La ciudad de Guanajuato se identifica, más allá de su Teatro Juárez, del monumento al Pípila, de la Alhóndiga de Granaditas, por sus callejones. Sin lugar a dudas el más famoso es el del Beso, eso debido a la leyenda que hay en torno a aquella pareja que casi, casi eran una especie de Romeo y Julieta con los debido matices novohispanos y guanajuateños.
La lista de callejones en Guanajuato es grande, y el explorarlos es toda una experiencia, una buena cantidad de ellos se localizan más allá de la zona que comprende el Patrimonio de la Humanidad, la llamada técnicamente, "zona núcleo", que es la que todo turista visita, es la más concurrida, en donde se concentran los servicios y la mayoría de los sitios que conforman el concepto de "Ciudad Patrimonio".
Eso que rodea la parte nuclear, se llama zona "buffer", es decir, de amortiguamiento y es en ella en donde se desarrolla la vida regular, normal, el día a día, más allá de la oferta turística que, la mayoría de las veces pone un cierto velo (por no decir disfraz) para volver algo más acorde con el entorno... y al andar por la zona de amortiguamiento vemos una faceta, quizá más auténtica y sin tanto adorno que, no deja de ser sumamente atractiva aunque las paredes no estén totalmente repelladas, o completamente pintadas, el encanto allí está.
Así que comenzamos el ascenso por el Callejón del Santo Niño y, con calma, ya que es un poco pesada la inclinación, vamos viendo, atisbando, descubriendo, imaginando y, sobre todo, sorprendiéndonos de lo que por ahí se desarrolla en esa viada cotidiana guanajuateña. Por si lo quieres caminar, se localiza por Sopeña cuando vas de la Universidad hacia la Alóndiga, allí está.
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