miércoles, 10 de diciembre de 2014

Tableros Novohispanos: El detalle barroco de los templos mexicanos.

   Partiendo del concepto acuñado por Goethe, en el que dice que "sólo vemos lo que conocemos" y tratando de ir un poco más allá de sólo ver y mejor entender. Al observar los muchos templos barrocos que hay, no sólo en la ciudad de México sino en todas las que fueran las ciudades levantadas en tiempos en el que el estilo barroco predominaba, y las abundancias de la minería, el comercio y otras actividades, se concentraban en pocas manos que, ante el temor de padecer los tormentos infinitos de las llamas del purgatorio, construían templos y conventos, dejaban cuantiosas heredades a los monasterios para seguir difundiendo más y más el culto a la "verdadera religión", como se le decía a la católica. Se llegaba a la exageración (que no era vista como tal) de dejar asentado en su testamento cosas como "que se me canten cinco mil misas", que fue el caso ocurrido con lo estipulado en el de Hernán Cortés.

    Así pues, agolpado con montones de ideas en la cabeza, salgo a la calle, veo, analizo, enfoco y disparo... disparo el obturador concentrándome en la parte central de la fachada principal de magnífico templo barroco, (en algunos también hay en los laterales) y están allí: los tableros. Yo digo que son tableros novohispanos porque, (recordando lo dicho por Goethe) son los que conozco, pero seguramente en Europa hay soberbios ejemplos. Y leo uno de los siempre interesantes textos del Arquitecto Tenorio:

   "El barroco es un estilo esencialmente escultural, siendo imposible separar la arquitectura de su ornamento escultórico, ya que emplea la escultura en forma de relieve o en estatuas para ornato de los edificios. El apogeo del arte barroco en la arquitectura religiosa de la Nueva España se da entre 1730 y 1781, época en que el estado social es plenamente próspero, dado por el gobierno de magnánimos virreyes como Bucareli o el primer conde de Revillagigedo y arzobispos como Lorenzana; las minas de plata producen fortunas fabulosas como las de Borda en Taxco, los condes de Regla, y la Valenciana en Guanajuato; la hacienda está en pleno apogeo, con sus latifundios como camino para la agricultura. La iglesia es rica como nunca; los caballeros ostentosos y manirrotos, colman de riquezas a los templos o los edifican por completo de nuevo. Los retablos se decoran minuciosamente, sin dejar un espacio libre por el horror al vacío que caracteriza este estilo, y en Nueva España parece que el espíritu del viejo arte indígena resurgiera; no podemos olvidar un Mitla, por ejemplo". (1)

   Pero, de pronto, en ese arrebato desquiciante que es el barroco, aparecen portentos, como este que ahora vemos, en el que, en lugar del tablero, hay un nicho central en el que se entroniza una imagen mariana hecha en ónix o alabastro o tecali, como prefiramos llamarlo.

   Sobre el estilo barroco ya habíamos hablado y hecho una descripción gráfica, además del texto, en donde vimos los distintos tipos de barroco, los puedes ver aquí. Y encuentro en la red un trabajo excepcional que nos deja ver en una forma más gráfica aun, lo que es el estilo barroco que floreció en la Nueva España que no es otra cosa, la Nueva España, que eso que conocemos ahora por México, te recomiendo verlo, analizarlo y disfrutarlo aquí.








  Nota Buona: Hoy, 10 de diciembre de 2014, día de Nuestra Señora de Loreto (el tablero que vemos corresponde a la escena de la Traslación de la Casa, en la que aparece esa advocación mariana), pues hoy, en El Bable llegamos a los 4 millones de visitas. 











Fuente:

1.- Tenorio Gnecco, César. Características del barroco novohispano. Sitio electrónico ArtText.

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