Turismo y publicidad han ido siempre agarrados de la mano. Sin publicidad el turismo difícilmente existiría, más aun en nuestros días, en que cientos de miles de páginas hay en Internet, incuso uno mismo se ha vuelto su propio Agente de Viajes; pero, en los cincuentas, sesentas y setentas, el turismo requirió de cientos de miles de pósters que, con el impacto de una imagen invitaban al público a visitar un cierto destino, un cierto evento, una cierta ciudad. Es así como, dentro de la mucha producción que hubo de pósters turísticos de México vemos una constante: la mujer, regularmente ataviada con trajes típicos; los caballos y los toros; las playas; las zonas arqueológicas y los paisajes de ensueño. Esta es una ligera muestra.
(Este mensaje sigue siendo actual.)
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