El dibujo, hecho en 1764, fue elaborado por fraile Francisco de Ajofrín. En su Diario lo coloca luego de visitar San Miguel el Grande por lo que presumo se trata del sito conocido como "la pirámide de Orduña" en el municipio de Comonfort, estado de Guanajuato. Lo refiere como "fábrica de gentiles, llamada Cuisillo". Quizá has visto, al andar por las carreteras de Jalisco y Guanajuato, quizá por algún otro estado, algún rancho llamado precisamente así: Cuisillo o Coecillo, justo se refiere a una construcción prehispánica, quizá un adoratorio o, lo más seguro, un sitio en alto desde el que se vigilaba.
Claro es que Ajofrín no mantenía ninguna escala, él solamente dibujaba lo que veía, a manera testimonio que, para nuestra fortuna, incluyó en su Diario. Si has leído a Bernal Díaz del Castillo recordarás que él menciona de los cu o cué o cués, cuando hace mención de un adoratorio o pirámide, de ahí viene la palabra al modo despectivo de "cuisillo" o pequeño cué.
El que ahora vemos está en lo alto de un cerro, próximo al rancho de Orduña; todos coinciden que por suerte llegar a él es bastante complicado, razón por la cual se mantiene si bien no completo, si ha resistido el paso de los años, en este caso, de varios siglos.
Sale de sobra volver a decir que todos estos vestigios, como Los Edificios en Salamanca, en San Bartolo Aguacaliente y en tantos otros lugares del estado de Guanajuato, rompen con lo dicho repetidamente de que la zona estuvo poblada desde mucho antes de la presencia hispana en la región, así que aquello de las tribus nómadas, pasa a ser parte del imaginario y la leyenda. El arqueólogo Cárdenas García es de los pocos que ha estudiado el lugar y dice:
"El sitio está constituido por tres conjuntos de estructuras: el principal localizado en la cima, presenta estructuras de carácter cívico religioso que se levantan sobre una gran plataforma. La estructura mayor mide 28 m por lado de base y 8 m de altura y fue construida en cuerpos escalonados de los cuales hay cinco visibles (1)". Definitivamente nos está cambiando en mucho la perspectiva que teníamos del estado de Guanajuato, ahora que muestra su abundante lado prehispánico.
Fuente:
1.- Cárdenas García, Efraín. El Bajío en el clásico. El Colegio de Michoacán. Zamora, 1999.
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