Leer los Informes de Gobierno de los distintos Presidentes de la República es cosa aburrida, seguramente dirás, pero, una vez que inicias la (poco) amena lectura, te vas dando cuenta de que allí se encierra más información de la que seguramente esperabas encontrar. Es cosa de ser paciente, muy paciente y continuar leyendo a pesar de que te topes con frases como "Cuidémonos de la ambición y envidia de los zaratustras. Ganó México. Ganamos todos". Pronunciada, por cierto, por López Portillo en su Informe de 1970 - él fue presidente de 1976 a 1982-.
El título que hoy decidí poner al artículo lo hago porque recuerdo que antes, en tiempos del presidente De la Madrid (1982-1988), se decía constantemente "la deuda eterna", parafraseando o pensando, o jugueteando con el concepto de la deuda externa con la que muchos crecimos y, en su momento, padecimos. Claro está que, luego de pasar una devaluación de 12.50 a 25.00 (tiempos de LEA, es decir, Luis Echeverría 1970-1976), y entrar en peores arenas movedizas en las que, más que "administrar la abundancia", tuvimos que aprender a administrar la sobrevivencia, y de defender el peso como un perro -JoLoPo dixit- y vivir como un perro -mi experiencia-, entiendo [hasta] ahora la razón de esos acontecimientos y el uso (excesivo) del término: "deuda externa".
En éste orden de ideas nos introducimos en el (poco) apasionante tema de los Informes Presidenciales para darnos cuenta de cual fue (es) nuestra realidad. Comenzamos con el Gral. Lázaro Cárdenas en su Primer Informe, dado el 1 de septiembre de 1935 en el cual dice:
"El 2 de enero se entregó al Gobierno de los Estados Unidos la suma de Dls 500,000.00, importe de la anualidad correspondiente según el convenio, para el pago global de las reclamaciones norteamericanas por los daños causados por la Revolución".
Las nacionalizaciones y expropiaciones de Cárdenas llevaban ya 10 años de haberse consumado, no así sus consecuencias, era ahora Ávila Camacho quien gobernaba al país, además eran tiempos de la II Guerra, y él, Ávila Camacho, lo decía así en su Informe del año 1945:
"Se halla al corriente nuestros pagos a Estados Unidos, Francia e Inglaterra, por reclamaciones de sus nacionales de daños sufridos durante la Revolución".
Todos recuerdan, algunos celebran, el 20 de noviembre como inicio de la Revolución, pocos saben cuándo concluyó, como quiera, el festejo está allí. De 1910 -el inicio- a esto que dijo Ávila Camacho, habían pasado 35 años y, las consecuencias, seguían...
Pero la deuda externa no solo era derivada de las indemnizaciones relacionadas a los daños ocurridos durante la Revolución, incluían también los relacionados a las expropiaciones del petróleo. De esto da cuenta el presidente Miguel Alemán en su tercer Informe de Gobierno el 1 de septiembre de 1949, en el cual dijo que "el diez y ocho de septiembre próximo, se cubrirá la segunda anualidad de ocho millones seiscientos ochenta y nueve mil dólares, como pago de las compañías petroleras inglesas cuyos bienes fueron expropiados, y el diez y nueve de noviembre entrante se pagarán dos y medio millones de dólares en cumplimiento de los convenios de liquidar los daños causados a extranjeros por la Revolución".
De todo lo que leí, en los informes subsecuentes, no recuerdo haber encontrado referencia al año en que esa deuda finalmente fue salada. Pero de que se hizo y con mucho sacrificio de eso no hay duda.
Aclaro que solo leí hasta el sexto informe de Echeverría, los de López Portillo los dejo para mejor ocasión pues son unas auténticas obras maestras en redacción y sintaxis.
En estas dos fotografías vemos al ministro de Relaciones Exteriores durante la presidencia de Lázaro Cárdenas, al ingeniero y general don Eduardo T. Hay, entregando los cheques correspondientes a las indeminizaciones por daños ocurridos a ciudadanos franceses e italianos durante la Revolución.
Fuente:
En este y en todos los artículos que he publicado en los que hago referencias a los Informes Presidenciales, siempre los he podio leer en el sitio que los tiene todos disponibles: 500 años de México en documentos.
gracias
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