Si aún me lees, te lo agradezco, pues, sinceramente pensaba que los seguidores estaban aquí por las fotos y no por los textos, así pues: mil gracias y sigamos conociendo más de la magnífica y abuntante -ubérrima- historia de nuestro país, y la temática sigue en el caso de las migrantes, esta vez de un personaje alemán que llegó también a Veracruz y lo hizo más o menos en el mismo período que los frances es de Champlitte que apenas ayer vimos. Esta vez iremos un poco más al occidente del estado de Veracruz a Huatusco, lugar elegido por Carlos Sartorius (1796-1872) para realizar su aldea utópica.
Él, al igual que los franceses de Jicaltepec, buscaron la manera de salir de Europa debido a los problemas de contaminacion generados, seguramente, por las guerras ocasionadas por las amibiciones napoleónicas, así que, los terrenos europeos en contraste con los veracurzanos, eran paupérrimos, los campesinos europeos conocían muy bien como trabajar la tierra, como hacerla producir, como vivir en armonía con ella, así que, México con su tradicional política de puertas abiertas a los extranjeros, ante una notoria falta de dirección que teníamos cuando la Independencia fue finalmente consumada... paradójicamente, eso por lo que se luchó a lo largo de 11 años que concluyó con la expulsión de los extranjeros, ahora se estaba invitando a que ellos mismos vinieran a recolonizar a México. Franceses, alemanes, rusos, norteamericanos, chinos, todos eran bienvenidos.
"En 1824, Carl Chrisitan Sartorius llega a México como empleado de una compañía alemana de minas, en un momento económico y político clave para el desarrollo del país recién independizado. Este momento se caraceriza por la expansión económica neocolonialista inglesa en el contesto mundial". Esto es lo que escribe Brígida von Mentz en el preliminar del libro que Conaculta nos ofreció en 1990 y que fue escrito precisamente por el personaje, por don Carlos Sartorius, el cual nos ofrece una visión detalladísima de lo que era México en lo social, político y, sobre todo, en una estupenda descripción del paisaje.
Sartorius trabajó en las minas por ser esta la posibildad de subsistencia que tuvo al llegar a México contratado por la Compañía Alemana de Minas, la cual no prosperó debido a que no cosideró las distancias y condiciones orográfiacas -entre otras- de lo que es México, así, unas en el sur del Estado de México, otras en Hidalgo y otras más en Michoacán, las minas, sencillamente no produjeron lo que debían y los inversionistas -golondrinos desde entonces- se fueron. Esto ayudó a los mexicanos propietrios de las minas, pues recibieron la renta de las mismas con el detalle -el plus, como ahora se dice- de que se las dejaron desasolvadas y con algo de maquinaria funcionando, recordemos que apenas había acabado la guerra de Independencia y ante el abandono de las minas, éstas se anegaron, es decir, era imposible trabajar en ellas. Indudablemente fue una buena inversión para los mexicanos, no así para los alemanes pero... ¿es esta la manera de hacer negocios?
"... con el apoyo financiero de un comerciante suizo Karl Lavater, adquiere una parte de la exhacienda de Acazónica en Veracruz. Así empieza, en 1829, la historia de Sartorius como hacendado. Es enconces cuando llega también su novia, la hermana de su benefactor y amigo Guillermo Stein, y se establece en la hacienda recién adquirida, nombrada El Mirador, antes Paso de Monos... a 4 000 pies sobre el nivel del mar, en la falda oriental de la Sierra Madre, zona antiguamente comprendida en el cantón de Huatusco".
Dentro de la presentación que hace von Mentz, transcribe un párrafo escrito por el viajero inglés, Robert Hardy, el cual llama la atención y nos conduce a una reflexión en este año del Bicentenario: "...que es curiosa una circunstancia que, en México se supusiera que todo extranjero [tiene] conocimientos prácticos de todas las artes y las ciencias simplemente porqe [es] extranjero..." y continua contando sobre Sartorius: "Así, en los años de 1833 y 1834 el ambiente político es propicio para iniciar un proyecto colonizador con alemanes en las propiedades recién adquiridas en Veracruz, y Sartorius propaga sus planes entre sus amistades alemanas. Entre 1834 y 1837 empiezan a llegar compatriotas suyos a establecerse en El Mirador, junto con las familias que hasta entonces residían ahí: la de Carl Christian Satrorius, la de su cuñado Karl Stein, administrador de la tienda, y la de Karl Lavater. Llegan, por ejemplo, un boticario que establece una cervecería, dos médicos que después se van a residir a Huatusco, dos herreros, dos maestros en azúcar, un albañil, un hojalatero, dos queseros, un carpintero y varios agricultores... El esperaba que los colonos que llegaran cultivasen las tierras y se establecieran en sus propiedades. En realidad, sin embargo, nunca llega a establecerse un número mayor de cuarenta colonos".
La utopía no funciona y la gente comienza a moverse a otras zonas, Huatusco, el puerto de Veracruz, Córdoba y Orizaba, todo en una relativa corta distancia. Von Mentz nos hace reflexionar nuevamente: "...a diferencia de los Estados Unidos, país de inmigrantes por antonomasia en el siglo XIX, donde el carácter sentimental alemán, según Sartorius, es absorbido por el carácter especulativo, práctico y cortante del neoinglés, en México el carácter alemán triunfa, por ser nórdico y duro frente al apacible modo de ser hispanoindio. En comparación con los mexicanos, por tanto, siempre sobresaldrá el alemán "gracias a su alta moralidad interna". Así, México es un país propicio para el desarrollo de la vida germáncia".
"En 1849, fue la primera y única vez que el gobierno mexicano apoya abiertamente los planes de colonización de Carl Christian Sartorius, pero también fue la última..." En la actualidad la ex hacienda El Mirador está abierta al público, tengo entendido que hay una cuota de acceso, no la conozco personalmente, pero, por las descripciones que he leido, se antoja conocer el lugar por su exhuberante entorno, se dice que hay abundancia de aves y mariposas, será bueno saber que Carlos Sartorius, así como lo hizo Alfredo Dugés, colaboró con el Smithsonian y varias instituciones europeas, claro ejemplo de los extranjeros, avecindados en México que saben reconocer las bellezas y riquezas con que contamos.
Yo que me la paso pegado a la computadora (cuando no la tengo en el taller) me identifico mucho con los "evangelistas" término que se aplicaba en el siglo XIX a las personas que se dedicaban a escribir. Te comparto una descripción que sobre ellos hace Sartorius: "Entre los tipos singulares que encontré bajo los portales, debo mencionar a los llamados "evangelistas", sujetos extraños y escuálidos, habitualmente vestidos con pantalones negros y chaquetas del mismo color. Se sientan en un bajo escabel o en un escalón, con un tablero sobre las rodillas, que usan a guisa de escritorio. Algunas mujeres, sobre todo las domésticas, susúrran algo confidencial al oído de alguno de ellos y confianzudamente le ponen las manos sobre el hombro; el tipo frunce las cejas, alarga su cara color de cuero, sus anteojos cuelgan de su atenuada nariz, oscilando hacia arriba y hacia abajo sobre el encorvado puente. Ahora el hombre mueve la cabeza afirmativamente, para dar a entender que ha comprendido lo que la mujer pide, y comienza a escribir sobre su tablero, mientras sus penitentes aguardan con calma, o de subito le comunican nuevos deseos". (1)
Fuentes:
1.- Sartorius, Carl Christian. México hacia 1850. Estudio preliminar, revisión y notas: Brígida von Mentz. Conaculta. Colección Cien de México. México, 1990.
Enlaces:
Para entender mejor la historia de Carlos Sartorius entra aquí:
http://www.bibliojuridica.org/libros/1/252/10.pdf
Para ver una ciudad utópica en Guanajuato, entra aquí:
http://vamonosalbable.blogspot.com/2010/02/soria-guanajuato-un-ejemplo-de-la.html
¿Quieres ver donde está Huatusco, Veracruz?
http://maps.google.com.mx/maps?hl=es&rlz=1R2ADBS_enMX338&q=huatusco+veracruz&um=1&ie=UTF-8&hq=&hnear=Huatusco,+VER&gl=mx&ei=BdK5TNGpOov2swO3_a2LDw&sa=X&oi=geocode_result&ct=image&resnum=1&ved=0CBkQ8gEwAA
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