen en Alemania y ya por concluir el siglo XVIII, tiempo en que migración alemana no hubo. Así que, al ver en estos días los esfuerzos mercantiles por vender huevos de pascua y chocolates en forma de huevo o centros comerciales "nice" que promueven al conejo pascual están, creo yo, fuera de contexto, o mejor dicho, de ubicación geográfica, pues esas fiestas no son propias de nuestro país.
Lo que vemos en la primera imagen es uno de los célebres Huevos de Fabergé, piezas de exquisita filigrana elaborados en el afamado taller parisino que hizo las delicias de las fiestas pascuales del Zar y la Zarina de Rusia pues, dicen por ahí, que en la tradición Ortodoxa rusa, la Pascua es la festividad más grande del año. Y, como en este espacio nos dedicamos más bien a documentar las fiestas, costumbres y tradiciones de México, el actual y el ido, encuentro algo que confluye, en cuanto a ideas y simbolismos se refiere, con lo que hoy ocurre. La gran mayoría somos católicos, por lo que asumo has visto esta imagen, la que está arriba. Es la que colocan en los cirios pascuales, cirio que simboliza la luz y la vida, dicho de otro modo: la resurrección (hoy es Domingo de Resurrección). Vemos en él una cruz, cruz que marca un norte y un sur con las letras griegas Alfa y Omega, que es principio y fin. Marca a demás cuatro espacios, eso es exactamente lo mismo que en el antiguo México se visualizaba.
El calendario ritual era conocido con el nombre de Tonalpohualli. estaba organizado de tal manera en que los cabezales, cuando llegaban a coincidir en los tres calendarios que existían (agrega el que se llamaba cuenta corta y cuenta larga), ocurría eso que vivimos hace no mucho, el 21-12-2012, que fue el cambio de Era. Eran cuatro los cabezales: Calli, Tochtli, Acatl, Tecpatl (agua, conejo, carrizo, pedernal), efectivamente, allí aparece el conejo. Si te quieres embelesar con los números verás que 4 x 13 son 52. 52 son, actualmente, las semanas del año, pero 52 años hacían, en el calendario Azteca, un siglo, una ceremonia del Fuego Nuevo. 52 x 2 son 104, que es "la atadura de los tiempos" la ceremonia máxima que entonces había, cada 104 años.
Tochtli (el conejo) estaba asociado con el sur, también con el color azul. El conejo estaba asociado, además con la luna. Hay una hermosa leyenda que nos dice la razón por la cual se le asoció. El conejo entre los aztecas, así como entre los pueblos europeos, era símbolo de fertilidad, razón por la cual lo vemos en la Pascua, junto al huevo, otro símbolo de fertilidad y vida. Pero, entre los antiguos mexicanos, el conejo tenía otra cualidad, pues estaba asociado a Mayéhuetl, diosa del maguey y de la embriaguez, esa asociación la podemos entender mejor con el término: Cenzon Totchtin, "los cuatrocientos conejos" que eran los cuatrocientos dioses menores del pulque. Estaba también Macuiltochtli (cinco-conejo), que era el espíritu del hombre muerto en batalla. Definitivamente era profundo el significado del conejo entre los pueblos nahua.
Difícilmente los evangelizadores utilizarían la imagen de un conejo para las Pascuas, dado que ellos la usaban como símbolo de uno de los pecados capitales contra el cual hacían voto de castidad: el pecado de la lujuria. Y ya, para concluir esta entrada de hoy con la que pretendo dejarte muchas ideas en la cabeza, es algo que hace poco vi al visitar una vez más el templo de San Francisco en la ciudad de México, en donde hay una serie de pinturas monumentales, elaboradas a en la década de los cincuenta del siglo XX, luego de que el templo fuera recuperado nuevamente para los franciscanos, en una de ellas hay una curiosa representación, creo es en Belén la escena, en donde aparece una canasta llena de huevos.
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