lunes, 19 de abril de 2010

El lago de Pátzcuaro, un día en la Isla de Janitzio.

Hidalgo en Coahuila: La ruta de un libertador

La visita a Pátzcuaro debe incluir al menos un día en la isla de Janitzio, a la cual se llega con facilidad. La caminata es larga desde el centro al embarcadero, pero si la haces tendrás tus recompensas, veras la parte residencial de la ciudad, y varias de sus antiguas construcciones, como el hotel Posada don Vasco, uno de los más antiguos de la zona, fundado a mediados de los años 30 del siglo XX, cuando se comenzó a dar impulso a las zonas turísticas de México. Verás también el monumento a Tangoáxan II, la estación del ferrocarril y una construcción que muestra la monumentalidad con que se levantaban los edificios en la época de Lázaro Cárdenas en el CREFAL; solo por mencionar algunos.


Hidalgo en Coahuila: La ruta de un libertador

El pasaje redondo en las pangas que van a la Isla de Janitzio salen continuamente, cada media hora, cuesta cuarenta pesos el viaje redondo y el último regresa a las seis de la tarde. En Janitzio encontrarás restoranes, muchas tiendas de artesanías y una vista estupenda del lago, de allí puedes continuar a las otras islas, que también están habitadas, pero es Janitzio la que está enfocada al turismo. Además de esta a donde vamos, hay cinco islas más: Pacanda, Yunuén, Tecuena, Jarácuaro y Urandén.


Hidalgo en Coahuila: La ruta de un libertador

Claro está que en la travesía de algo más de media hora se te llenarán los ojos de un paisaje muy particular, oirás al menos una vez los Caminos de Michoacán, pues hay conjunto musical en la panga y este es el paisaje que disfrutarás antes de llegar a Janitzio.













Hidalgo en Coahuila: La ruta de un libertador

El CREFAL es algo muy interesante, en su sitio web tienes acceso a su biblioteca digitalizada, aquí el enlace:


http://www.crefal.edu.mx/




1 comentario:

  1. ISLA TECUENA

    “Por Dios que, . . . vales la pena.”

    Eres muy dulce, Tecuena,
    como toda la “miel buena”,
    bendita seas, Tecuena,
    donde quise a mi morena.

    Pareces un sombrerito,
    que flotando está en el lago,
    figura de panquecito,
    de las olas empalago.

    Remando voy, a tu encuentro,
    quiero evitar la congoja,
    en las aguas, ya me adentro,
    visitarte se me antoja.

    Las ondas, en ti convergen,
    burbujeantes, se oxigenan,
    espumas, que se sumergen,
    poco a poco se serenan.

    Todos los peces te adoran,
    pescado blanco imperial,
    en lo profundo, bien moran,
    trucha, charal celestial.

    Andan bogando las naves,
    altas montañas cercanas,
    al trinar, concierto de aves,
    el viento hace caravanas.

    Sopla, silbando, resopla,
    cuatro puntos cardinales,
    de norte a sur, como copla,
    lo envidian algunos mares.

    De los volcanes provienes,
    a Pátzcuaro perteneces,
    p’urhépechas son tus genes
    isleños, . . . te los mereces.

    Una cruz, allá, en la cima,
    al frente queda Janitzio,
    Yunuén, Pacanda, te estiman,
    el aprecio es beneficio.

    Que las nubes, se desgajen,
    aguaceros, bañen rostros,
    que las gotas, siempre bajen,
    Tecuenita es de nosotros.

    Quisiera pisar el muelle,
    tu farito me enternece,
    que este amor por ti se selle,
    guía mi lancha, que se mece.

    Duraznos, chile perón,
    capulines, las guayabas,
    chayotes, verde limón,
    níspero, higueras, granadas.

    Aguacates, verde lima,
    chirimoyas, fiel carrizo,
    en Michoacán, huerta fina,
    porque Dios así lo quiso.

    Hoy, que tienes tirolesa,
    que emerja la economía,
    demuéstrale tu grandeza,
    al turismo, día con día.

    Autor: Lic. Gonzalo Ramos Aranda
    Isla Tecuena, Pátzcuaro, Michoacán de Ocampo, julio del 2014
    Dedicado al Profesor, Federico Morales López
    Reg. SEP Indautor No. (en trámite)

    ResponderEliminar