miércoles, 29 de agosto de 2018

De las propiedades de los De la Cruz Saravia en Villagrán

   Quienes conozcan el libro de Ariane Baroni Boissinas, La formación de la estructura agraria en el Bajío colonial, CIESAS, México, 1990; les serán familiares los nombres Juan, Diego, Manuel y Francisco de la Cruz Saravia. Lo que ella descubre en los archivos históricos es la relación de propiedades que esta familia tenía en el último cuarto del siglo XVII. De lo que ella publica lo retoma John Tutino en su Creando un nuevo mundo: Los orígenes del capitalismo en el Bajío. FCE. México, 2016. También lo relaciona la señora Paula Ramírez Gasca, pero ella no da la fuente, sin embargo es más que claro que consultó la obra de Baroni.

   También don Isauro Rionda Arreguín abordó, aunque ligeramente y enfocando su estudio a los jesuitas, cuando hace mención del Colegio que la Sociedad (SJ) o padres de La Compañía establecido en Celaya, toca el tema de los De la Cruz Saravia, ya que ellos fueron los mecenas para fundar el mencionado colegio y les son otorgadas, entre otra, tres de las haciendas que la familia tenía en el actual municipio de Valle de Santiago. El referido libro se llama La Compañía de Jesús en la Provincia Guanajuatense 1590-17677. Universidad de Guanajuato, 1996.

  Ni recuerdo queda de la acaudalada familia, a pesar de que llegaron a ser los más acaudalados del Bajío en el siglo XVII, la única huella que sobrevive es una comunidad rural llamada justamente Saravia, antes se le conoció como El Molino de Saravia, allí, entre otros tantos personajes, comió el emperador Maximiliano el 25 de agosto de 1864, allí ocurrió, en tiempos de la expulsión de los jesuitas (1769) un curioso experimento de Jean Baptiste La Chape, equiparable a aquel célebre episodio de Benjamín Franklin y la llave amarrada al cordel de su cometa. Allí estuvieron acantonados los Liberales cuando dio inicio la Guerra de la Reforma, luego estarían Villistas, Carrancistas, Obregonistas, en tiempos de la Revolución.

   Con todo este montón de cosas te darás cuenta de la importancia histórica del lugar. Y hay algo más, que, aunado a aquello que recién vimos del herido de molino que pertenecía a la misma familia De la Cruz Saravia, vemos todos estos vestigios del manejo de agua que se desarrolló con maestría en del siglo XVII al XIX y primera mitad del XX, pues por esas meras tierras que fueron de la dicha familia, pasa el Canal de Coria, una especie de "joya de la corona" de la hidráulica mexicana.

   Este es el Canal de Coria, lo que vemos es la ventosa o alcantarilla que hace caer el caudal del canal a un túnel que pasa por debajo del río La Laja.

  ...y, al fondo, en el horizonte, dominando todo el Bajío, el soberbio Culiacán, "cono pefrecto", según lo definió Humboldt.



 Y otra joya que, al estar un poco escondida, no es del todo visible, menos aun, visitada, es el punte que la acaudalada familia en algún momento del XVIII construyó sobre el arroyo Hondo y que bien vale la pena estudiar pues, sigue entero, de pie y funcionando, a pesar de los varios siglos que carga entre sus pierdas.


Para leer más sobre la familia De la Cruz Saravia, entra aquí.
Para leer más sobre Le Chappé, aquí.
Para conocer la ex hacienda Molino de Saravia, entra aquí.


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