Conozcamos ahora Tepeji del Río, Hidalgo

Luego de poco más de una semana de estar fuera de la continuidad del blog, debido a un virus que atacó la computadora que uso, estoy de vuelta y con mucho para compartir contigo. Continuaremos el recorrido por el Estado de Hidalgo, lugar del cual me llevé un grato recuerdo. Es interesantísimo que al recorrer nuestro país, dentro de las muchas sorpresas que nos llevamos con su arte, tradición, cultura, paisajes, construcciones y demás, ahora debemos incluir algo que una vez oí se llama CARTONÍSITCA, no en español, sino en italiano es el término, como quiera, define a la perfección lo que este, que casi es un arte, significa. Para muestra lo que encontré aquí en los prados del atrio del Ex convento de San Francisco de Asís.

Creo te conté en alguna ocasión que pretendí ser Arquitecto, pues era lo que mi mamá quería, yo en realidad no, pero, así eran las cosas en la época en la que crecí, ese gusto me de dio la oportunidad de conocer una cierta terminología, por eso hago énfasis en ello, como ahora aquí, en esta foto lo que estamos viendo es una CAPILLA POSA, recordarás que en Actopan nos topamos con una monumental capilla abierta, pues bien, ahora estamos ante una capilla del tipo posa.

Te conté también que los atrios se implementaron aquí, en la Nueva España, pues aquí vemos además de parte del atrio, la cruz atrial del lado derecho y la fachada muy sencilla, con marcado acento medieval del Templo de San Francisco de Asís.

Capillas posa normalmente eran 4, en cierto modo había una correlación con lo establecido en el antiguo mundo, eso de saludar a las cuatro esquinas del mundo, pero, en este caso era una cosa arquitectónica, el ubicar en cada ángulo del atrio la capilla. Su función eran servir como descanso durante el rezo del rosario, cuando existían estos, en ocasiones llamados “rosarios galanos” en donde la pompa era al máximo y se salía a rezarlo a la calle, las posa, cuando se componían de 15 capillas fungía mejor aun con su función de servir entre cada una de las estaciones que componen el rosario completo. (Espero no estar alucinando, por si lo hago ya llegara alguien que me corrija, espero sea con el afán de colaborar y no destruir, como ha pasado recientemente en uno que otro comentario).

Entramos al templo y nos topamos con que, son muros elevados, aun había temor de ataques de los “naturales”, por eso los frailes se protegían, pero, sobre todo, porque traían aun la tradición medieval de hacer templos fríos, oscuros, como manifestación de ese oscurantismo característico de la Edad Media.

La bóveda es de medio cañón, es decir, una sola, enorme, larga, sin cúpulas. Era la forma arquitectónica que se trajo en las primeras construcciones pomposamente llamadas Novohispanas.

Y aquí el claro ejemplo de la influencia medieval, con torres, que más que campanarios eran muy parecidas a aquellos castillos en mitad de la campiña, donde en sus altas torres se podía ver a lo lejos y estar preparados por si el enemigo se aproximaba.

Aun no se implementaban los retablos, esos llegaran con el barroco un siglo después, este convento y templo se comenzó a construir en 1558. En consecuencia el decorado interior se limitaba a estas cenefas, lo que se ve debajo es el “cordón de San Francisco”, lo que aparece en una especie de escudo detenido por los seres mitológicos son, quizá, los tres clavos de la cruz.

Ahora estamos fuera, en el atrio y lo que llama muchísimo la atención son las almenas que coronan toda la barda perimetral que lo delimita, pero mira bien, no son almenas comunes, es decir, no es solo el cubo que normalmente se ponía, sino tienen una forma muy particular.

Leo en una monografía, de Editorial Diálogo, que conseguí por suerte en una librería abierta ese día domingo que estuve en Tepeji: “una particularidad de esta construcción religiosa son las almenas que rodean al atrio. Semejan gigantescas cabezas y llevan unas orejeras de clara reminiscencias prehispánicas, que mucho recuerdan ciertas esculturas como el Chac-Mool. Esta muestra arquitectónica es privativa de la iglesia y convento de San Francisco ya que no se ha encontrado algo semejante en ninguno de los Templos de la Nueva España”.

Sin estar completamente seguro creo que es esta monumento el que describe la misma monografía: “Dos cuadras hacia el sur del jardín, en la esquina de Melchor Ocampo y Héroes, se encuentra una de las construcciones más antiguas de Tepeji, ya que data del siglo XVIII; contiguo a esta casa se encontraba el llamado “Mesón de Las Palomas”, cuyos antecedentes se encuentran en el siglo XVII…” claro es, un mesón, recordemos que por aquí pasaba el Camino Real de Tierra Adentro, el que unía Zacatecas con la Ciudad de México, es decir, el que fue la columna vertebral de las comunicaciones coloniales.

Seguramente de este producto has oído o lo conoces, las toallas La Josefina, pues esta es la fábrica y leo en el folleto de la Casa de la Cultura que: “la fábrica de hilados y tejidos de algodón fue fundada por el Sr. Archibaldo Hope; en el año de 1867 con el nombre de La Maravilla, en 1902 cambia su nombre por Santa Rosalía…” recordemos que don Porfirio Díaz promovió, especialmente entre los ingleses y franceses la creación de nuevas industrias, una de ellas la textil, aquí el claro ejemplo.

Y ese domingo se celebraba el día del payaso, en el jardín principal había un festival, este posó amablemente para El Bable, lamentablemente no tuve la precaución de pedirle su nombre.

Y estos, que tenía mucho tiempo de no verlos, son los muéganos, dulces tradicionales.

Y… ¿Qué me dices de esto? Evidentemente que es una peluquería, siendo domingo estaba cerrada, pero ese que se volvió el símbolo universal de las peluquerías, es decir, los fígaros, con su reminiscencia francesa, no solo en el nombre sino en los colores de la bandera también.

Y llegó la hora de comer, claro es, en las proximidades del mercado, en esta ocasión me tocaron unos estupendos sopes de tamaño descomunal…. Exquisitos!

Y llegamos al lugar de olores, sabores y, sobre todo, colores. Apenas se había festejado a la Virgen de Guadalupe, por lo tanto los altares seguían frescos, aquí un detalle a la entrada del mercado, con este ramo de flores colgando.

Casi todos los mercados de México están dedicados a la Virgen de Guadalupe y casi todos se llaman Mercado Hidalgo, no se si es el caso aquí en Tepeji, pero la abundancia de flores en el altar era maravilloso.

Uy!, mira, aquí salgo yo, en La Prensa, el periódico que dice lo que otros callan, yo fui parte de esos cinco millones en la Basílica.

Y era diciembre, la abundancia de nochebuenas era en todos y cada uno de los pueblos por donde pasé… aquí, uno que nos ofrece las tradicionales rojas, las blancas, y la novedad, al menos para mí, las nochebuenas rosadas… Maravilloso el estado de Hidalgo, no cabe la menor duda.