Me sigue pasando, me ha pasado, espero no me siga pasando. Tener tanta maravilla cerca y no darme el tiempo, el lujo, de ir allí y disfrutar. Cuando no se tiene auto en México, siempre habrá un camión, en el caso del estado de Guanajuato, una (en femenino) Flechita (Flecha Amarilla) que nos deje en el lugar o próximo a él. Esta vez llego, no en la Flechita, sino en la comodidad del auto de un buen amigo que se da estos lujos también, no de ir de compras al mismo sempiterno "mall" como le dicen ahora al conjunto de tiendas sino a lo que la tierra nos ofrece.
Andamos en la Sierra de Codornices, pero del otro lado, del lado norte que para San Miguel de Allende es su parte sur. Para mi, en Salamanca, esa sierra es el Norte. Por si no fui claro, la Sierra de Codornices está al norte de Salamanca y al sur de San Miguel.
La vegetación es algo similar, aunque hay ciertas variantes que, sea por que allá, en San Miguel, le pegan los vientos fríos del altiplano y, acá, en Salamanca, e pegan los vientos cálidos del Bajío, provocan ligeras diferencias. Por ejemplo no vi órganos, pero vi lechuguilla; vi los huizaches más tupidos, creo son los "chinos", y, finalmente, conocí el Granjeno.
El sitio, además de guardar una sorprendente zona arqueológica, tiene una vegetación estupenda, que te invito a que, en la primera oportunidad conozcas el rumbo, es en verdad sorprendente. Escribió Pedro González en su Geografía Local, al comenzar el siglo XX, es decir, mucho antes del cambio climático:
“La Sierra de Codornices, en la parte perteneciente a San Miguel de Allende, comienza en Manantiales, Puerto de Robledad, San José de los Allendes y Cimental, y sigue por la Cañada de la Virgen, Talayotes, Los Valles, Calderón y Alcocer hasta los cerros de Jalpa. Desde éste punto toman hacia el N los cerros de Puerto Nieto, Margara, Támbula, y Jovero; en la llanura de Puerto Nieto están los cerritos, Laguna de Tripas, Puerto de Sosa, Los Rodríguez, Las Cañas y Marroquín, cordillera que cierra la altiplanicie en la Colonia y Alcocer con San Judas y Cerro Grande. Debajo de los cerros de la ciudad y de la Lejona, Don Diego y San Miguel el Viejo, se extienden granes lomeríos por San Damián, Guerrero, Cruz del Palmar, Atotonilco, Rancho Viejo y la Petaca, lomeríos que hacen las márgenes del río de La Laja, que se precipita sobre Chamacuero por el Cañón de San Miguel.
Al río de La Laja tributan, por su ribera izquierda, los arroyos de Calderón, Begonia, Lejona y Cachinches, que nace de los arroyos Carlos, Soldado, La Tinaja, el Salto, Santas Marías, Moral, Llano Blanco y Puerto de Sosa, también los de Los López, Arroyo de la Arena, Arroyo Seco, Atotonilco y La Petaca. Por la margen derecha entra el río de Talayote, que acaba en los Martínez; el de San Agustín, que nace en Cañada de García, Puerto de Robledad y Manantiales: el de Cieneguita, formado por los arroyos de San Damián, Peña Blanca, San Lucas, Xoconostle, Cinco Señores, Alcántar, Nombre de Dios y Cruz del Palmar, y el de los Rico, que baja del cerro de Rondanejo. Aunque ya figuran los manantiales en a lista general, los de San Miguel de Allende son: El Chorro, Cieneguita, Xoté, Montecillo y Atotonilco.
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