sábado, 14 de agosto de 2010

Y a ti… ¿ya te sabe a Bicentenario o aun no?

Pues una vez más estamos ante una gran casualidad. Los artículos que aquí te voy compartiendo, no los planeo precisamente, aunque si tengo un cierto orden que llevo. Te has dado cuenta que de pronto me pega el tema de las haciendas, luego el de los templos, pero también procuro tener un comentario de acuerdo a la fecha que vivimos, solo que, como recibí varios comentarios acerca del poco interés que hay sobre la Hagiografía, tema que me hacía apegarme completamente al calendario… en fin, una de esas casualidades es que hoy te presento las fotos que hice hace poco más de dos meses en la ciudad de México cuando exhumaron los restos de don Miguel Hidalgo y varios héroes más y los llevaron a Chapultepec. Dentro de unas horas los llevaran a Palacio Nacional, pero no podré estar allí, ganas y tiempo no me faltan, dinero si.


Soy bastante idiático y cuando se me mete algo en la cabeza, difícilmente de lo saco, hasta no hacerlo… así me pasó cuando la Exposición Universal de Sevilla, que me limité durante un largo año para tener el recurso y vivir el evento, los resultados fueron inmejorables, prácticamente mi vida cambio desde que regresé de Sevilla, más bien, cambió mi modo de percibir las cosas.


Ahora me tienes obsesionado con las Cabezas de Águila, el provecho que he sacado hasta ahora es que me he ido adentrando lo más que me ha sido posible en esos meses de 1810 y con ello me doy cuenta de que la historia oficial está tan distante de la realidad que, más bien es otra la verdadera historia, más interesante, más lógica y hecha por personas de carne y hueso y no por personajes que se han ido creando a lo largo de los años.


Y a propósito de los huesos, cuando me enteré del traslado del 30 de mayo de 2010, lo primero que pensé es como le haría para llegar hasta allá… las cosas se dieron, tuve una invitación para una exposición en Jilotepec y de allí estaba ya muy cerca de la ciudad de México… llegué una noche antes, solo que nunca me enteré con la debida anticipación que habría controles para entrar al recinto que se levantó en rededor de la Columna de la Independencia y las calles de Reforma, así que llegué media hora antes. Grave error, la cola que hice duró una hora y cuarto, de haberlo sabido hubiera llegado con dos horas de anticipación, pero creo que algún día, tal vez para el Tercer Centenario de la Independencia en nuestro país la información a todo nivel de lo más mínimo circulará debidamente…. Tal vez.


Claro es que era prácticamente imposible evitar una docena de cabezas frente a la lente de la cámara, ya había miles de persona, como quiera, si no fue en primera fila si fue en la segunda y a tan solo una cuadra del Ángel de la Independencia, desde allí pude ver la entrada del ejército para recibir las urnas con los restos y la salida, esa pasó frente a mi y con las marchas solemnísimas que estaban tocando casi, casi, lloro. Suena ridículo o cursi, tal vez, pero esos eventos vistos en vivo distan en mucho de lo que es una transmisión televisada… el oír a la gente vitorear, el oír las explicaciones que los padres dan a sus hijos, el ver la marcialidad de los cadetes, de los soldados, la fiereza en los rostros de algunos de ellos. La rigidez de sus cuerpos, lo bien cuidado de sus caballos, lo pulido de su calzado, en fin, son tantos detalles que no te los acabaría de nombrar.


Aunque iban a paso lento, no daba tiempo para hacer las suficientes fotografías, los primeros planos que pensaba, como quiera en una de las fotos que ahora estás viendo alcanzarás a ver la urna en donde van los cuatro cráneos…me puse “chinito” cuado lo vi y ahora que te lo cuento… de ese tamaño es mi fervor por la historia que es tan tuya como mía y que no acabamos de entenderla por completo… pero en eso seguiremos.


Recuerdo hace muchos años, 34 para ser precisos, 4 de julio de 1976 año en el que era aun radioaficionado, no de banda civil sino de aquellos magníficos Zenith Transoceánicos en donde podías oír estaciones de distintos países, ese día oí desde Washington la transmisión por The Voice of America de la ceremonia de su bicentenario, hasta escribí para que me mandaran una calcomanía con el logotipo, hasta me aprendí la difícil ortografía en inglés de bicentenario: Bicentennial.


Lo anterior me sucedió aquí, en Salamanca. En cambio para el 14 de julio de 1989, hace 21 años, estaba en una de mis tantas “tiradas a perder” esta vez por Zihuatanejo y, casualidades de la vida, el amigo con el que llegué era descendiente de franceses, y tenía la radio puesta en Radio Francia Internacional y pudimos oír la ceremonia del bicentenario de la toma de la Bastilla, hasta recuerdo que esa vez me encontré una piedra que parecía un obelisco y en mi elucubrar pensé que era el recuerdo del Bicentenaire de la révolution Française.


Todo esto lo traigo a colación en el día de hoy como complemento a las fotos de ese memorable día del traslado de los restos para su estudio y clasificación…pero sobre todo para darme (nos) cuenta de que estamos a un mes del festejo del Bicentenario y nada, absolutamente nada se siente en el aire… mi artículo sobre las monedas del Bicentenario está por llegar a los trescientos comentarios y como a las 10mil visitas, lo cual es muy reconfortante, pero no es lo que yo busco… en mi idealizado mundo pensé que habría grandes festejos, desfiles, arcos triunfales, construcciones monumentales… aquí en el estado de Guanajuato, hace cien años, a consecuencia del Centenario se construyeron los kioscos de todos los jardines de las cabeceras municipales, se colocaron placas conmemorativas y hoy, a un mes de iniciar el Bicentenario yo no veo nada, no siento nada especial en el humor y amor colectivo.


Te dejo las fotos, mi recuerdo de un evento que seguramente ocupará no una página sino apenas un renglón (si bien le va) de lo que fueron las celebraciones del Bicentenario en este… triste… 2010.





















2 comentarios:

  1. Bien dices que "no se siente en el aire" ningún ánimo por el Bicentenario, en cambio lo que si se siente y se respira es el coraje y la impotencia de la población. Eso si se "ve y se siente", como el "menudo" que ha sido recalentado varias veces.

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  2. Tristemente estamos celebrando el bicentenario y el centenario con " la guerra contra el narcotrafico", esta visto que nos gusta "festejar" oficialmente cada 100 años.

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