“Toda familia de importancia tenía dentro de su casa un oratorio particular. Para ello había que pagar una licencia en el arzobispado. En el oratorio era común encontrar un pequeño retablo de madera dorada –o un tríptico que funcionaba como tal-, una mesa para oficiar la misa, un frontal, ornamentos para uso de la misa y del sacerdote, así como misales, palabreros, cálices, blandones, manteles, palias, espejos, hostiarios, relicarios, incensarios, campanillas, salvas y vinajeras. Del techo colgaba una rica lámpara de plata y sobre los muros había diversas imágenes de la devoción particular de los dueños. En algunos oratorios se disponían cuadros de paisajes (países) y tableros de concha (encorchados) con escenas de la vida de Jesús y María, así como otras pinturas religiosas, esculturas devocionales y nacimientos. Era común que sobre el presbiterio se colocara una alfombra. En el oratorio de casa oían misa la familia, sus amigos y los sirvientes. No había bancas para sentarse. En algunos casos hay menciones a tabernáculos. Las imágenes marianas, al igual que la dueña de la casa, tenían sus propias joyas y vestidos”. (1)
“La casa habitación de los siglos XVI, XVII y XVIII tuvo una función determinada por lo numeroso de las familias de aquella época. Fueron fabricadas en predios que estaban en relación directa con los méritos del beneficiario: haber participado en la conquista, tener influencia o gozar de la protección del poderoso en turno y, después, disponer de los recursos pecunarios suficientes para comprar fincas. Las que, por extensión, fueron denominadas casas señoriales o solariegas (como en España) al paso de los siglos han venido a ser clasificados, no sin razón, como palacios”. (2)
511.- Capilla de Guadalupe del Palacio de Minería. Interesante me parece encontrar en el sitio oficial del Palacio de Minería el plano de la planta alta del recinto en el cual se indica claramente la ubicación que la capilla tenía. En ese sitio electrónico hay una descripción de la misma, de la cual extraigo lo siguiente:
“Es la Antigua Capilla otra de las etapas o áreas importantes del edificio. En ella se advierte cómo el artista conjuga su competencia no sólo arquitectónica, sino también escultórica (…) mismas que permean influencias italianas y valencianas. Aquí cabe aclarar que su labor en este campo lo señala como fecundo realizador de retablos. Quehacer en el que sin duda el guía fue su maestro José Puchol Rubio. Por lo que hace al altar, de la mesa del mismo arrancan dos columnas de mármol con sus capiteles de bronce dorado, obra de un discípulo de Tolsá, Antonio Camaño autor igualmente de la puertecita del Sagrario. Las columnas sirven de soporte al friso y a un frontón roto en el que se destaca como vértice la ráfaga de oro, elemento empleado por Miguel Ángel y al mismo tiempo muy del gusto de los artistas barrocos. Composición que enmarca a la Virgen de Guadalupe, presencia insoslayable al ser patrona principalísima de los mineros, lienzo igualmente debido a Ximeno y Planes, mientras que a los lados de las columnas, la flanquean dos esculturas en yeso una de San José y la otra de San Nicolás, ambos también titulares de los mineros. En el lado opuesto al altar está el coro con su balaustrada dorada completando el conjunto.” (Tomado de la página oficial del Palacio de Minería.)
512.- Oratorio de la Transfiguración del Señor. Tantas veces de pasar frente a este edificio y es hasta ahora que le pongo atención a la placa, no muy grande, que hay arriba, en el dintel, de la entrada principal y veo su nombre: Hospital del Divino Salvador para mujeres dementes, sitio en el que, como marcaban los cánones de la época, había también una capilla, en este caso oratorio del cual vemos que...
“El lugar escogido fue el de la calle de Donceles, conocida también como calle de la Canoa, lindando por una parte, colindando con la casa del mayorazgo de Casaus Cervantes, y por la otra con la del mayorazgo de Juan Luyando. En este solar se fundaría el nuevo edificio con merced de agua y licencia de oratorio “para asegurar la continuidad y perpetuidad de la obra pía”. (…) “La vida del hospital del Divino Salvador transcurrió en medio de toda clase de auxilios materiales y espirituales. En el oratorio del hospital se celebraban misas todos los días de fiesta, como la titular del hospital –la Transfiguración de Nuestro Salvador- celebrada cada 6 de agosto”. (3)
Sí, en efecto, Donceles es la calle en donde se localizan las librerías de usado, en donde, con mucha paciencia se puede encontrar lo que uno menos espera en materia de libros.
513.- Oratorio del Palacio del Arzobispado. Construido en lo que fuera el templo de Tezcatlipoca, es en este sitio en donde se dice ocurrió el milagro de las rosas, cuando, Juan Diego dejó caer la tilma en donde se imprimió la imagen de la virgen de Guadalupe, eso de acuerdo a la historia que plasma el Nican Mopohua que fue la prueba que se le envió al Arzobispo de México como testimonio de que quien enviaba el mensaje era la propia María. En la actualidad es un centro cultural de la Secretaría de Hacienda en el cual se exhibe la colección Pago en Especie.
En el sitio oficial de la Catedral de México hay una nota curiosa que habla de este oratorio. "Nombró a Dionisio de la Rocha, canónigo como gobernador con facultades ordinarias y apostólicas y dio instrucciones para proseguir la causa de beatificación y canonización de Francisco Aguiar y Seijas. El tesorero dio cuenta de las cosas que recogió e inventarió de la sacristía del oratorio del palacio arzobispado y “sólo hace falta un azafate” que se dio por perdido, y “le pidió (al tesorero) el arzobispo (Lorenzana) la mitra que fue del Ilmo. Y Venerable Siervo de Dios (Francisco Aguiar y Seijas), la que se llevó”. Actas de cabildo, vol. 51, ff. 172-173 v.".
En el sitio oficial de la Catedral de México hay una nota curiosa que habla de este oratorio. "Nombró a Dionisio de la Rocha, canónigo como gobernador con facultades ordinarias y apostólicas y dio instrucciones para proseguir la causa de beatificación y canonización de Francisco Aguiar y Seijas. El tesorero dio cuenta de las cosas que recogió e inventarió de la sacristía del oratorio del palacio arzobispado y “sólo hace falta un azafate” que se dio por perdido, y “le pidió (al tesorero) el arzobispo (Lorenzana) la mitra que fue del Ilmo. Y Venerable Siervo de Dios (Francisco Aguiar y Seijas), la que se llevó”. Actas de cabildo, vol. 51, ff. 172-173 v.".
"Muy pocos años después, al llegar el primer obispo de México fray Juan de Zumárraga decidió comprarlas en 1530, ampliarlas y construir las primeras casas y cárceles arzobispales, que hasta finales del siglo XVII sirvieron como vivienda para los legos del Arzobispado. Fue hasta 1720 cuando realmente se convirtió en Palacio Arzobispal: en él residían los jerarcas de la Iglesia católica; en su interior realizaban grandes ceremonias y el lugar se transformó en una pequeña urbe que resguardaba desde las alcobas privadas de los pontífices hasta una fábrica de campanas, pasando por oficinas, comedores, biblioteca, oratorio, jardines e incluso cárceles." (Tomado de la Nueva Guía del Centro Histórico.)
514.- La Capilla de la Emperatriz. Aquí hay una larga y historia y una larga explicación, la cual, siendo breves es la siguiente: "El edificio no fue construido para servir de capilla, ni mucho menos de la muy recordada Carlota. Sin embargo, sí se utilizó para ese propósito en tiempos virreinales, como consignó el escritor Artemio de Valle Arizpe. ''El Palacio Nacional sí contó con una capilla virreinal de carácter privado que, al parecer, fue utilizada durante el imperio de Maximiliano para la boda del mariscal Bazaine'', comenta Gasca." (Tomado de La Jornada.) Quizá este duplicando esta capilla, ya que, en el Palacio Virreinal hubo hasta cuatro capillas, consignadas con los números 504, 505, 506 y 507.
515.- Capilla de San Miguel en el Cerro de Chapultepec. Hay dos artículos publicados en distintos números de la revista Arqueología Mexicana (3) que hablan sobre el el sincretismo dado entre deidades nahuas, especialmente Tláloc, asociadas a la lluvia y a los cerros, y cómo estas fueron asimiladas en la imagen de San Miguel Arcángel. No es de extrañarnos que hay sido precisamente en Chapultepec en donde se haya colocado una de las primeras capillas dedicadas a ese Arcángel.
Sabemos bien que en la actualidad existe una parroquia de San Miguel justo en la colonia llamada San Miguel Chapultepec, pero el templo original, el levantado en la época virreinal, se localizaba en la lo que hoy es la parte poniente de la Colonia Juárez, quizá a espaldas de la Secretaría de Salud, eso lo vemos en esta acuarela de Jean H. Laclotte de 1824, en donde se ve el acueducto de Belén, marcando eso que se llama ahora Avenida Chapultepec. En la siguiente imagen vemos una litografía de Casimiro Castro en donde aparece la misma escena, además incluyendo parte del Castillo de Chapultepec. Sobre la capilla en el cerro de Chapultepec encuentro lo siguiente:
"Después de la conquista, Hernán Cortés se apodera de Chapultepec y por la cédula real del 30 de junio de 1530, el rey Carlos V, ordena que el Bosque y el Cerro pertenecían a la Ciudad de México, se destruye totalmente el Teocalli y se construye una capilla de planta circular única en la Nueva España, confiada al cuidado de los franciscanos y dedicada a San Miguel Arcángel, el jardín virreinal fue planeado por el arquitecto Francisco Antonio Guerrero y Torres mismo quien realiza el levantamiento del plano en 1784 por orden del virrey Matías de Gálvez, quien muere en 1785, año en que comienzan las obras por el mandato del virrey Bernardo de Gálvez, dicha obra se suspende por orden del rey Carlos IV y ordena subastar el lugar en mayo de 1788. La capilla posiblemente es destruida en la época virreinal, hasta la reutilización de sus restos en 1841, para las instalaciones del Colegio Militar, dicha obra se concluye en 1843". (Tomado de Trillanes, Ricardo. El Castillo de Chapultepec.)
516.- Capilla del Colegio de Cristo.- La época virreinal, siendo eminentemente católica, la presencia del poder de la iglesia era omnipresente, esto incluía que en todo edificio "de buen ver" hubiera una capilla u oratorio, tal es el caso del Colegio de Cristo, actual Museo de la Caricatura, en el que, con toda seguridad, me atrevería a asegurar, existió una capilla. Interesante será saber a quién estuvo dedicada.
"En este edificio barroco se creó, a principios del siglo XVII, el Real Colegio de Cristo. Fue voluntad de don Cristóbal Vargas Valadez, un noble afiliado a los circuitos crediticios en la Nueva España, que al morir, parte de sus bienes fuera destinada a la educación cristiana, como era costumbre entre ciertos aristócratas. Para el último tercio del siglo XVIII, el colegio, en declive, pasó a manos de los jesuitas y después a distintos propietarios. Su actual construcción, los arcos desvanecidos en las columnas, las estípites, los detalles vegetales o el Cristo crucificado en relieve datan del siglo XVIII. Luego de haber estado casi en ruinas, el inmueble se convirtió en un recinto que resguarda alrededor de mil quinientas obras de caricaturistas mexicanos." (Tomado de la nueva guía del Centro Histórico.)
517.- Oratorio del Palacio de los Condes del Valle de Orizaba. Una buena cantidad de veces he entrado a este sitio, sea a hojear revistas que a comprar libros o a desayunar, la verdad nunca he puesto atención al sitio en donde se localizaba la Capilla. Según un plano que aparece en una presentación electrónica de Eduardo Mauricio Hernández, ésta se localizaba al entrar al patio por la calle de San Francisco, del lado derecho.
Este es el plano, supongo viene del libro de Carla Zarebaska, La Casa de los Azulejos, está marcada con el número 2, y dice Capilla, no dice Oratorio, especial atención pondré la próxima vez que entre a ese sito. Actual Samborn's de los Azulejos.
518.- Oratorio en la Casa de los Mascarones. Sé que estoy especulando mucho al incluir esta casa de descanso como un sitio en el que hubo un Oratorio, pero, considerando que en la época toda casa de ciertas dimensiones contaba con uno de ellos, bien cabe la idea de que aquí hubo uno. "El documento más antiguo sobre la posesión del solar, donde se edificaría la casa de los mascarones data de 1562. Poco se sabe por que la construcción no se llevó a cabo. Rivera Cambas afirma, la casa de los mascarones permaneció inconclusa y abandonada hasta 1822, cuando fue subastada, a partir de entonces, tuvo distintos propietarios, que terminaron la construcción. El canónigo Manuel Moreno y Jove, la acabó, con planes diferentes, desconocido aún". (Wikipedia.)
519.- Oratorio de la Casa de la Calle del Seminario número 12. “La vivienda se compone por la parte de abaxo, de una accesoria con tienda y su tapanco, y otras dos piezas, una alta y otra baxa, cochera, un cuartito sobre ella, que se compone de dos piezas, zaguán, patio, bodega, caballeriza, pajar, pasadizo de baxo de la escalera, para comunicar el corral, escalera y en la meseta de ella un cuarto entresuelo, y en lo alto corredores que dan paso á la Sala de Recibimiento, dormitorio, oratorio, otro cuarto, cuarto comedor, cocina, cuarto de mozas y zoteguela. La fábrica es de obra antigua, y reconocimos en las paredes de medianía que tiene algunos escudos de adobe”. (5)
520.- Oratorio de la casa del Conde de Regla. “Después de los salones del dosel y del estrado, ocupaba preferente lugar en la casa colonial el oratorio. Situado cerca de aquellos, con entrada por el corredor o la antesala, tenía casi siempre portada de piedra labrada, sobremontada por un nicho de la Virgen o un otro santo. La puerta solía ser de tableros tallados, y no pocas veces adornados con piedrecillas de plata: y el altar de madera dorada, como los de las iglesias. Pero el oratorio de la casa del Conde de la Regla tenía su altar de plata cincelada, llena de columnas, nichos y estatuas de magnífica labor; hallábase tapizado con “damasco carmesí de China, con dos cortinas y sus goteras de lo mismo” y cubiertos casi en su totalidad por cuadros, nichos, crucifijos, patentes de hermandades, relicarios, ramilletes y demás, todo, por supuesto, de plata; y del cielo, pintado en él el sol y la luna; prendía un candil de plata cincelada. Riquísimos eran los vasos sagrados, y de plata las vinajeras, campanas, blandones, atriles, candeleros y demás. En cuanto a los ornamentos, inútil es decir que eran de las más ricas telas, adornados con galones de oro y plata, y los manteles y amitos con finísimos encajes”. (6)
Fuentes:
1.- Curiel, Gustavo. Historia de la vida cotidiana en México, Tomo II. La Ciudad Barroca. Ajuares domésticos, los rituales de lo cotidiano. (Coord. Antonio Rubial García. Conaculta. México. 2012, pp.93-94
2.- Sotomayor, Arturo. La ciudad antigua de México. Siglos XVI-XX. Bancomer, México. 1990, p.128
2.- Sotomayor, Arturo. La ciudad antigua de México. Siglos XVI-XX. Bancomer, México. 1990, p.128
3.- Villa Guerrero, Guadalupe. El hospital del Divino Salvador para mujeres dementes. Boletín de Monumentos Históricos. Tercera Época. Núm. 12. Enero-Abril 2008. México, pp.141-152.
4.- Salas Quintanal, Hernán. La fiesta de San Miguel del Milagro: Naturaleza y cultura. Revista Arqueología Mexicana. No. 117, Vol. XIX. Sept-Oct, 2012. pp.64-70
5.- AGN. Ramo: Vínculos y Mayorazgos. Vol. 98, Exp. 9. “Autos fechos a pedimento de Dn. Gerónimo Murillo López de Peralta sobre que se le conceda licencia para vender una casa perteneciente al Mayorazgo que se halla en la calle del Relox y demás que se expresa". En: Ávila, Salvador. Arquitectura y sociedad: una residencia familiar del siglo XVII en la ciudad de México. Tesis para obtener el título de Maestría en Historia. Universidad Autónoma Metropolitana. México, 1996, pp.90-91.
6.- Romero de Terreros, Manuel. La casa colonial. Anales del Instituto Nacional de Antropología. Tomo V. México, p.175
5.- AGN. Ramo: Vínculos y Mayorazgos. Vol. 98, Exp. 9. “Autos fechos a pedimento de Dn. Gerónimo Murillo López de Peralta sobre que se le conceda licencia para vender una casa perteneciente al Mayorazgo que se halla en la calle del Relox y demás que se expresa". En: Ávila, Salvador. Arquitectura y sociedad: una residencia familiar del siglo XVII en la ciudad de México. Tesis para obtener el título de Maestría en Historia. Universidad Autónoma Metropolitana. México, 1996, pp.90-91.
6.- Romero de Terreros, Manuel. La casa colonial. Anales del Instituto Nacional de Antropología. Tomo V. México, p.175
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