No muy lejos de Tlautla, del pueblo de Santiago Tlautla, apenas un kilómetro más al sur se localiza otro puente más que fue parte del Camino Real de Tierra Adentro, tenía el nombre oficial de Puente de la Colmena, pero la tradición, y más aun, los hechos, hicieron que a ese puente se le llamara como el de Quitacalzones, debido a los asaltos que por ahí ocurrían, así que, luego de visitar Tlautla, pregunté como llegar "al otro" puente, ¿cuál?, me decían, el otro, el viejo, respondía... ah, solo salga a la carretera y camine rumbo a Tepeji, allí lo verá...
Estamos en primavera, el golpe de calor se comienza a sentir, más por estos rumbos que de pronto se vuelven áridos, así que camino por donde me dijeron que siguiera, los huizaches están en plena floración, el aroma que despiden es delicioso, camino un poco más y entro en una comunidad...
El letrero así lo indica solo que, pequeño detalle, la comunidad se llama, efectivamente, Puente de la Colmena, pero lo que es propiamente el puente, ese está del otro lado de la carretera...
Curiosa escena observo al andar por allí...
Cruzo la carretera y, efectivamente, allá está el puente de La Colmena, también hay una comunidad, el barranco es un poco profundo, hay que caminar con cuidado pues el tajo que hace es drástico...
El puente sigue en uso, igual pasan carros que camiones, eso nos dice que fue muy bien construido, está bastante deteriorado, es de un sólo arco, tendrá unos 10 metros de profundidad esa barranquilla, vamos a conocerlo de cerca... hasta donde sea posible aproximarme.
Lamentable, en verdad, que tan interesante vestigio esté golpeado de uno, de otro y de otro lugar, tan bien construido que estuvo que aun sigue estando en funciones, pero en este triste estado...
Por estos rumbos, no lejos de allí, está la planta cementera de Cruz Azul, la razón es que por ahí la combinación de químicos en la tierra produce eso que conocemos por cemento y algunos otras cosas más, este cerro que está siendo desbaratado nos deja ver lo que allí se encuentra...
Y vemos algo muy particular, quizá esa es la característica más grande que el Camino Real tienen por los rumbos de Tepeji, esto es la cantidad de pirules que encontramos. Eso nos hace recordar que, comenzando el siglo XVII, el virrey en turno, creo Luis de Vealsco hijo, que venía del Perú, sabía de la existencia de estos árboles que crecen con facilidad, que siguen verdes aunque no haya abundancia de agua y que, debido a su frondosidad, crean una buena sobra por los caminos, fue entonces que ordenó traer del Perú una buena cantidad de semillas de ese árbol conocido por el nombre de Árbol del Perú, para que el correo real fuera tirando semillas a diestra y siniestra cada vez que salían de la ciudad de México, de ese modo sería más amable el tránsito por el Camino Real, fue así como el Perul, se adaptó a México a tal grado que hasta su nombre cambió por el de Pirul.
Nos topamos con estas huellas... caballos que siguen pasado por el que fuera el Camino Real de Tierra Adentro.
En este Decreto de 1867, cuando la República fue resintaurada, se mandó que toda Diligencia que pasara por el Camino Real pagara si venía vacía o llena, lo interesante es enterarnos de que entonces las diligencias contaban con 9 o 12 asientos.
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