lunes, 26 de octubre de 2009

Los niños muertos, angelitos que se van al lugar más especial del Mictlán

En El Bable hemos visto ya muchos ejemplos de lo que es el sincretismo y el mestizaje de ideas, y hay algo que tenemos en México que lucha por sobrevivir y, por fortuna lleva ganada una buena parte, tan es así que “en ceremonia llevada a cabo en París, Francia el 7 de noviembre de 2003 la UNESCO distinguió a la festividad indígena de Día de Muertos como Obra Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad".

Lo intangible es, la mayoría de las veces, lo mas difícil de entender. En este caso todavía más al ser tantos los detalles contenidos en las celebraciones de muertos en México que si no las vemos detalladamente será una saturación de ideas, así que mejor vayamos por partes.

Los antiguos mexicanos pensaban que había distintos lugares a donde los muertos iban a parar, luego del largo camino por el que tenían que transitar. El Tlalocan era el lugar destinado a aquellos que habían muerto por algo relacionado con el agua. El concepto era tan amplio que igual incluían a los ahogados que a los que les hubiera caído un rayo o a los enfermos de lepra que luego de su pesada vida eran premiados con ese paraíso de Tlaloc, dios de la lluvia, en donde todo era verdor y abundancia. El Tlalocan se ubicaba al oriente y se asociaba con el color azul oscuro y al morado. Recuerda que hay maíz con esa coloración.

Otro lugar más a donde los muertos iban a parar era el Mictlán, asociado con el color amarillo y el maíz de ese color. Y era en el Mictlán en donde había un lugar muy especial se llamaba Chichihuacuauhco, en donde se encontraba un árbol con pezones de los cuales manaba leche y era ese el lugar a donde los niños que morían antes de ser destetados y que no podían comer maíz iban para acabar de amamantarse en espera de una segunda venida al mundo de los vivos.

Es, desde entonces, que tenemos en México un culto muy especial hacia los muertitos, a esos que tradicionalmente se les ha nombrado “angelitos”.

Y que sorpresa me llevé al caminar por San Bernabé, comunidad muy cercana a San José del Cabo, BCS, lugar en donde actualmente vivo, y encontrarme una extraña cruz, a la que hace algún tiempo, quizá tres décadas se le llevaban flores y se remozaba el 3 de mayo, día de la Santa Cruz pues en ese lugar, además de la Cruz existen los restos de dos angelitos. No se cuando habrán muerto, ni si eran hermanos pero, según me comentaron los pocos que recuerdan los hechos que ese lugar es santo pues dos angelitos reposan allí.

Ahora que estamos a pocos días de la celebración de los muertos no está de mas recordar que esos angelitos están en el Mictlán, más precisamente en el Chichihuacuauhco, muy cerca del árbol de la leche el llamado Chichiuahutl. Fascinante, sin lugar a dudas, es la historia de México, rica en tradiciones, leyendas y costumbres y aunando a todo esto la Cosmogonía azteca; lo nuestro destaca, no me cabe la menor duda.

Es triste que en la región de Los Cabos, muchas de sus extraordinarias leyendas se hayan olvidado, no haya quién las recopile y las difunda. San José del Cabo es tan mexicano, como cualquier otra zona de México, y es rica en historias, costumbres y leyendas, creo que ya es hora de darle el lugar que se ha ganado a través del tiempo.

¿Interesado en el tema del Mictlán? Aquí encontrarás cosas interesantísimas:
http://www.imixjaguar.com/Imix_Jaguar.com/Xibalba_y_Mictlan.html

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