jueves, 4 de diciembre de 2014

La fiesta luego de la Conquista y sus consecuencias: Las primeras mujeres españolas en México.

   Cuando nuestro interés es la Historia de México en el momento en que cae en nuestras manos y "descubrimos" (o re-descubrimos) el más grande de los libros que sobre la Historia de México se ha escrito, el de "a través de los siglos", el engolosinamiento que podemos tener al ir pasando y repasando cada uno de sus capítulos es tal, que encontramos episodios casi escondido, casi guardados celosamente, o que habían pasado casi inadvertidos, damos con esto que ahora comparto contigo. Sabemos bien que el 13 de agosto de 1521 fue la caída de Tenochtitlan, que luego vino la reconstrucción de la ciudad, lo primero fue reparar el acueducto que llevaba el agua potable desde Chapultepec, luego vendría el levantamiento de las casas al modo español, para ello los conquistadores se fueron a Coyoacán. Y estando allá se organizó una fiesta para celebrar ese triunfo y para bajar el estress ocasionado por el repartimiento del botín. Veamos:

   "Quizá por ganarse aquellos ánimos o porque realmente Cortés quisiera dar un convite a sus tropas, preparose una gran fiesta en Coyoacan y fueron invitados a comer todos los soldados y todos los jefes. Por esos días había llegado de España un buque con muchas barricas de vino, y la abundancia del licor y la mala disposición de los ánimos, fueron parte a que en aquel convite hubiera reinado un gran desorden, que estuvo a punto de convertirse en una sublevación que se hubieran encendido más los disgustos y las predisposiciones de la tropa contra Cortés y que el reparto del botín se hiciera más difícil.

   "Fundidos los despojos del oro en la conquista de México, resultaron ciento treinta mil castellanos, siendo el quinto del rey veintiséis mil, fuera de las perlas, piedras preciosas, vajillas de oro y plata, telas bordadas de plumas y otras muchas piezas, que por ser demasiado curiosas o por el alto precio que representaban, separó Cortés con consentimiento de los soldados, para hacer con ella un regalo digno al monarca español. Como la cantidad de oro que debía repartirse entre los soldados era pequeña relativamente, pues vendrían a tocar unos cien pesos a los hombres de caballería y menor parte a los infantes y ballesteros, Cortés vacilaba en hacer el reparto. Aconsejábanle fray Bartolomé de Olmedo, Alonso de Ávila, Pedro de Alvarado y algunos otros capitanes que cuidase de proveer con aquella suma a los que habían quedado inválidos por causa de la guerra, aplazándose para más adelante el premio y parte de los demás; pero Cortés no quiso resolverse por ese extremo.

   "En el convite que Cortés dio en Coyoacan a sus tropas, muchos soldados se embriagaron, produciéndose en palabras que tenían más de delirios de gente ignorante que ofensas a la Divinidad: quien quería tener todos los arreos de la montura con adornos de oro y de piedras preciosas, quien una armadura riquísima, cincelada y repujada como los que usaban los reyes, y no faltó ballestero que hubiera prometido que todos los proyectiles de su arma serían de plata. Después de la comida, con las pocas mujeres españolas que había en el ejército, bailaron los soldados sin despojarse de sus armaduras, lo cual movía gran risa entre sus compañeros, y quizá de esto pasaron a cosas que no hubieran sido bien recibidas en uno de los salones de la corte de Carlos V.

   Llegamos, pues, al punto en donde se dice algo que pocas veces se menciona, cosa en la que no había reparado más allá del nombre de Malinli, Marina, Doña Marina o Malinche: la participación de la mujer en la conquista de México. Al leer lo que aquí comparto, aparece una referencia, en la que se amplían los datos al enumerar a esas mujeres que no era solo Malinche, sino varias más, esas más, de origen español, con lo cual entendemos que durante el episodio de la Conquista de México hubo también mujeres en ese bando:

  "Las mujeres de quienes se tiene noticia que estaban entonces en el ejército, fueron: doña Marina (Malinche) intérprete, mujer que fue después de Juan Jaramillo, capitán de los bergantines en el sitio de México; Beatriz Hernández, mujer de Tomás Ecíjole, italiano, intérprete; Catarina Marquez, mujer de Martín Hernando, herrero, Beatriz Ordaz, mujer de Alonso Hernando, herrero, quemado por la Inquisición en 1528; Francisca Ordaz, Elvira Hernández, Beatriz Hernández, su hija, María de Vera, Isabel Rodrigo. Estas vinieron con la expedición de Cortés. Beatriz Palacios, mujer de Pedro Escobar; Beatriz Bermúdez de Velasco, mujer de Francisco Olmos; María Estrada, mujer de Pedro Sánchez Farfán, que fue después a poblar a Toluca, y Juana Martín. Estas vinieron con la expedición de Pánfilo Narváez. Habría quizá otras, pero sus nombres no han llegado hasta nosotros, ni los menciona Orozco y Berra, de quien son tomados estos datos". (1)

  Y sí, en efecto, a una de ellas se le recuerda y, además, se le levantó un monumento, en Guadalajara.

Fuente:

1.- Riva Palacio, Vicente. México a través de los siglos. Tomo IV. Editorial Cumbre, México, 1987. pp.19-22

1 comentario:

  1. Leo siempre su blog. Esta entrada me recordó el mismo pasaje que refiere Gary Jennings en su novela Azteca. Gracias por mantener viva la memoria del gran país que es México. Saludos desde Honduras.

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