No sé si te ocurra lo mismo, al andar por las calles del centro de la ciudad de México que de pronto se nos vuelven tan familiares por sus nombres que, cuando indagamos sobre la procedencia, sobre la razón por la cual se llaman así nos llevamos algunas sorpresas. Marroquí, Revillagigedo, Balderas, y se antoja extraño (por así decirlo) que uno haya sido un historiador, otro un virrey y el tercero un militar durante la invasión norteamericana. En el caso de Bucareli, nombre que me suena a italiano, estamos hablando del cuadragésimo sexto virrey de la Nueva España, que gobernó de 1771 a 1779. Antonio María de Bucareli y Ursúa, Henestrosa y Lasso de la Vega.
La calle que lleva su nombre, más bien su primer apellido, comienza justo frente a San Fernando, enfila rumbo sur y apenas dos calles más llega al cruce con el Paseo de la Reforma, justo en la que durante años fue llamada Glorieta del Caballito, allí estuvo la casa de Ignacio, "el yerno del suegro", es decir, el marido de Amanda, la hija de Porfirio Díaz, en donde -se dice- estuvo como caballerango de 1909 a 1910 Emiliano Zapata. Ahora se levanta en su lugar el edificio de la Lotería Nacional, tan emblemático en su momento como el Caballito lo fue en su momento.
Luego de la glorieta, está la llamada "esquina de la información", ya que de un lado se levanta el edificio de El Universal y del otro el de Excélsior. en la siguientes tres cuadras fue donde los primeros edificios de departamentos se levantaron en la ciudad, vemos entonces el Reloj Chino, regalo que diera el gobierno de ese país a México en las Fiestas del Centenario, un poco más adelante está el llamado Palacio de Bucareli que es la sede de la Secretaría de Gobernación. Cuatro calles más y llegamos al final de la calle de ese nombre, en realidad sigue pero con otro. Bucareli termina en Chapultepec y esa calle fue una de las más emblemáticas de la ciudad en el último cuarto del siglo XVIII, ya que allí se levantó El Paseo Nuevo.
El "Paseo Nuevo, es el nombre de una avenida que fue inaugurada en la Ciudad de México a fines del siglo XVIII, exactamente hacia el año de 1778, por órdenes del entonces Virrey de la Nueva España Don Antonio María de Bucareli y Ursúa, de acuerdo a un plan de modernización ordenado por él mismo para dotar de infraestructura urbana a la entonces capital del virreinato, entre cuyo plan desatacaba la creación de una avenida dotada de arboledas y fuentes para la recreación de los habitantes de la ciudad" (Wikipedia).
Escribe la madame Calderón de la Barca: "Ayer, por ser día de fiesta, el Paseo estaba lleno de carruajes y, en consecuencia, mucho más brillante y divertido que nunca. Este Paseo es el Prado mexicano o el Hyde-Park... el Paseo llamado de Bucareli, que toma su nombre de un virrey, es una larga y ancha avenida orlada con los árboles que él mismo plantó, y en donde se halla una fuente grande de piedra, cuyas centelleantes aguas se asemejan frescas y deliciosas, y que remata una dorada estatua de la Victoria. Aquí, cada tarde, pero de preferencia los domingos y días de fiesta, éstos últimos no tienen fin, se pueden ver dos largas filas de carruajes llenos de señoras, multitud de caballeros montando a caballo entre el espacio que dejan los coches, soldados, de trecho en trecho, que cuidan el orden y una muchedumbre de gente del pueblo y de léperos, mezclados con algunos caballeros que se pasean a pie... Este Paseo goza de una hermosa vista de las montañas..."
El nombre de Bucareli lo encontramos también en Alaska, sitio en el que, cuando gobernaba la Nueva España el virrey de ese nombre, uno de los navegantes españoles llegó y bautizó a esa lejana bahía con el nombre del virrey. "El nombre de Bucareli se lo dio el explorador español Juan Francisco de la Bodega y Quadra en 1775, concretamente Puerto y Entrada de Bucareli, en honor de Antonio María de Bucareli y Ursúa, entonces virrey de Nueva España. En la década de 1790, George Vancouver, quien había tenido acceso a diversos mapas españoles, llamó a la bahía Puerto del Baylio Bucareli. Francisco Antonio Mourelle, quien acompañaba en la bahía de Bucareli a de la Bodega y Quadra escribió sobre la luz que desprendían la erupciones de algunos volcanes, aunque lo más probable es que lo que viera fueran algunos incendios forestales. Los españoles visitaron repetidamente la bahía durante las últimas décadas del siglo XVIII, como la visita en Ignacio de Arteaga y de la Bodega y Quadra en 1779."
Me parece curioso ver que Mourelle anduvo por tan lejanos rumbos, a él lo conozco por sus crónicas de viaje por Guanajuato. "La bahía de Bucareli (en inglés, Bucareli Bay) es una bahía en el Archipiélago Alexander, en el sudeste del estado estadounidense de Alaska. Se encuentra frente a la isla del Príncipe de Gales, entre la isla Baker y la isla Suemez. Al este limita con varios cuerpos de agua como la bahía de San Alberto. Al oeste se abre directamente al océano Pacífico. La bahía de Bucareli tiene aproximadamente unos 40 km de largo". (Wikipedia.)
Nuestro, por sí decirlo, nuestro Bucareli no fue el único, hubo otro, en Argentina que era su hermano mayor, el nuestro fue Antonio María, nacido en 1717, el hermano era Francisco de Paula, nacido en 1708, ambos en Sevilla, pertenecían a la nobleza local, hijos de Luis de Bucareli y Henestrosa, II marqués de Vallehermoso, y de Ana de Ursúa y Ursúa, IV condesa de Gerena. Antonio María entró en el ejército a la edad de 11 años, como cadete, llegando tras diversas acciones militares al grado de general. Tras desempeñar la capitanía general de Cuba por un período, fue nombrado virrey de Nueva España el 22 de septiembre de 1771.
Francisco de Paula se convirtió en el teniente general de los Reales Ejércitos y fue gentilhombre de cámara de su majestad con entrada, que fuera nombrado gobernador de Buenos Aires entre los años 1766 y 1770, y ejerciendo el cargo fue el responsable de ejecutar la orden de expulsión de los jesuitas del Imperio español. Siendo gobernador ocurrió el cambio de posesión en las islas Malvinas, de Francia a España, luego serían invadidas por Inglaterra.
El nombre Bucareli volvió a ser utilizado luego de la Revolución, pues las quejas de los Estados Unidos contra México por los daños recibidos durante el conflicto buscaban resarcir a los quejosos a través de una serie de negociaciones entre ambos gobiernos. "El tratado buscaba canalizar las exigencias de ciudadanos estadounidenses por presuntos daños causados a sus bienes por guerras internas (Revolución Mexicana) durante el período comprendido entre 1910 y 1921. Las pláticas tuvieron por sede a la ciudad de México y se llevaron a cabo en un edificio del gobierno federal ubicado en la calle de Bucareli no. 85. Las negociaciones se iniciaron el 15 de mayo de 1923 y terminaron el 13 de agosto del mismo año. Los Convenios Especial y General de Reclamaciones se mantuvieron en vigor mientras las comisiones correspondientes llevaron a cabo el cometido para el que fueron formadas, es decir, hasta que sus asuntos concluyeron."
Y para concluir esta remembranza de Bucareli y todo lo que el nombre encierra, vemos en la imagen el Palacio de Bucareli, sede de la Secretaría de Gobernación, que fuera la Casa Cobián, te recomiendo entrar aquí para ver su interesante historia.
Celebres son en nuestros días (por desgracia) las rejas, vallas o protecciones que hay por las continuas manifestaciones frente a la mencionada Secretaría.
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