Encontramos que hacia 1569 el español Simón Díaz recibe la merced de un sitio de ganado mayor en donde se ubicará al paso del tiempo la Hacienda de la Guaracha ó San Juan Guaracha, ese será el origen de la hacienda que hoy nos ocupa, Buenavista.
“Fueron dueños de 1620 a 1720, un siglo completo, las familias de los Andrade y los Salceda, quienes sus últimos dueños fueron los apellidados Salceda Andrade; de 1720 a 1790 la familia del capitán Fernando Villar Villamil que tenían posesiones por mas de 140 mil hectáreas y diversas haciendas en zonas de hoy estado de Michoacán y Estado de México, de un incalculable valor y de mucho dinero de por medio, como podrá verse. Guaracha el enorme latifundio, comenzó a desmembrarse hacia 1760 cuando se dividió el emporio en dos latifundios, por la sucesión de la testamentaria que dejara el capitán Fernando Villar Villamil a sus dos únicas hijas: Guaracha que quedó como poseedora de tierras del sur, y hacia el norte la hacienda de Buenavista cuyo dueño era don Gabriel Castro y Osores casado con una Villamil”. (1)
Con tal cantidad de territorio de los Villar Villamil, encontramos los nombres de los arrendatarios de la hacienda Buenavista: El primero, es el Presbítero Nicolás Manuel Betancourt en el año de 1706, mientras que el mayordomo era José de Torres. Cuatro décadas más tarde, en 1749 damos con el nombre del que fuera el apoderado, Miguel Pruneda Campusano.
Para 1773 hay dos personajes más que arriendan la hacienda o partes de la misma, ellos son Santiago Villaseñor y Salvador de Cuenca. La hacienda está en serios problemas, su espacio es enorme, sus confines se pierden en la rivera del río Lerma, hay un arrendatario más de nombre Bautista Murguía y es en ese año que la propiedad sale en remate en Almoneda pública, corría el año de 1786.
Llama la atención el movimiento de residentes de la hacienda de Buenavista al comenzar el siglo XIX, pues en 1800 se reportan 174 españoles, 1 mestizo y 19 mulatos, sin contar con un solo indio dentro de los confines de la hacienda, para el año siguiente, 1801 la población española desciende drásticamente a casi la mitad, 86, los mestizos son 5 y los mulatos han crecido en número a 57. Para el año de 1803 la población española sigue en descenso, ahora se cuentan 78 solamente mientras que los mestizos son 16 y los mulatos han crecido en número a 178. Sin lugar a dudas, el cambio de propietario y los movimientos de Consolidación dados en España están afectando a Buenavista.
Hay un momento en la historia nacional que es de suma importancia, especialmente ahora que estamos celebrando el Bicentenario del inicio de la lucha por la Independencia, pues es por Buenavista que el ejército Insurgente encabezado por don Miguel Hidalgo y sus siete mil jinetes, cruzan la hacienda el 23 de noviembre de 1810.
Para ese entonces la hacienda estaba ya en manos de la familia De la Mora originaria de La Barca, Jalisco y parientes de Ana María Gallaga, la madre de don Miguel Hidalgo y Costilla. “Después de la guerra (de independencia), intensa en la región solo hasta la muerte de Morelos (22 de diciembre de 1815) y la capitulación de Mezcala, al tiempo que se recuperaba del desastre la hacienda de Guaracha y volvía a superar en producción, entre 1818 6 1820, a pueblos tan importantes como Jiquilpan, Azuayo, Tingüindín y Cotija, la hacienda de Buenavista se mostró más lenta para revitalizarse. Su dueño, el anciano Juan José de la Mora, murió hacia 1820 y lo primero que hicieron las herederas fue repartirse la herencia. (2)
Será bueno recordar que el personaje mencionado, Juan José de la Mora, es el abuelo de El Burro de Oro, José Francisco Velarde, del que recién hemos hablado en este espacio. “Por lo mucho que haya podido hacer en favor de la heredad de su esposa, el licenciado José Crispín Velarde, (padre de Francisco) sus desvelos tuvieron que decaer con su enfermedad, así como los magros provechos de la finca con los penosos pago de las viejas deudas. Poco también tuvo que lograr, a partir de 1827, año del fallecimiento de Velarde, el honrado y generoso albacea, administrador y propietario, el presbítero José Ignacio Torres.
Cansado hacia el final de sus días, en 1839, optó por arrendarla a los pujantes labradores jaliscienses Pedro Castellanos y Jesús Ascencio. La documentación de ese contrato de arrendamiento a la par que nos legó un inventario detalladisimo, dejó constancia del avanzado grado de deterioro en que se hallaba la finca de Buenavista”. (3)
Sin lugar a dudas el documento que el autor del libro menciona es de lo más interesante pues el inventario resulta ser tan completo que nos da una idea bien clara de lo que era la hacienda de Buenavista en ese momento, 1839: “… todo su aspecto acusaba un serio deterioro, es de suponer por buenas décadas conservó la distribución y catadura de su construcción colonial. Asimismo, por comparación, que la apariencia y traza que hoy tiene, fueron obra de su nuevo propietario, el afamado José Francisco Velarde, quién a mediados de aquel siglo la remozó y mejoró, entre otras construcciones, con los altos de la Casa Grande, la torre de la Iglesia y un puente de piedra.
En aquel entonces la casa principal de la hacienda tenía al frente, y por el lado sur, un amplio portal de nueve arcos de cantera, más otro que también lo abría hacia el poniente. En cambio, al oriente, a lo largo del piso empedrado, el pórtico se mostraba tabicado y al traspasar un zaguán rematado por otro arco y enmarcado en cantera, destacaba el acceso a la capilla.
Uno de los pilares y el techo del corredor se veían seriamente dañados. Además de la puerta de ingreso, también se abría al pórtico las dos ventanas de la sala, con sus enrejados de madera, pero con sus puertas, aldabas y llaves muy maltratadas. Así también las puertas de la tienda, de la recamara y la del pasadizo que conducía al patio interior.
En estas piezas enladrilladas y a medio blanquear, el techo era bueno. Ya en el patio llamaba la atención cuatro cuartos a punto de caerse. También en el interior, pero hacia el oriente, se encontraba otra pieza con la puerta enmarcada en cantera y dos paredes cuarteadas y desplomadas. De ella se podía volver a la sala. Al fondo del patio, por una cancela de dos manos se pasaba al corral.
Un tanto alejado del edificio central, hacia el sur oriente destacaba “la casa de la carreta”, con techos de salitre; la flanqueaban el corral de la burrera y otro corral. Hacia el arroyo, esto es, al norte, asomaba el grupo de la jabonera. Lo primero que se apreciaba en él era su rejado que cubría las dos coladeras enfrente del patio. Ahí estaba el pozo con su brocal, su arco de ladrillo y su carrillo… seguían otros cuartos, la tienda del jabón y su trastienda, tan desplomados unos como otros.
Más allá de la casa del arroyo se descubría la casa del molino; sus muros, pisos y techos denotaban un pésimo estado de conservación. Operaba dos piedras en corriente con los cajones de vigas; las tolvas eran de cuero muy viejo. Todo lo demás estaba inutilizado… cabe apuntar que en la década de los 70 ahí se construiría por otros dueños, los Martínez Negrete, el imponente conjunto de la Hacienda del Molino”. (4)
El documento sigue describiendo con curioso detalle cada habitación, el jaripeo o plaza de toros y lo demás que conformaba la Hacienda Buenavista en el año de 1839, luego de la intervención de su propietario, Juan Francisco Velarde de la Mora, “hacia 1862 se llegó a describir la hacienda de Buenavista como comparable con los pueblos del Bajío en razón de su comercio, población y riqueza y, seguramente, también de la traza que, desde el casco de la hacienda se podían ver sus buenas casas, situadas en las calles céntricas, a leguas se veía que eran mejores que las mejores del pueblo de Ixtlán, la cabecera municipal y parroquial (esta es una referencia que hace el autor del historiador José Guadalupe Romero.)
De la hacienda así estructurada y en vías de recuperación, José Francisco Velarde dio el salto al escenario de la política y de la vida palaciega. En Buenavista, y también en San José (la otra hacienda propiedad de los Velarde), se generaron los recursos monetarios, los desplantes de generosidad y ostentación, las ínfulas de grandeza casi morbosas, que así arrastraban a Velarde a recompensar pródigamente a los peones por él ofendidos como a echar a vuelo todo su boato de príncipe charro para intentar la visita del mismo Maximiliano a la lujosa hacienda. Pero también de ese escenario se prendió la ambición ajena y se originó la tragedia.
Desaparecido Velarde y apenas desenredado el berenjenal de su testamentaría, en 1871, el tapatío José María Martínez Negrete y Roncal compró la hacienda de Buenavista, ya separada de Cumuato y San José, a los señores Ortiz y Arena de la ciudad de México”. (5)
Esa es pues la historia de la hacienda de Buenavista, la que dio origen a la ciudad y municipio de Vista Hermosa, solo queda una reflexión. Sabiendo los alcances de Francisco Velarde, sabiendo de sus gustos y debilidades, seguramente los murales que decoraban el portal de acceso a la hacienda fueron realizados por el mismo pintor, Gerardo Suárez y, manteniendo el mismo estilo que retrató Casimiro Castro en sus escenas campiranas. Lamentablemente hace algunos años “alguien” decidió retocarlos y lo único que lograron fue destruirlos. ¿Será posible su rescate INAH?
Si conoces la obra de Casimiro Castro y reconoces alguna de las escenas que hay recreadas en Vista Hermosa, te agradeceré me des los datos, esto con la intención de ver como eran las pinturas originalmente. Mientras tanto, sigamos disfrutando de esta auténtica joya.
Fuentes:
1.- Montes, Francisco Gabriel, Cronista Municipal de Venustiano Carranza, Michoacán.
http://cronistavc.blogspot.com/2006/11/xi-congreso-de-cronistas-de-jalisco-en.html
2,3,4,5.- Moreno García, Heriberto. Haciendas de tierra y agua. El Colegio de Michoacán. Zamora, 1989.
soy originario de vista Hermosa orgullosamente, mi comentario: es muy bueno saber que otras personas se interesen en la historia que guarda mi municipio, porque los que aqui vvimos no sabemos que estamos en un pueblo con mucha historia, cultura, y que nos debe preocupar y mucho el interes de conservar nuestros edificios historicos, las pinturas, en fin hay mucho de donde cortar y dejar bien en claro a nuestros hijos que se tiene que hacer mucho por nuestro nunicipio Vista Hermosa y su historia, espero mi comentario sirva para que las autoridades pongan atencion y no esperar a que todo termine por derrumbarse, ya es la hora de hacer algo y bien. gracias mi correo es: donacianoruiz@hotmail.com espero sus comentarios, muchas gracias.
ResponderEliminarSorprendente el artículo, los vistahermosenses conocemos un poco nuestra historia, en lo personal creía que los orígenes de Vista Hermosa se remontaban unicamente a los relatos de "el burro de oro" y de José María negrete (de quién falto abundar más en el artículo)por allá en el siglo XIX pero los datos que aquí se presentan nos dan una nueva perspectiva de nuestro pasado, entendiendo que la historia del pueblo data del siglo XVIII gracias por informarnos y felicidades por la investigación
ResponderEliminarMIS PADRES SON ORIUNDOS DE VISTA HERMOSA!! Y ELLOS CREEN QUE LA HISTORIA DE LAS EX HACIENDAS EL MOLINO Y BUENAVISTA COMENZO CON EL BURRO DE ORO" TODOS SE OLVIDAN QUE LOS VERDADEROS DUEÑOS DE ESAS TIERRAS FUERON LOS ANTIGUOS MEXICANOS LOS CHICHIMECAS QUE FUERON DESPOJADOS Y ANIQUILADOS""" POR LOS AMBICIOSOS AMIGOS DEL VIRREY ANTONIO DE MENDOZA... MI ABUELO FUE PEON DE LOS ESPAÑOLES FUE EXPLOTADO COMO MUCHOS MEXICANOS....LA MISERIA DE LA GENTE ES POR CAUSA DE MUCHOS EXPLOTADORES COMO ESE BURRO DE ORO... GRACIAS A LA REVOLUCION MEXICANA ESAS TIERRAS FUERON REPARTIDAS ENTRE LOS CAMPESINOS Y MURIO EL REY....
ResponderEliminarMi nombre es Sergio Cárdenas y soy originario de Jiquilpan, y mi comentario nadamás es para aclarar que la Hacienda " La Guaracha" no esta en Vista Hermosa, sino en Emiliano Zapata. Mis abuelos maternos son de San Antonio Guaracha y me comentaban las injusticias que se cometian en esa Hacienda.
ResponderEliminarSergio, Creo que el autor no dice que la Hacienda de Guaracha está en Vista Hermosa. Lo que yo entiendo es que los dueños de la Hacienda de Guaracha fueron también dueños de esta hacienda. También creo que entre tu ascendencia Cárdenas debe haber lazos - tal vez algo lejanos, pero al fin, sanguíneos - con propietarios de Guaracha. Investiga.
EliminarBUENO, EN ESTA EPOCA YA NADIE DEBERIA QUEJARSE DE LA SITUACION ECONOMICA POR LA QUE PASABAN NUESTROS ANTEPASADOS, PUES AL FIN Y AL CABO, AHORA SOMOS TODOS IGUALES Y CON LOS MISMOS PROBLEMAS ECONOMICOS, YO SOY DESCENDIENTE DE LOS DE LA MORA DE MICHOACAN.
ResponderEliminarMe dá gusto encontrar comunicado de alguien de los De La Mora de Michoacán. Hace muchos años tuve una amistad muy bonita con una familia De La Mora de Zamora, hasta que se fueron a vivir al estado de Jalisco. Hace poco me dí cuenta que venían de el mismo grupo de mi familia.
EliminarUn abrazo.
Alguien sabe algo de la Familia Campos, que residieron en la hacienda la guaracha, allá por los 1870?
ResponderEliminarMis padres son originarios de Vista Hermosa, mi madre me contaba algunas historias de las haciendas y del famoso burro de oro, mi familia como muchas formaron parte de clase laboral y estoy muy interesada en conocer mas a fondo la historia de mis raices y el origen de mi familia, pero claro de las familias de claselaboral no se guarda mucha historia, forma parte unicamente de una estadistica. Agradesco al autor de esta investigacion, me ayudo mucho a conocer mas. Este pueblo es muy rico en historia y es una lastima que no exista nisiquiera un museo.
ResponderEliminarAntonio Valencia Ayala... de Jiquilpan...
ResponderEliminarSaludos a todos en su blog. Agradezco si pudiesen compartir la ubicación exacta de la hacienda (coordenadas de google maps sería genial). Mis antepasados están ligados con los apellidos De La Mora, y estoy reconstruyendo mi árbol genealógico también en base a sitios. Me es muy interesante el hecho del parentesco del apellido De La Mora con el Cura Miguel Hidalgo, de ahí mi interés por buena parte de ésta historia. Agradezco de antemano la información que proporcionen.
ResponderEliminar