domingo, 6 de marzo de 2011

Donde la bifurcación del Camino Real de Tierra Adentro se vuelve a juntar

Si te gusta viajar, realmente viajar, desconectarte de tu rutina, de tu cotidianidad y cambiar de entorno y meterte en él y comerte con los ojos todos los paisajes que se te vienen presentando y disfrutas aun las caídas, las sudadas, incluso las pérdidas de ruta, entonces eres de los míos y entenderás muy bien cual es la intención de éste artículo. Para entender mejor todo el concepto que engloba el Camino Real de Tierra Adentro es necesario, además de estar inmersos en la historia de México cuando se llamaba Nueva España, tener un poco más allá de nociones de geografía, por un poco más allá quiero decir, mejor adéntrate en la geografía antes de iniciar el recorrido y lo disfrutarás aun más.

Entrar en el estado de Zacatecas es en verdad un agasajo visual, la coloración cambia, todo se vuelve en tonos ocres que le dan el color perfecto a la idea del arte y la vida colonial, estamos pues, en el punto donde comienzan a confluir las bifurcaciones que comenzaron en San Miguel el Grande. Vemos a Ojuelos y Pinos del lado oriente, a Aguascalientes y Pabellón del lado poniente. Nosotros, es decir, aquí en El Bable, vamos por el camino del poniente, los que ves con puntos amarillos son los ya nombrados Patrimonio, los que ves en puntos rojos son los que deberían estar dentro del Patrimonio.

Si no has andado por esos rumbos del sur de Zacatecas te comento que entre Luis Moya (lo que se llamaba San Francisco de los Adame), y Ojocaliente hay grandes viñedos, una buena cantidad de kilómetros de vides se ven por la ahora Carretera 45 que fue en su momento el Camino Real, eso que ves cafecito en la foto son las vides en la dulce espera de la primavera para reverdecer y dar su generoso fruto.

Antes de Ojocaliente está la desviación hacia San Pedro Piedra Gorda, eso ya lo vimos ayer, ahora vamos más al norte de Ojocaliente y nos vamos adentrando al Camino Real que venía desde Pinos y Ojuelos. Aun se sigue viendo la vastedad de ese valle y el lomerío que más adelante se volverá la Sierra Madre Oriental.

Comenzamos a ver el cambio de vegetación, como que nos vamos adentrando al altiplano potosino, las yucas son cada vez más notorias, sin embargo lo que abunda por allí son los nopales, de los que dan las tunas grandes, las hay blancas y rojas, en ocasiones son mejores las unas o las otras, todo es cosa de preguntar y eso de que te alteran la digestión es leyenda, al final eliminas todo, claro no la facilidad habitual, pero lo eliminas al fin. (Por si no fui claro te diré que las tunas tienen muchas semillas muy sólidas que ni el estómago más poderoso podrá deshacer).

Creo que el lugar estratégico para dormir es en Ojocaliente, la población es más bien chica, tranquila, hay todos los servicios y estas muy cerca de lugares excepcionales: haciendas, templos y entorno natural. La fotografía la tomé entre Ojocaliente y la Ex hacienda de Carro, por cierto, ahora te diré algo que debes tener muy en cuenta cuando hagas estos recorridos por el Camino Real.

La gran mayoría de las poblaciones, al igual que todo en esta vida que tiene, precisamente, vida; van cambiando a lo largo de los años, van creciendo en su población, otras más bien decrecen y sucede que se le cambia el nombre al poblado. Ayer te contaba de que yo buscaba San Pedro Piedra Gorda y resultó ser que oficialmente se llama Cuauhtémoc. Igual sucede con la Hacienda de Carro, una auténtica potencia en el siglo XVII y XVIII, propiedad del Conde de Valparaiso, que ahora no se le conoce más por ese nombre, sino que se llama Villa González Ortega, aunque todo mundo se refiere como Villa González o el González a secas.

Ahora lo que vemos es la intercesión de los caminos, el que va de Ojocaliente a González Ortega (Hacienda de Carro); con el que continúa a Estancia de Ánimas, sitios en donde hay una buena cantidad de cosa que ver, solo que, esta vez yo te llevaré a ver algo que tus ojos no darán crédito de ver, algo excepcional, uno de los templos más bellos que hay en todo el país, aunque la lista de esas bellezas cada vez se me agranda más, pero lo que vi en la Hacienda de Carro es en verdad excepcional.

Dicen que los viajes se disfrutan en tres etapas: cuando los planeas, cuando los haces y cuando los cuentas... no tienes una idea como estoy disfrutando contigo este viaje... ya llegó la combi... vámonos!


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