Ahora si, vámonos a conocer Nopala, Hidalgo.

Bueno, con esto de la filmación de una novel histórica, en el post anterior no tuvimos la oportunidad de conocer adecuadamente una parte, tan solo, de este pueblo que ha sabido mantenerse en con su carácter que lo hace, en verdad, único: Nopala. Claro es que si se llama así es porque hay una abundancia de nopales, eso es más que claro.

Como buena parte de la zona sur del estado de Hidalgo, Nopala cambió su nombre original otomí, Dañú, por el que actualmente tiene, de influencia nahua o azteca, como quieras llamarlo. Recuerdo que cuando iba por el camino pasamos por una comunidad llamada Tenochtitlán, cosa que tiene lógica si pensamos, uno, la abundancia de nopales, la otra, que nochtli es tuna en náhuatl. La ESAPADAÑA que vemos en la foto, son los restos de la que fuera el primer templo católico que se construyó.

La espadaña es una especie de campanario que se utilizaba en los templos, por así decirlo, “primitivos”, esos donde no había aun la certeza de que sería una población fija, razón por la cual no se construían torres, eran más bien capillas, coronadas por esa especie de triángulo, horadado, regularmente con tres arcos, del central se colgaba una campana.

Como fue un día bastante particular el que me tocó pasar en Nopala, me dio una sensación de nostalgia, quizá lo notes en las fotos. Hacía mucho frío (para mí), estaba muy nublado y amenazaba lluvia. Todo eso se conjugó con el paisaje de la zona para llevarme una muy grata impresión.

Como te lo comenté, el pueblo está empedrado, pintado en blanco y café rojizo, mantiene una línea muy agradable, da la sensación de estar en el siglo XIX, las buganvillas remarcan aun más ese sabor tan especial que tiene, cuando caminas por los rededores, encuentras muchas cercas de piedra y, en esta parte del año, otoño ya invierno, la coloración en ocres causa un ambiente que me es difícil de explicar, pero que en las fotos lo estas captando, no se si así será todo el tiempo, seguramente lo normal son los días soleados y tibios, pero esto fue lo que me tocó ver y disfrutar el día que pasé allí.

Caminemos pues, por Nopala, rumbo al centro, a ver que cosa nos encontramos por el camino…

Nopala, al igual que todas las ciudades de México, tienen sus héroes que influyeron, si no a nivel nacional, si en el regional, tal es el caso de Vicente Villagran a quien se le levanta este monumento a la memoria de su heroicidad durante la intervención francesa.

O este personaje que participó en la guerra contra la intervención francesa. Me cuentan que en la zona los enfrentamientos fueron muy fuertes y que los franceses arrasaron con el pueblo, quemándolo completamente. Pero ¿quién fue este héroe cuyo monumento ecuestre se levanta en la plaza principal de Nopala? Veamos su placa:

Y pues, como desde muy temprano andamos descubriendo los encantos del lugar, ya dio hambre así que entremos en este restaurante que se llama algo del Sol, puerta del sol o posada del sol, está sobre la calle principal, la que conduce a la carretera, no hay pierde para llegar allí y mira todo lo que me tuve que “jambar”.

Maravillosa naturaleza rodea a Nopala, aquí una muestra de la nobleza del las zonas semiáridas, este cactus, que parece ser una biznaga, creciendo sobre una piedra.

Y que te puedo decir de esa tradición, ya perdida, no solo de la región de Nopala sino de casi todo el Estado de Hidalgo, los magueyes productores de pulque, de los cuales ya casi no hay…

Y es hora de seguir, así que maleta al hombro, tiritando de frío, subámonos a la combi, colectivo, pesero o como gustes llamarlo y a ver que sigue…