Cuando pensamos en zonas arqueológicas en nuestros días de inmediato se nos viene a la mente la imagen del Castillo en Chichén Itzá o la Pirámide del Sol de Teotihuacán, son las que más se han difundido, son las que se ponen como meta a los turistas extranjeros que vienen a México o a los nacionales que del sur van al norte o del centro al sureste o de un lado al otro. Pero hubo un tiempo en que la publicidad turística usaba otro sitio como el destino por “descubrir”: Tula. En los cincuentas y sesentas del siglo XX los folletos promocionales de nuestro país invariablemente incluían un Atlante.
Sabíamos, pues, que los pueblos mesoamericanos se asentaron en rededor del enorme lago de Texcoco en el Valle de México, y en algunos puntos de la península de Yucatán. Siendo el territorio nacional de casi dos millones de kilómetros cuadrados, la arqueología se limitó a dos puntos nada más… pero comenzaron a aparecer otros sitios, en los lugares menos imaginado, como el estado de Guanajuato. Lo del “comenzaron a aparecer” lo entrecomillamos pues ya desde 1895 Pedro González daba a conocer ciertos puntos de interés arqueológico en el estado… pero quedó como una propuesta.
Es así, tal vez por la intervención de Fox o su gabinete, que se comienzan a hacer rescates de los sitos más importantes. Ya desde el último cuarto del siglo XX se comienza a difundir la idea de que eso de que de Guanajuato al norte no hubo nada, en términos de asentamientos humanos y que todos eran nómadas, se viene abajo pues Beatriz Braniff da cuenta de una enorme cantidad de asentamientos de todos tamaños que hubo en la región, incluso se comienza a barajear la idea de la “Tradición Bajío” o “Cultura de los Patios Hundidos”.
El arqueólogo guanajuatense Efraín Cárdenas García escribe en a introducción de su estudio que “La planicie aluvial del sur del estado de Guanajuato conocida como el Bajío y el Occidente de México como área cultural mayor donde ésta se inscribe, tradicionalmente han sido consideradas como áreas donde las sociedades prehispánicas no alcanzaron un importante nivel de desarrollo. Hasta hace una década se pensaba erróneamente, que los grandes fenómenos y los procesos sociales forjados de las altas culturas en Mesoamérica poco tuvieron que ver con lo sucedido en estas regiones periféricas.”
Efraín Cárdenas García da cuenta de 1 180 sitios de interés arqueológico tan solo en lo que actualmente es el Estado de Guanajuato y de ese enorme número se logran rescatar solamente cuatro a cual más espectacular el uno del otro. De Peralta ya dimos cuenta anteriormente, nos queda pendiente de ver Cóporo y Plazuelas. Lo que hoy visitamos es Cañada de la Virgen, sito que me dejó sin palabras por la belleza del entorno y por lo mucho que hay en el espacio ya rescatado.
Para entender mejor lo que aquí ocurrió, debemos saber que no lejos de ahí existe un lugar llamado San Miguel Viejo, que es el asiento primitivo de lo que hoy conocemos como San Miguel de Allende, es decir, hubo una primera fundación, denominada San Miguel, pero ante de que el asunto hispano ocurriera, existió un asentamiento abundante cuyo centro era lo que podemos considerar el antecedente de San Miguel de Allende. Más concreto aun: hubo un San Miguel, antes del de "el Grande", se le llama "Viejo", pero hay un San Miguel Viejo que, para fines arqueológicos, es el asentamiento de algún pueblo chichimeca que era el que regía la zona.
“La región política que tiene por cabecera o centro de poder al sitio San Miguel Viejo, es la segunda con mayor densidad de asentamientos y la cuarta más grande en territorialidad; cuenta con 49 asentamientos incluyendo la propia cabecera, 15 centros administrativos y 33 sitios menores. Se distingue por tener sitios con estructuras de menores dimensiones, aunque la complejidad y el diseño arquitectónico se mantienen constantes”.
“Dos datos corroboran las afirmaciones de condiciones climáticas distintas: por una parte, las manchas de bosque que aún se preservan en la zona serrana de Guanajuato y en la Sierra de Cuatralba son los últimos reductos de bosque de encino y pino después de un largo proceso de deforestación; por otra parte, en la memoria de las personas mayores sigue viva una visión muy distinta de su entorno natural, por ejemplo, en Los Locos, una ranchería en el municipio de Salamanca, hay quienes recuerdan cuando había pinabete y oyamel en los cerros.
“El trabajo pionero de investigación arqueológica a nivel regional realizado en el estado de Guanajuato estuvo a cargo de Beatriz Braniff. En su trabajo ya clásico publicado en 1972, la autora expone algunas ideas relevantes para el estudio de la frontera norte de Mesoamérica y para entender el desarrollo de las sociedades prehispánicas de Guanajuato; hace un recuento de rasgos y estilos cerámicos y establece la existencia de cinco fases de ocupación en la región: Fase Morales, Fase San Miguel, Fase Tierra Blanca, Fase Agua Espinosa y Fase Carabino. Las fases San Miguel y Tierra Blanca resultan particularmente importantes para este análisis por la presencia de los tipos cerámicos blanco levantado y rojo sobre bayo.
“Los trabajos de excavación en la Cañada de la Virgen (Nieto 1997) han permitido obtener un fechamiento que sitúa la última ocupación del sitio entre 1000 y 1100 DC; también han demostrado que la última etapa de ocupación del sitio se caracteriza por una singular mezcla cultural: los patios hundidos y la cerámica rojo sobre bayo y blanco levantado típicamente regionales, aparecen asociados a elementos culturales ajenos, tales como el uso de estuco en las construcciones y pisos, el acabado de los edificios usando pequeñas lajas perfectamente labradas y la presencia de una calzada que conduce al conjunto principal del sitio.
Fuera de esos cuatro sitos documentados y rescatados, de los mil y tantos que el arqueólogo Cárdenas da cuenta, en esta Bable apenas hemos sabido de tres: Los Edificios en Salamanca, San Bartolo o Tzche en Apaseo el Alto y los que hay en la mancha urbana de León. También del Cerro de los Remedios.
Fuente:
Cárdenas
García, Efraín. El Bajío en el Clásico. El Colegio de Michoacán. Zamora, 1999
Hola Benjamín. Le pido su apoyo y colaboración para conseguir dos fuentes bibliograficas que menciona en otros de sus temas: Hacienda Ñado y Hacienda de Roque y Plancarte. No he podido conseguir en la ciudad de México esos libros, y si usted tiene alguna guía que me pueda orientar, mucho agradeceré esta ayuda. Saludos cordiales, Pd. También puede escribir a jamiravita@yahoo.com
ResponderEliminarEl Instituto Mexiquense de Cultura publicó en su Colección Mayor con el No.9 la investigación de Javier Lara Bayón sobre la hacienda de Ñado, esa en Toluca es donde la puedes conseguir, creo que la tienen también digitalizada en su portal. Lo de Roque lo obtuve de un viejo libro publicado al finalizar el siglo XIX en Barcelona y México, Guía general descriptiva, de Figueroa Domenech.
EliminarHola DONDE CONSIGO INFORMACION SOBRE la pirámide de San Miguel viejo
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