Tecozautla, Hidalgo. Día de tianguis y de ver al Señor Santiago

Tomamos rumbo norte, es decir, norte de Huichapan y llegamos a Tecozautla, muy cerca de la Sierra Gorda, también del Río Moctezuma, el que forma la división entre el estado de Hidalgo y Querétaro. En los folletos descriptivos verás siempre esta torre, que se localiza al centro del jardín principal y que lleva el águila republicana, ese que se usara desde la Reforma hasta los cambios que se dieron luego de la Revolución.

Sin estar completamente seguro, creo que este torreón se erigió para conmemorar el centenario, lo digo por la forma y, sobre todo, por su ubicación, cosa que sucedió en muchas de las poblaciones. Construir algo que conmemorara los 100 años del inicio de gesta heroica. Lástima que ahora que son doscientos los años que se cumplen, las circunstancias sociales y económicas no están dejando ver que esta será una auténtica celebración.

Ese día que llegué, un jueves, si mal no recuerdo, era el día del tianguis, así que todo el rededor de la plaza y la propia plaza estaba llena de puestos que ofrecían todo lo imaginable, especialmente la fruta de temporada, como las cañas de azúcar, cabe recordar que por allí pasé en las vísperas de Navidad, es decir, las posadas estaban en pleno.

Si algo tienen los tianguis, es el colorido y el orden que hay de mostrar los productos que se venden, como en este caso que vemos, una auténtica sección de cosméticos, sin faltar alguno o que otro “polvo mágico” para algún remedio especial, como los “atrae pareja” o los que ahuyentan o el perfume de 7 machos, en fin, de que hay variedad, la hay.

Y en verdad que el día del tianguis se vuelve día de fiesta, con puestos de comida y, en todo caso, es el día de ir a ver a las muchachas pasar, como esto que seguramente este personaje estará haciendo.

Color, sabor y olor, eso elementos estarán siempre presentes en los tianguis, habrá que agregar algo: el ruido, música y los pregoneros.

Y a un costado de la plaza encontramos la parroquia del pueblo, en este caso, el templo y ex convento franciscano dedicado al Apóstol Santiago. Esta vez ni te muestro la torre, ni la cúpula, ni bóveda alguna, ni nada de eso, solamente algo que fue muy particular haberlo encontrado, particular en el sentido de lo numeroso de la representación. Lo que ves en la foto es Santiago Apóstol en su advocación de peregrino, eso lo interpretamos porque tiene el báculo, el sombrero y el guaje.

Y es aquí donde viene la sorpresa del día, el primer Señor Santiago que encontramos, en este caso en su advocación de Santiago Matamoros. ¿Cuál es la diferencia? Pues que ahora va montado a caballo y con una espada en la mano y un casco que lo identifica como un guerrero.

Un segundo Señor Santiago, también Matamoros. Esta representación se da, debido a que fue él quien apareció al rey Ramiro I. Según la tradición, su origen se sitúa en la famosa batalla de Clavijo que, acaeció en el año 844 bajo Ramiro I, rey de Asturias (842-850). (Dato tomado de la Revista de la Fundación Universitaria Española.)

Un tercer Santiago Matamoros encontramos en el templo, en este caso parece ser igual que los otros dos, pero si te fijas, al frente en la parte baja, aparece una pequeña pintura, veámosla de cerca.

Aquí hay dos cosas sorprendentes, una, la pintura en si, la cual muestra a un otomano, o árabe, lo podemos identificar con facilidad por el turbante en forma esférica que usa, propio de los otomanos, si esto no te convence, fíjate bien lo que encima lleva, una media luna, símbolo inequívoco del Islam. La otra cosa que a mi parecer es de llamar la atención es la ofrenda que se le llevó, al parecer son flores, si, en efecto, una gladiola y algo de nube, pero, además romero, algo muy usado en las ofrendas ancestrales. Una hierba de olor, seguramente para ahuyentar algún mal.

Y ahora tenemos un cuarto Santiago Matamoros, esta vez, esculpido en cantera propia de la región. Nunca había visto tantas representaciones de un mismo santo en un mismo templo, solo que faltó la otra advocación que él tiene, la de Apóstol.

Salimos del recinto y volemos al mercado, al tianguis, al color, al aroma, al alma de nuestros centros históricos. Como, ahora, con pompa se le llama al lo que simple y sencillamente es “el centro”.

Y la raíz otomí esta presente en Tecozautla, Taxhido un pueblo más que me encantaría conocer, solo que, siendo sincero, ya los recursos estan menguados para seguir adentrándome más en el Estado de Hidalgo, pero, esta foto no la tomé solo por hacer alguna broma (absurda, por no decir pendeja), pensando que es graciosa la palabra. No, sino que en donde yo vivo, antiguamente se llamó Xidóo y si vemos la fonética es casi igual a la de Taxhido.

Y, de vuelta en la carretera, atravesando esta parte que deja de ser llana y que está llena de vegetación propia del semidesierto. Seguimos caminando para ver con que sorpresa nos topamos… México está lleno de sorpresas (me refiero a las buenas, las otras, las malas, esas se las dejo a los noticieros de la televisión).

Aunque a muchos no les atrae el tema de los santos, por si a ti sí, entonces te recomiendo este sitio sobre Santiago Matamoros.

http://www.fuesp.com/revistas/pag/cai0735.html