En distintas ocasiones te he contado de la historia de la imagen y del templo del Señor del Hospital, te has dado cuenta del valor que el recinto tienen para los salmantinos, aun más, el valor que tiene y que representa la imagen del Cristo Negro del Señor del Hospital.
De sobra está volver a decir los problemas que todos y cada uno de los que habitamos en México, nuestro país, enfrentamos día a día, de los niveles de inseguridad que hemos alcanzado y de la perdida de valores que venimos enfrentando, desafortunadamente, desde hace algunos años.
Hoy, hace apenas unas horas, ha sucedido algo inaudito en nuestra ciudad, algo que, independientemente del valor económico que tiene, es el valor, moral, sentimental, espiritual y religioso que engloba el atentado del que ha sido víctima la escultura centenaria del Señor del Hospital.
El que haya sido robada la corona que durante años ha llevado ceñida a la cabeza es algo que sobrepasa todo lo aquí pudiéramos expresar.
Son ya cuatrocientos cincuenta años los que la imagen lleva colocada en el recinto que todos conocemos, si bien, fue hace 86 que fue trasladada a su nuevo recinto, el cual, el día de hoy fue violado por gente, cuyo origen y finalidades desconocemos.
Este es un atentado contra todos y cada uno de los que habitamos la localidad, el valor sentimental que la imagen tiene es invaluable, el temor que los acontecimientos que día a día vienen sucediendo en nuestro país nos hace cada vez más temerosos.
Si sumamos el primer concepto al segundo nos deja plantados en un nivel de desolación tal, que ahora, en Salamanca, con lo que recién acaba de acontecer, no sabemos hacia donde mirar ni hacia quien acudir.
Decir que fueron personas venidas de otras latitudes sería algo temerario de afirmar, pues no lo sabemos, lo que si sabemos es que la gente de la localidad respeta y sabe el valor sentimental que la imagen tiene de todos nosotros, los que habitamos aquí.
Nuestro clamor es a todo aquel que lea este artículo, que vea como es la corona robada y que evite coludirse en este robo, por el contrario, que delate al ladrón que está atentando contra un patrimonio histórico, artístico y moral de todos y cada uno de nosotros.
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